-La Familia es la base fundamental para darle cohesión a la estructura social, y más en el ámbito educativo, en donde a lo largo de esta pandemia ha trabajado de manera solidaria con los docentes en la formación de niños y jóvenes en los procesos de enseñanza aprendizaje.
Ante la pandemia de salud que aún tenemos en México y que ha alterado de manera significativa otros campos de la sociedad, la educación inclusiva en estos momentos se ha convertido en un tema mucho más prioritario, ya que nadie puede ser ajeno a la situación de algunos estudiantes que han tenido que desafiliarse del entorno educativo.
Más de 5 millones de estudiantes se han desafiliado del sistema educativo nacional por diferentes circunstancias, y que hoy todos nos debemos preguntar en dónde están, qué están haciendo y cómo se encuentran a 14 meses de la pandemia de salud, señaló Rodolfo Cruz Vadillo, catedrático del Decanato de Artes y Humanidades de la UPAEP.
Dijo que es importante comprender que la educación no resuelve todo, porque la realidad es que mediante la educación podemos resolver algunas problemáticas de la sociedad, pero la educación tiene sus límites, es decir, pareciera que la educación condensa muchos de los elementos que nosotros necesitamos en la estructura social, que se repliquen, que estén presentes y que nos posibiliten un cierto estado de bienestar, de poder estar, de ser y estar en el mundo.
Por lo tanto, señaló que ante el nuevo escenario, pareciera que la educación inclusiva en donde se habla de la nueva educación especial, estaríamos hablando de una educación excluyente, porque hay que recordar que la educación especial era para estudiantes con algún tipo de discapacidad, era un grupo muy específico con ciertas características particulares.
Dijo que se tiene que pensar en que la educación inclusiva es un principio, de una escuela para todos, es un principio comprensivo porque en la medida en que la persona se sienta incluida, de formar parte de ese discurso, invita a pensar de manera conjunta con el otro, pero lamentablemente la traducción de estas políticas de la educación inclusiva, simplemente han simplificado a la idea de dirigirse a grupos vulnerables y esto ha significado una tarea difícil para comprenderla y aplicarla correctamente.
Subrayó que el gran reto para toda la sociedad es cómo se puede contribuir para que todas las personas puedan acceder a la educación, con igualdad y equidad, de contar con un principio de “justicia educativa, un principio de justicia curricular, que aborden este tema de la igualdad y de la equidad, de una manera seria”, de ahí sería un punto de partida para establecer políticas públicas viables para de esta forma, contribuir al bien común de todas las personas.
En su intervención, Paulina Iturbide Fernández, catedrática del Decanato de Artes y Humanidades de la UPAEP, manifestó que es necesario que esta educación inclusiva responda a cada una de las necesidades y características que cada estudiante tiene en nuestro país, tanto en educación básica como media superior y superior.
Asimismo, enfatizó que es importante garantizar una participación plena y efectiva en las escuelas y en la sociedad ante una realidad tan compleja como en la que nos encontramos actualmente.
Iturbide Fernández, indicó que las instituciones, autoridades y todas aquellas personas que están en condiciones de escuchar a aquellas personas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad o con una limitante física para poder asistir a la escuela, sean escuchadas y atendidas de manera digna y respetuosa, porque de esta manera se podrá atenderlos mejor y evitar que abandonen las escuelas, continuar con los procesos de aprendizaje y formación que puedan recibir con igualdad y equidad.
Para Verónica Santana Valencia, también catedrática e investigadora del Decanato de Artes y Humanidades de la UPAEP, dijo que para poder hablar de un proceso inclusivo en el ámbito educativo, no se puede perder de vista a las familias, porque hoy en la pandemia que atraviesa nuestro país y el mundo en general, ha quedado demostrada la importancia que tiene la familia en los diferentes roles sociales, principalmente en el educativo, en donde todos debemos ser solidarios en este proceso.
Enfatizó que es importante reconocer en estos momentos las fortalezas de la familia, de reconocer el potencial que tiene y sobre todo, los profesionales de la educación, establecer puentes de colaboración mediante los cuales se puedan llevar adelante procesos inclusivos, a través de la comunicación e información, así como buscar acercar a esas personas que están experimentando ciertos problemas en estos momentos de pandemia.
Dijo que la educación inclusiva no puede mirarse en el entorno si no se trabaja desde el hogar, no puede entenderse si no se ejerce desde la casa, es un proceso complejo que en estos momentos muchas familias lo están padeciendo de diferentes maneras.
Santana Valencia, puntualizó que contar con el apoyo de la familia es esencial, y por ello, es importante trabajar con los padres de familia, acompañarlos y ver cómo se pueden ayudar a todas estas familias que presentan alguna situación de vulnerabilidad.
Acotó que es importante trabajar con las familias desde tres bases esenciales, ayudarlos y colaborar con ellas; priorizar esa participación, no sólo a través del diálogo o que van a ser parte del proceso, sino que sea esta participación de manera activa, conociendo sus fortalezas y entendiendo el lenguaje con el que se comunican y ayudarlas en ese proceso.
De estas acciones, es como se podría comenzar a establecer un proceso inclusivo desde las diferentes trincheras y para ello los docentes son esenciales, porque entienden y comprenden cómo lograr la inclusión de estas personas.
Por último, dijo que los “docentes y las familias son socios” en este proceso de enseñanza aprendizaje, y más cuando se trata de personas que tienen alguna discapacidad que les limita su proceso educativo, ahí se puede observar ese proceso colaborativo de docentes y familias para beneficio de las personas que quieren seguir con su formación educativa.