EN LAS NUBES. La Primera Lágrima

Carlos Ravelo Galindo, afirma:

Tras ser expulsados Adán y Eva del jardín del Edén,  Dios  vio su arrepentimiento y les dijo:

-¡ Pobres hijos míos!

Los he castigado por su falta y los he expulsado del jardín del Edén, donde habrían vivido felices y sin preocupaciones.

Ahora van a conocer un mundo lleno de dolor y  de dificultades.

Sin embargo, quiero que sepan que mi amor hacia ustedes nunca desaparecerá. Por eso he decidido regalarles está Perla inestimable de mi tesoro celestial.

Es una lágrima.

Cada vez que la aflicción  los invada, cada vez que  sientan el corazón oprimido y el alma presa de la angustia, esa minúscula lágrima  subirá a los ojos y su carga pesada será así aligerada.

Tales palabras llenaron de tristeza Adán y Eva.

Entonces las lágrimas subieron a sus ojos y de inmediato resbalaron por sus mejillas y cayeron al suelo.

Fueron esas lágrimas las primeras que regaron la tierra.

Adán y Eva las transmitieron como preciada herencia a sus hijos.

Desde entonces, cuando un ser humano siente el corazón oprimido y el alma angustiada, las lágrimas suben a los ojos y se esfuma su tristeza.

De vez en cuando, todos damos consejos a las personas que nos rodean. A medida que envejecemos, tenemos más y más consejos que dar basados en nuestra propia experiencia.

Pero la forma en que damos consejos puede ser bastante diferente, según nuestra personalidad y cómo nos gusta resolver nuestros propios problemas.

En esos tiempos, nadie como Buda comprendía el sufrimiento humano, que desarrolló la benevolencia y la compasión.

Entre sus primos, se encontraba Desvadatta, siempre celoso del maestro y se había empeñado en desacreditarlo e incluso estaba dispuesto a matarlo.

Cierto día que Buda paseaba tranquilamente, Desvadatta, le arrojó una pesada piedra desde la cima de una colina, con la intención  de acabar con su vida.

Sin embargo, la piedra cayó al lado de Buda y Desvadatta no pudo conseguir su objetivo. Buda se dio cuenta de lo sucedido y permaneció en calma y sin perder la sonrisa de los labios.

Pasaron los días y Buda se encontró a su primo y lo saludó afectuosamente.

Muy sorprendido, Desdavatta le preguntó: – ¿Acaso no estás enojado conmigo? – No, por qué debería de estarlo.

Desvadatta, asombrado por la respuesta, replicó: – Creo que sabes bien el por qué

Y Buda le respondió:

– Querido Desvadatta ni tú eres ya ese hombre que arrojó la roca, ni yo soy ya aquel que estaba allí cuando me fue arrojada.

Y del abuelo

El niñito miraba al abuelo escribir una carta. En un momento

dado le preguntó: – ¿Abuelo, estás escribiendo una historia que nos pasó a los dos? ¿Es, por casualidad, una historia sobre mí? El abuelo dejó de escribir, sonrió y le dijo al nieto:

– Estoy escribiendo sobre ti, es cierto. Sin embargo, más importante que las palabras, es el lápiz que estoy usando.

Me gustaría que tú fueses como él cuando crezcas.  El nieto miró el lápiz intrigado, y no vio nada de especial en él, y preguntó:

– ¿Qué tiene de particular ese lápiz?

El abuelo le respondió: – Todo depende del modo en que mires las cosas.

Hay en él cinco cualidades que, si consigues mantenerlas, harán siempre de ti una persona en paz con el mundo.

Primera cualidad:

Puedes hacer grandes cosas, pero no olvides nunca que existe una mano que guía tus pasos. Esta mano la llamamos Dios y Él siempre te conducirá en dirección a su voluntad.

Segunda cualidad:

De vez en cuando necesitas dejar lo que estás escribiendo y usar el sacapuntas. Eso hace que el lápiz sufra un poco, pero al final, estará más afilado. Por lo tanto, debes ser capaz de soportar algunos dolores, porque te harán mejor persona.

Tercera cualidad:

El lápiz siempre permite que usemos una goma para borrar aquello que está mal. Entiende que corregir algo que hemos hecho no es necesariamente algo malo.

Es aprender a saber que nosotros no somos perfectos, y nos equivocamos.

Cuarta cualidad:

Lo que realmente importa en el lápiz no es la madera ni su forma exterior, sino el grafito que hay dentro. Por lo tanto, cuida siempre de lo que sucede en tu interior.

Quinta cualidad:

Siempre deja una marca.

De la misma manera, has de saber que todo lo que hagas en la vida, dejará trazos. Por eso intenta ser consciente de cada cosa que hagas.

craveloygalindo@gmail.com