Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Se nos grabó la frase que recordó el ejecutivo esta mañanera y la repito. No tiene desperdicio:
“Que se acuerden de Roosevelt y de sus 4 libertades:
De palabra. De creencias, para vivir libres de temores, para vivir libres de miseria, esos fundamentos fueron lugar a la creación de la ONU, libertad de palabra”.
Y una frase de Massimo Ravelo Peralta, un joven yucateco nieto nuestro sobre el “fusilamiento” en “San José de Gracia”, michoacán, tampoco tiene desperdicio:
“Y los muertos que buscais, gozan de cabal salud”.
Tan tan.
Al final, la muerte de Cuauhtémoc, el aguila que cae.
Terminó febrero loco y empieza marzo, otro poco, y para no entrar en polémicas, mejor les platicamos lo que a su vez nos envía la escritora y poeta jaliscience, doctor Rosa Chávez Cárdenas, a quien con respeto y cariño llamamos Lechucita.
Hace referencia a Te doy mujer y no servía…
¡Estimado Sr Buho:
Mi nieta que desde niña era muy pensante, cuando su mamá la llevó a la doctrina para que le dieran el pase para la primera comunión, después de unas clases la maestra le dijo a mi hermana:
Señora no me traiga a la niña, yo le doy el pase, me alborota a los niños con sus preguntas.
Por ejemplo. Como es eso de que solo había Adán y Eva, luego Caín mató a su hermano Abel.
¿Entonces su mamá tuvo hijos con Abel?
La maestra no supo ni que contestarle.
La niña creció muy pensante lógica matemática, además de los estudios en escuela personalizada, también practicó la gimnasia y compitió en varios torneos.
Hoy en día es bioquímica, trabaja por el medio ambiente
Que tengas buen día y buena semana. Abrazo de Rosa”
Respondemos que también a Bety que esta en su nicho a mis espaldas, le dio mucha risa.
De nuestra cosecha:
Cuando una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles.
No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida.
Estaba cansada de luchar.
Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.
Su papá Chef de profesión, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres recipientes con agua y los colocó sobre fuego. Pronto el agua de cada uno comenzó a hervir.
En uno colocó zanahorias, en otro huevos y en el último preparó café. Los dejó hervir sin decir palabra.
La hija esperó impacientemente, preguntándose que hacía su padre.
A los veinte minutos el padre apagó el fuego.
Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón.
Sacó los huevos y los colocó en otro plato.
Finalmente coló el café.
Miró a su hija y le dijo: “Querida, ¿Qué ves?
–“Zanahorias, huevos y café”.
Fue su respuesta.
La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas.
Luego le pidió tomara un huevo y lo rompiera.
Al sacarle la cáscara, observó el huevo duro.
Y le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.
Humildemente la hija preguntó: ¿Qué significa esto papá? Él le explico que los tres elementos habían enfrentado la misma
adversidad: agua hirviendo.
¡Pero habían reaccionado en forma muy diferente!
La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer.
El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido.
Pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido.
El café sin embargo era único; después de estar en el agua que hirvía.
Los tres habían cambiado el agua.
“¿Cuál eres tú? Le preguntó a su hija.
“Cuando la adversidad llama a tu puerta ¿Cómo respondes? ¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?
¿Eres huevo que comienza con un corazón maleable?
Poseías un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, o un despido, ¿te has vuelto dura y rígida?
¿O eres como el café?
El café cambia el agua hirviente, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor.
Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor
tu reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren….
Y tú, ¿Cuál de los tres eres?
Del Aguila que cae.
El 28 de febrero es aniversario de la muerte de Cuauhtémoc, nos recuerda el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México en el Diario Oficial de la Federación que publica la secretaría de Gobernación y nos envía el abogado Jorge Alberto Ravelo Reyes, al que agradecemos.
“En 1525 Durante la defensa, sitio y rendición de la antigua Ciudad de México-Tenochtitlan, Cuauhtémoc fue el último tlatoani mexica a quien tocó testificar la derrota y el sometimiento de su pueblo por el ejército invasor comandado por Hernán Cortés.
Murió a manos de los conquistadores, el 28 de febrero de 1525. Cuauhtémoc, cuyo nombre náhuatl significa “Águila que desciende” o “Sol en ocaso”, era hijo de Ahuítzotl y Tiacapantzin.
Educado en el arte militar, era un reconocido guerrero y jefe militar del señorío de Tlatelolco.
Desde 1519 se había manifestado contra la actitud conciliadora del tlatoani Moctezuma ante los conquistadores españoles.
Se opuso con las armas a la matanza ocurrida en el Templo Mayor y participó en la batalla de la Noche Triste.
En 1520, a la edad de 25 años, se puso al mando del Imperio mexica tras la muerte del tlatoani Cuitláhuac, fallecido durante la epidemia de viruela que asoló a la población indígena.
Al asumir el mando del imperio mexica se negó a concertar la rendición de su pueblo y dirigió hasta las últimas consecuencias la heroica resistencia mexica.
Cuauhtémoc fue capturado tras la toma de Tlatelolco, acontecimiento que implicó la derrota final del imperio mexica, el 13 de agosto de 1521.
Solicitó a Cortés que le diera muerte, sin rendir formalmente la ciudad.
Cuauhtémoc permaneció prisionero de los españoles y sirvió como intermediario para que los mexicas colaboraran en la reconstrucción de la ciudad.
Por su reticencia a confesar donde se encontraban los tesoros que los conquistadores imaginaban en grandes cantidades, fue torturando con la quema de pies y manos bañados en aceite hirviendo. Cuauhtémoc soportó el suplicio.
En 1525, Cortés emprendió la expedición a las Hibueras, llevando consigo a Cuauhtémoc y a otros nobles mexicas.
Al tener noticia de las acusaciones que señalaban a Cuauhtémoc como instigador de una conspiración contra los españoles, ordenó su ejecución por ahorcamiento, el 28 de febrero de 1525, en Ixcateopan, población del actual Estado de Guerrero.
Día de luto y solemne para la Nación. La Bandera Nacional deberá izarse a media asta.
Es, esta historia oficial, una contribución cultural.
craveloygalindo@gmail.com