-En la XXXI Procesión de Viernes Santo, en la Puerta del Perdón de la Catedral estará colocado el retablo de Flor de Cucharilla elaborado por artesanos del Municipio de Atempan, localizado en la Sierra Norte de Puebla.
En la ciudad de Puebla, como en muchas otras poblaciones de varios estados de nuestro país, la Semana Santa es una celebración importante y muy arraigada en la cultura popular. Una de las tradiciones más destacadas en esta época del año es la realización de retablos y arreglos florales para adornar los altares y las procesiones religiosas.
En particular, los altares del Viernes de Dolores y las celebraciones de la Semana Santa en Puebla son decorados con coronas y figuras trenzadas con la «flor de cucharilla». Esta planta, que en realidad no es una flor sino son las pencas de un pequeño maguey llamado dasylirion acrotriche, es cuidadosamente recolectada en el monte por manos expertas para su posterior utilización en la elaboración de los retablos y arreglos florales.
El retablo de flor de cucharilla que se coloca cada año en la Puerta del Perdón de la Basílica Catedral de Puebla es toda una obra de arte realizada por artesanos del municipio de Atempan, ubicado en la sierra norte del estado. Con la «flor de cucharilla» y las guías, estos hábiles artesanos dan forma a coronas, cruces y figuras que conforman el bello marco que servirá de respaldo a la imagen del Cristo de la Expiración durante la Procesión de Viernes Santo.
Este retablo es un ejemplo de la rica tradición artesanal y religiosa que se vive en Puebla durante la Semana Santa y que atrae a miles de visitantes cada año. La procesión de Viernes Santo, en la que se lleva a cabo la presentación del retablo de flor de cucharilla, es una de las más importantes y emocionantes de la ciudad y se ha convertido en un verdadero símbolo de la fe y la cultura popular en Puebla y en todo el país.
La Procesión de Viernes Santo en Puebla se viste de arte floral y vegetal con la elaboración de arcos y retablos adornados con plantas y flores. Esta tradición se remonta a la cultura mexicana prehispánica, donde los tlaxochime eran los encargados de decorar los templos y palacios con flores y vegetales. Con la llegada de los frailes, esta costumbre se incluyó en la evangelización y se utilizó en la decoración de los atrios y las iglesias. Hoy en día, los especialistas continúan con esta práctica, utilizando técnicas y motivos ornamentales que han pasado de generación en generación.
En la Sierra Norte de Puebla, los arcos y retablos son elaborados con cucharilla, una planta que crece en abundancia en la zona. Los especialistas, conocidos como arqueros, tardan mucho tiempo recolectando la materia prima y cuando regresan a sus comunidades son recibidos con música y comida. Los arcos y retablos son estructurados con troncos de liquidámbar o pino, espacios con bambú, tarro o bejuco, y adornados con flores y vegetales.
Estas obras de arte efímero están dedicadas a las festividades patronales y destacan en las procesiones de Viernes Santo en Puebla. Los arcos y retablos más lujosos son aquellos que utilizan más cucharillas, aunque también se pueden encontrar arcos adornados con frutas y verduras ingeniosamente colocadas, semillas de maíz, frijol, calabaza, guaje y otras varias. La tradición de enflorar los espacios sagrados sigue viva en la cultura mexicana y continúa atrayendo la atención y admiración de locales y turistas.