Llegó el día que hace algunos años jamás se imaginó, pues al cierre del Programa de Resultados Electorales Preliminares del IEE, el PRI se perfilaba a quedar como cuarta fuerza en el estado por primera vez en la historia.
La caída del tricolor no puede ser más dramática y penosa para su historia. Su cosecha de votos es sumamente pobre: Morena: 1,052,944; PAN: 577,857; PVEM: 220,069; PRI: 193,622; PT: 192,872 y MC: 115,824.
Tal es el resultado de entregar el partido a personajes como Néstor Camarillo y los otros personajes que lo acompañan. El mismo Néstor Camarillo que se apoderó de una senaduría a cambio de dejar al partido en los huesos, totalmente destrozado.
El más grande error no fue dejar que Jorge Estefan Chidiac, operador probado, se fuera del PRI, sino que una vez fuera, lo minimizaran. Lo anterior deja una gran lección: en política no minimices, nunca, a nadie.
La “Operación Desfondar al PRI”, a través del Verde Ecologista, funcionó al píe de la letra. Fue precisa, exacta y perfecta. No sólo el PRI se convierte en la cuarta fuerza estatal.
El PVEM tendrá entre 5 y 6 diputados locales. Además, gana cabeceras distritales por primera vez en su historia: Izúcar de Matamoros, Zacapoaxtla, Libres, San Martín Texmelucan.
También cuatro alcaldías importantes. Chietla (en la Mixteca) y Cuetzalan (en la Sierra Norte), entre ellas. Se queda con muchos municipios medianos. y alcanza muchos segundos lugares.
El PRI, máximo, tendrá 2 diputados locales. Nunca había tenido menos de 4. Será quinta o sexta fuerza en el Congreso del estado.
Pierde municipios importantes que gobernaba:
Cuetzalan, Chignahuapan, Zacapoaxtla, Zacatlán, Xicotepec de Juárez, Atempan, San Salvador El Seco, Guadalupe Victoria.
En la competencia por los municipios, hasta Movimiento Ciudadano obtiene más votos totales que el PRI:
PVEM: 263,239; Movimiento Ciudadano: 240,423; PRI: 228,076
No gana ningún distrito local ni federal.
En el Congreso federal, el PRI será quinta fuerza, detrás de Morena, PAN, PVEM y Movimiento Ciudadano.
En resumen: un desastre. El PRI en la ruina. En contraste, el PVEM en ascenso.
Peor: gran parte de los municipios que el PRI logró ganar, lo hizo con candidatos ajenos a Néstor Camarillo o su círculo.
El mismo Néstor Camarillo que deberá enfrentar una seria impugnación por ostentarse como candidato “indígena” al Senado, escandaloso caso no concluido en lo legal.
Una vez que reciba su constancia como “el gran perdedor”, tanto él como su suplente van a ser formalmente denunciados ante el TEPJF.
Si procede, la panista Ana Teresa Aranda podría llegar al Senado. Sí, nadie sabe para quien trabaja.
Como diría el clásico: al tiempo.
El PRI, el partido más odiado y desprestigiado, resultó el peor aliado del panista Eduardo Rivera.
Eduardo Rivera sumó los negativos del PRI a sus negativos.
El PRI le abrió las puertas al crimen organizado (véase el caso Tania “N” y otros). Eduardo Rivera cargó con un lastre llamado PRI. Más que un lastre, una loza. Más que una loza, un cadáver. Sí, ese PRI está muerto, pero nadie le ha avisado.