El lastre de Camarillo

 

La justicia siempre llega, a veces tarda, pero llega. Se estrecha el cerco sobre el usurpador del PRI.

Y es que hace unos días se presentó una tercera demanda en contra de Néstor Camarillo.

¿El motivo? El mismo: se hizo pasar por indígena para obtener una candidatura al Senado. Mintió, falsificó testimonios, compró, usurpó. Y hasta el momento, lo único que ha atinado a hacer, para defenderse, es victimizarse.

Lo cierto, y lo lamentable para el dirigente estatal del fantasmal PRI, es que hay muchas posibilidades de que precisamente la ley, que pretendió burlar con un cinismo brutal, le quite lo que ya cree seguro.

Y es que, al momento, ya son tres demandas, tres, las que se acumulan en Sala Regional de la Ciudad de México del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).

La más reciente, cortesía del ex presidente de la junta auxiliar capitalina La Resurrección, Sabino Leonardo Báez Serrano, y la ciudadana Guadalupe Báez Portada.

Lo que piden, es exactamente lo mismo: que le retiren la constancia de mayoría que lo acredita como senador electo -por primera minoría, tras ser arrollado en las urnas por Morena.

Dicha demanda quedó registrada en la lista de Asuntos en Instrucción de la Sala Regional de la Ciudad de México del TEPJF, bajo el expediente número SCM-JDC-1617/2024.

Báez Serrano y Báez Portada acudieron al TEPJF “a fin de controvertir la determinación […] de entregar la constancia de primera minoría como senador plurinominal a la formula entregada como propietario a Néstor Camarillo Medina (…) con acción afirmativa indígena, la cual no fue debidamente acreditada”.

Particularmente, Báez Serrano señala que se violó la ley “en mi perjuicio”, pues se le negó la candidatura a pesar de que La Resurrección es una comunidad reconocida como indígena dentro del catálogo de localidades del Instituto Nacional De Pueblos Indígenas (INPI).

Néstor Camarillo no es un indígena. Carece de su carácter, de su estirpe, de su nobleza, de su inteligencia. Néstor Camarillo es un farsante, un corrupto que, junto con su patrón, Alejandro Moreno, a quien gusta le llamen “Alito“, se ha servido del partido para enriquecerse a costa de los pocos militantes que quedan.

Néstor Camarillo es el sepulturero del PRI en el estado de Puebla y así será recordado para siempre.

Y más temprano que tarde tendrá que asumir las consecuencias de haber mentido, de haber falsificado documentos, de haber urdido una asamblea hechiza en la comunidad de El Molino, en Zacapoaxtla, para lograr validez a la constancia de adscripción indígena que ostentó ante las autoridades electorales, a quienes timó.

Con esta nueva demanda, como se dijo, ya son tres las presentadas en su contra. Las anteriores, también en manos del magistrado José Luis Ceballos Daza, fueron interpuestas por Raymundo García López, integrante de la asociación indigenista “Serranos Unidos en Resistencia Indígena” (SCM-JIN-55/2024) y por el partido Morena (SCM-JIN-189-2024).

El caso está en tiempo y forma para su debida resolución. Los nuevos senadores rinden protesta hasta el próximo 1 de septiembre. Y para desgracia de Néstor Camarillo, hay gente muy poderosa, tanto a nivel nacional como estatal, sumamente interesada en que el TEPJF emita un fallo ejemplar contra el priista.

Hay, además, una tendencia por parte del máximo tribunal electoral en ese sentido, ante una serie de casos similares al de Camarillo, y se prevé mano dura.

Ya ocurrió hace poco con el ex priista Mario Moreno Arcos, quien, de forma similar que el falso indígena poblano, se hizo pasar por persona de origen afromexicano para usurpar una candidatura por Movimiento Ciudadano al Senado.

El TEPJF determinó que Moreno Arcos mintió y cometió un fraude a la ley. Y dicha candidatura le fue anulada de forma definitiva.

El reloj, ese juez implacable, corre para Néstor Camarillo, quien, según cuentan sus allegados, no duerme ni está tan tranquilo como intenta hacer creer mediante sus insulsos comunicados en los que se hace la víctima.

A ver si de esta también lo salva su socio de negocios, “Alito” Moreno, quien logró perpetuarse en la dirigencia nacional del tricolor hasta 2032, a fin de seguir cumpliendo su acuerdo con Palacio Nacional de hacer todo, y todo es todo, para desaparecer al PRI, el otrora poderosísimo partido de Estado y de gobierno.