- La expansión y profundización del extractivismo pone en riesgo el derecho humano al agua de un creciente número de mexicanos
- Gobiernos y sus dependencias privilegian los intereses de las empresas y priorizan el uso del líquido para los sistemas de producción frente al consumo de la población
Por: * Programa Universitario para la Sustentabilidad
El agua es un elemento fundamental para una existencia humana digna. Por esta razón, en 2010, la Organización de las Naciones Unidas (onu) reconoció el acceso a este bien como un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida. En nuestro país, esta prerrogativa se incorporó a la Constitución Política en 2012, y con ello el Estado mexicano se compromete a garantizar a la población su acceso y disposición para consumo personal y doméstico.
No obstante, la ampliación y profundización del extractivismo en México reduce la posibilidad de acceder a este líquido en cantidad y calidad suficientes.
La instalación y operación de proyectos extractivos, entre los que se cuentan los mineros, hídricos, agroindustriales, inmobiliarios y de infraestructura, provoca múltiples afectaciones al agua, tales como contaminación, desecación de pozos, humedales, ríos, lagos y arroyos, o la sobreexplotación de acuíferos.
Los efectos nocivos del extractivismo en el agua dañan la salud humana, afectan las actividades productivas y exacerban la desigualdad. Además, cada vez es más frecuente observar casos de migración forzada cuando las poblaciones, al no contar con este recurso, deciden abandonar su lugar de origen.