De risa la oposición poblana

 

Es una realidad, Alejandro Armenta gobernará Puebla sin una oposición real. Y es que ni en el Congreso del Estado, ni en las dirigencias partidistas locales ni en los liderazgos de oposición de Puebla, se vislumbra quien le podría poner cara o hacer frente a la próxima administración estatal. Es claro, gobernará Armenta solo y sin contrapesos.

Lo anterior, basta con ver las reuniones privadas que el gobernador electo ha sostenido en los últimos días con los líderes formales o informales de los partidos políticos, y la actitud de éstos, confirma que nada, pero absolutamente nada se puede esperar del PAN, PRI, PRD, Movimiento Ciudadano y PSI en el sexenio que arrancará en diciembre próximo.

Más tardaron en ser aplastados en las urnas que en solicitar una cita con el ganador de las elecciones para ponerse a sus órdenes, disculparse por los agravios proferidos durante las campañas y, con el rabo entre las patas, ofrecer colaboración y apoyo a cambio de clemencia en la revisión de cuentas públicas pendientes, quienes las tienen.

El primero en agachar la cabeza y pedir una reunión con Alejandro Armenta fue el candidato perdedor a la gubernatura Eduardo Rivera Pérez, quien, según relatan testigos, no sólo se desvivió en elogios hacia el gobernador electo, sino que, bajo el consabido argumento de que “fue la calentura de la campaña”, le pidió borrón y cuenta nueva y olvidar las muy serias acusaciones y los adjetivos pasados de tono que le lanzó varias veces, especialmente durante el único debate que sostuvieron.

El dos veces exalcalde ya había hecho lo propio días antes con el gobernador Sergio Salomón, a quien enlodó de forma innecesaria con el caso de Tania “N”, la priista presuntamente vinculada al crimen organizado y el grupo delincuencial “La Barredora”. Pero Lalo, en el colmo del absurdo, ante “su gran amigo” Armenta, la zalamería adquirió tonos ignominiosos, sobre todo viniendo de quien pretende encabezar al partido que se supone es la principal oposición a Morena y a sus gobiernos en el estado.

El mensaje que con esa reunión Rivera Pérez mandó a quienes ingenuamente lo apoyaron, fue de entreguismo. Porque esa no es precisamente la actitud que se espera de un líder firme, que sostiene lo que afirma y que se ha marcado como objetivo servir de verdadero contrapeso al poder.

Peor tantito: se reunió con Armenta Mier el mismo día que las diputadas y los diputados locales del PAN daban la batalla en el Congreso del estado contra la despenalización del aborto.

El mismo sentimiento que seguramente han experimentado Mario Riestra Piña y Jesús Zaldívar Benavides, quienes sospechosamente del excandidato a gobernador sólo han recibido un tibio respaldo en su denuncia por la presunta transferencia de votos de Morena a Fuerza por México, en el caso del primero, y la inhabilitación para ejercer cargos públicos por 15 años, en el caso del segundo.

Lo cierto es que los dirigentes formales o informales de los partidos debieron esperar un poco más -o un mucho más- antes de dar “su brazo a torcer” con el próximo gobernador. Guardar más su distancia. Reinventarse.

Pero no, nada de eso. Ni siquiera han sido capaces de emitir una opinión seria sobre la reforma a la Ley de la Administración Pública que aquel está proponiendo o los primeros cuatro nombramientos de su gabinete.

Y no se sabe si por temor, por desidia, por incapacidad, porque no han salido del shock que implicó el mazazo del 2 de junio o por todo eso junto.

Ahí está el caso del sedicente dirigente “indígena” del PRI, Néstor Camarillo, uno de los primeros “opositores” que salió a felicitar “con afecto” a Alejandro Armenta con motivo de su cumpleaños y quien ha sido el más enfático en ponerse públicamente a sus órdenes.

Y qué decir de presidente del desaparecido PRD, Carlos Martínez, quien corrió a decir a Armenta que “sin duda alguna” será “el mejor gobernador de Puebla de la historia”, mejor incluso que el mismísimo Rafael Moreno Valle.

En el caso de Fernando Morales, dirigente de Movimiento Ciudadano y ex candidato a la gubernatura, tuvo el buen tino de evitar reunirse con Armenta en lo oscurito y este se hizo acompañar de todas las autoridades electas emanadas de ese partido.

Nadie está diciendo que los dirigentes del PAN, PRI, PRD, Movimiento Ciudadano y PSI rompan comunicación con el nuevo gobierno. Sería un error, pero sí es deseable un poco más de dignidad y de respeto a sus militancias y sus votantes, que les sirvieron durante las campañas y que hoy se sienten burlados y engañados.