¿De que se alarman, si son hijos de la misma loba?

Gustavo Monterrubio Alfaro

El escándalo suscitado por el concierto del grupo musical los Alegres del Barranco, en el que como parte del espectáculo, proyectó imágenes de Nemesio Oseguera Cervantes, alias el Mencho, líder del CJNG, se consideraron un homenaje y apología del delito.

Pero, ¿cuál es la sorpresa? El grupo se especializa en los llamados corridos tumbados, con particular atención en el personaje señalado.

Ahora bien, el Auditorio Telmex es la empresa insignia del Corporativo de Empresas Universitarias, que en el 2021 fue renombrada con la rimbombante y kilométrica razón social Coordinación de Entidades Productivas para la Generación de Recursos Complementarios, con la intención de sepultar la corrupción del pasado, para reiniciar la nueva etapa de negocios turbios. Suena bonito, no obstante, la administración sigue siendo opaca y existen fundadas sospechas que las empresas universitarias han sido y son negocios privados, financiados con recursos públicos, del ex capo fugado, Raúl Padilla López y los capitos, aunque Ricardo Villanueva Lomelí, se esfuerce en tratar de convencernos de lo contrario.

El ex cacique convirtió a la segunda universidad del país, sólo en matrícula, porque ocupa los últimos lugares en calidad docente y aportaciones a la ciencia y la tecnología y a la cultura, en una empresa comercial cuya razón social informal es Universidad de Guadalajara, Sociedad Conocida de Ladrones Impunes (UdeG, SC de LI) y sigue funcionando así. Después de que el ex capo di tutti capi se suicidara, el negocio de las llamadas empresas para universitarias le fue encomendado a Tonatiuh Bravo Padilla, pero al parecer, la papa caliente lo quemaba, más de lo que ya está, y decidió deshacerse de ella, o no entregaba cuentas claras a la “Comisión”, así que la mini mafia optó por un títere de fachada, que solape las corruptelas en el manejo del negocio del inmueble e impuso a un tal Missael Robles Robles.

A propósito de cultura, los intelectuales orgánicos o bufones universitarios trataron de convencernos que el concepto cultura es tan laxo que caben en el mismo saco los Alegres del Barranco y la Orquesta Filarmónica de Jalisco, sólo para justificar los negocios que realizaba RPL en el Auditorio Telmex y otros escenarios de la UdeG y ajenos, y que no dudo,  siguen realizando los capitos. Así que, ¿de qué se alarman?

Ya ven cuál es el resultado de querer inventar la realidad, con estúpidas teorías, sólo por defender intereses espurios y hacer de lame suelas para ganarse un carguito, una palmadita en la espalda o un, mañana veo tu caso.

Por otro lado, la mafia que manipula, saquea y prostituye a la institución educativa, carece de calidad moral para cuestionar actos tipificados como apología del delito, porque ella es símbolo, encarna los delitos que se desprenden de los actos que protagoniza, es decir, es un ejemplo de inmoralidad, nepotismo,  corruptelas, asociación delictuosa y enriquecimiento explicable.

Durante la regencia de RPL, la corrupción institucional llegó a niveles orgiásticos y cuando ejerció de gerente general de la  universidad-negocio, siguió la orgía.

Casi todos los capos de la mafia udegeísta provenían de familias humildes, de clase media baja o con problemas económicos por líos familiares y hoy son prósperos empresarios y rancheros millonarios.

Durante el rectorado de RPL, Sergio Zermeño, hermano de Rodolfo Zermeño, del círculo íntimo del capo, estuvo preso por traficar con droga, marihuana, y usaba vehículos oficiales para trasegar con la misma, ignoro si fue liberado o continúa en chirona. No fue el único en el negocio, pero fue el único que, hasta donde sé, fue aprehendido.

En la UdeG, operó una banda de roba autos, principalmente de la unión americana e instaló un taller mecánico fachada, por la Calzada Independencia, cerca del Estadio Jalisco, para remarcar y pintar las unidades robadas, incluso tuvo el descaro de usar el estacionamiento del entonces edificio Cultural y Administrativo, hoy Edificio de Rectoría, como pensión. Los cabecillas de esta banda eran Samuel Romero Valle y Antonio Magallanes. Desde luego que RPL sabía de esto, también del tráfico de estupefacientes, que no sólo Sergio Zermeño realizó, también otros grupos de pistoleros en la nómina de la UdeG y usaban “vehículos oficiales” en el negocio, pero seguramente recibía su parte y hacia la vista gorda.

Yo denuncié a esa banda de ladrones en el programa “La Palabra está en el Aire”, que conducía don Carlos Gómez Partida, en la W Guadalajara, porque entonces disponía de un breve espacio los martes, y dediqué dos emisiones.

Aproveché que por esos días había desplegados en Jalisco agentes federales enviados a combatir el tráfico de autos robados, sospecho que fueron atraídos por la banda universitaria de ladrones, así que en uno de mis comentarios le sugerí a los agentes que no perdieran el tiempo tratando de pescar a ladrones o unidades robadas en las calles, que se dieran una vuelta al estacionamiento del edificio Cultural y Administrativo, que era y es de libre acceso, y encontrarían decenas de autos -llegué a contar cerca de cien-, con placas de diversos estados de la unión americana, seguramente robados.

Ese mismo día los autos fueron movidos del estacionamiento y trasladados al área de ingeniería, hoy CUCEI, pero aquí no quisieron verse involucrados en el escándalo y obligaron a los pillos a sacarlos de allí, después no supe a dónde los llevaron. El taller fue cerrado. Es obvio que la banda fue desarticulada.

Juan José Arreola fue bajado de la camioneta oficial que se le había asignado, porque según los agentes, tenía reporte de robo, tal vez era de los automotores que procesaban en el “taller”, y a Celia Fausto Lizaola, entonces al frente del Sutudeg, le quitaron otra camioneta, por el mismo motivo, aunque ésta no había sido camuflada.

¿Coincidencia o advertencia? En mi opinión, fue un claro mensaje de las autoridades federales a la mafia udegeísta.

Hubo serias sospechas de que el laboratorio de Bioquímica de la entonces Facultad de Medicina, hoy División de Ciencias de la Salud, era usado para procesar drogas.

Los anteriores son ejemplos ilustrativos de las materias en las que son expertos los capos udegeístas, que detentan licenciaturas en robo a mano armada, extorsión y tráfico de estupefacientes, maestrías en artes de la delincuencia, con especialidad en saqueo del presupuesto, doctorados en asociación delictuosa y posdoctorados en complicidades e impunidad.

De esta escuelita egresó Ricardo Villanueva Lomelí, que supuestamente ocupará un cargo en la secretaria de educación federal, para que sea ejemplo para los jóvenes y ponga en práctica su vasta experiencia en las materias señaladas, de las que seguramente es experto.

Si con sujetos como éste y el Cuau, entre otros,  los morenistas pretenden transformar el país, esta nación ya se jodió.

Claro, Claudia Sheinbaum no es culpable de la desinfección de Cuauhtémoc Blanco ni de la prorroga en la continuidad monárquica en los cargos de elección popular, es resultado de la podredumbre que predomina en el poder legislativo, no obstante, la incorporación de lacras a la plantilla de las secretarías que comanda, sí es su responsabilidad.

Que la fiscalía estatal abrió un expediente de oficio para investigar el presunto delito, hasta el número de carpeta divulgó, no significa nada, porque no pasará nada, tan sólo cumplirá con la formalidad inicial, registrar el tema y punto.