David Orozco de Gortari. Reporte del frente

David Orozco de Gortari. Nacido en la Ciudad de México, hizo sus estudios de licenciatura en la Universidad La Salle y obtuvo el título de Ingeniero Mecánico Electricista por la Universidad Nacional Autónoma de México. Entre otras actividades extracurriculares, tomó un curso de metales en la Escuela de Artesanías del INBA.

Profesionalmente se desarrolló en la rama industrial. Participó, entre otros, en el programa OEA-92, para el fomento económico de comunidades indígenas en la Meseta Purépecha, en Michoacán. Participó en el Programa de Formación de Operadores de Maquinaria Agrícola para la preparación de tierras de cultivo y también en el Programa para el Rescate del Patrimonio Cultural y Artístico de los Ferrocarriles Nacionales (antes de su venta).

Actualmente explora el mundo de la literatura como vehículo para expresar inquietudes o reflexionar sobre la vida. Bajo la tutela del maestro Miguel Barroso Hernández, en el Taller de Escritura Creativa Miró; adquiere las herramientas necesarias para narrar sus propias historias.

 

Reporte del frente

 

En un pueblo rural, de Carolina del Norte, nació Joe: el segundo hijo de una familia de emigrantes. Desde niño mostró interés por la fotografía y en la adolescencia fue voluntario para llevar la gaceta de la escuela.

No muchos años después, cuando la conflagración entre Estados Unidos y Vietnam estaba en su apogeo, fue reclutado por el ejército y, tras el breve entrenamiento, lo incorporaron a la infantería. De lo aburrido que era ver pasar las eternas horas en un pueblo donde no sucedía nada, experimentó la emoción y el miedo de marchar a una guerra del otro lado del mundo. Y ni siquiera conocía bien los motivos de aquel conflicto bélico.

Fue un viaje largo y caluroso para todos los soldados, pero con maravillosos cielos estrellados e increíbles amaneceres y puestas de sol en medio del océano. Finalmente desembarcaron en la costa de Da Nang y varios camiones los trasladaron a un campamento que parecía la viva imagen del infierno. Helicópteros llegaban y salían, constantemente. Había heridos, cadáveres cubiertos y tiendas de campaña por todos lados.

A Joe le ordenaron, inmediatamente, que se presentara con el teniente al mando:

—Soldado, leí su expediente y va a servir al país como reportero de guerra en el frente 26. Pase lo que pase, cámara en mano, registrará todo lo que suceda en cada batalla.

—¡Sí, mi teniente! —respondió y haciendo el saludo militar, se retiró.

El pelotón de reporteros estaba integrado por 5 hombres, contando al rudo sargento al mando. En el teatro de operaciones, el frente asignado se ubicaba al pie de una colina, quemada por napalm y la orden era reportar todo lo que acontecía con la artillería. Lo que parecía una misión fácil, porque durante tres días no paso nada, de un momento a otro se convirtió en la boca de un volcán. Llovía fuego de morteros y debían evadir los constantes disparos del enemigo. Con su cámara, sacando la cabeza a ratos de la trinchera donde se hallaba, Joe documentó el horror de la batalla. Por momentos debía disparar con la Browning calibre 50. De pronto, el mundo se le volvió obscuro.

Despertó en el barco hospital USS Sanctuary, de regreso a casa. Había perdido una pierna y estaba vendado por quemaduras en medio cuerpo. Sus compañeros del pelotón no pudieron sobrevivir, pero las cámaras y grabaciones habían llegado al centro de mando. ¡La misión se cumplió!

Joe fue condecorado con una Medalla de Honor. Las imágenes del dolor, en el rostro de los soldados, que captara con su cámara fotográfica, recorren el mundo mostrando las atrocidades reales de aquella guerra.