Cuauhtémoc Merino. Canon o Cómo recuperé la libertad  

 

Cuauhtémoc Merino. Su mamá Chelo le dijo que nació en Cuautla, Morelos, y que es de signo Caprichornio. Dice él que es licenciado en Literatura Hispánica y Lingüística de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, BUAP, o del parque de Santo Domingo, Deefe, ya ni se acuerda, pero lo que no dice es que fue becado para estudiar literatura en Moscú, en la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS, 1986, de donde lo corrieron antes de que le cayera en la tatema un trozo del Muro de Berlín.

Por exceso de chelines fue profesor rural de secundaria, en preparatorias privadas, de razón, y de varias universidades como la UNAM, la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca y el Instituto Politécnico Nacional, IPN, y de otras universidades particulares de gran prestigio, patito.

 

Canon

o

Cómo recuperé la libertad

 

 

Todos tenemos dos vidas. La segunda comienza                                                                     cuando nos damos cuenta de que sólo tenemos una                                                             -Tom Hiddleston

 

 

Para Ana Laura López; Valerie Rivero;                                                                                    Edaly Arciniega y Valeria García

Cara amiga y amigo:

Después de que tuve un proceso de incineración y resurgimiento, me reconstruí de mis cenizas, con la ayuda de mi familia y de mis amigos entrañables, aprendí la siguiente receta que diario intento aplicar en situaciones límite:

No hay que desesperarse sin antes buscar salidas alternativas, con el cerebro helado y el corazón incandescente, hay que hacer largas caminatas, reír, reír y volver a reír, hacer ejercicio día a día, platicar con las amigas y amigos, con los árboles, con las aves, con los gatos, con las flores y con los grillos; debemos meditar u orar al  Dios o Diosa que está dentro de ti, no afuera, porque Dios o su compañera están en las nubes, en la mar, en las cucarachas, en los hongos, en los albatros, en las víboras,  en las orquídeas, en los alacranes, en la sonrisa de los niños con hambre, huérfanos, porque Dios y su compañera no habitan en las cosas inanimadas de piedra, madera o metal, ¿sabes?, ellos están dentro de ti y dentro de mí…

 

Hay que dormir bien, comer frugalmente: verduras, legumbres, frutas de temporada, poca carne roja, cero alcohol o cero drogas, sólo por hoy, mañana, no sé, hoy, sólo por hoy, no hay nada que celebrar, excepto thanatos; hay que bailar solitas o solos, si no hay con quién, en nuestra morada; se debe evitar estar rumiando las mismas ideas, debemos mantener ordenado y limpio nuestro espacio vital, desechar la basura e incinerar los recuerdos deletéreos de nuestra casa y memoria…

 

Hay que tener tolerancia a la frustración, recordar cómo hemos salido de situaciones peores, hacer rutas críticas para lanzar botellas al mar, tener pensamientos positivos, aprender a perdonar y, lo más importante, aprender a perdonarnos a nosotras mismas o mismos;

Hay que escuchar música clásica o barroca, hacer actos de amor cotidianamente, leer poesía, novela o cuento durante algunos minutos, pero diariamente, y si tenemos animalitos de compañía o «hermanitos menores», debemos platicar con ellos, acariciarlos y tranquilizarnos porque detectan nuestros estados de ánimo.

 

Hay que dar las gracias, seas creyente o no, a un Dios, a muchos dioses o Diosas o, simplemente, a la naturaleza, por la vida y la salud, debemos estar conscientes de ésta; no debemos olvidar que hay cosas que están a nuestro alcance resolver y otras, nuncamente.

 

Hay que cuidar nuestra imagen:  pulcritud y limpieza; si puedes, báñate con agua fría o helada, en la mañana y en la noche; hay que levantarnos más temprano que de costumbre, como si tuviésemos otra responsabilidad primordial o como si tuviéramos una cita con una persona singular y muy querida a la que hemos dejado de frecuentar y, lo más importante, debemos  inventarnos nuestro propio trabajo desde la madrugada.

 

Debemos dejar un momento el teléfono celular o el televisor en un zapato o en la zapatera y hay que recordar las cosas luminosas que hemos vivido y con quién; busquemos amistades que hemos soslayado desde hace tiempo.

Mantengamos creativa nuestra mente: escribe, pinta, construye, dibuja, lee, borda, estudia algo nuevo; platiquemos en voz alta con nosotras o nosotros mismos frente al espejo, sin conmisericordia ni victimizarnos o flagelarnos, sino viendo cómo es nuestro carácter y nuestro potencial.

 

Hay que  escribir, escribir diario, diario,  en un horario fijo, en un lugar fijo, lo que venga a nuestra mente, este ejercicio es fundamental y básico para resistir y autoconocernos; y si vamos cayendo  en la desesperación, ansiedad o depresión,  poner música nueva, de preferencia  que sea edificante, no estridente o que nos traiga recuerdos vitriólicos y debemos mandar un breve mensaje a una amiga o amigo, con quienes hayamos acordado que, cuando lo vean, sepan qué nos pasa y con un simple “eres importante para mí” o un “te quiero”, que nos devuelva, nos ayude a emerger nuevamente.

 

Y si practicas alguna religión y ésta tiene apoyo espiritual, moral, material, clínico o de cualquier otro orden, no dudes en recurrir a la congregación; hay que cultivar una planta o una flor en nuestra casa o habitación, cuidarla, mimarla y algo biofílico y fundamental:  debemos apapachar o abrazar con el alma a nuestros seres queridos, verlos a los ojos y, por último, debemos hacer todas aquéllas acciones que se nos ocurran y que sean para mantener o recuperar nuestra salud mental, física, espiritual y estética… Recuerda lo que recomendaba Soren Kierkegaard: La vida sólo puede ser comprendida mirando hacia atrás, pero debe ser vivida mirando hacia adelante.