¿Cuántos más…?

Gustavo Monterrubio Alfaro

 

México se ha convertido, sin exagerar, en teatro del horror, en proscenio del terror y en museo de la locura, “aunque usted no lo crea”.

Pero, ¿porqué ocurren estas masacres infames, en toda la geografía nacional? La respuesta es obvia, por las complicidades, corrupción y podredumbre de los tres niveles de gobierno, de los tres poderes y de todos los partidos políticos, de todos.

Los gobiernos precedentes alegaron que la estrategia que aplicaron contra las organizaciones criminales funcionaba y divulgaron cifras manipuladas para justificarse, pero la terca realidad los desmentía, en virtud que la  corrupción, las complicidades y la protección a unas y combate a otras organizaciones criminales es la regla estándar, por eso la espiral de violencia sigue en ascenso desde entonces, en virtud que el objetivo no es resolver el problema de raíz, sino simplemente administrarlo, en tanto las organizaciones criminales penetran como la humedad por todos los intersticios sociales, de esta magnitud es el problema, de este tamaño deben ser las soluciones.

¿Porqué se cuestiona la larga permanencia de fiscales estatales severamente cuestionados (Morelos, Guanajuato) por omisos, corruptos, indolentes y cómplices, y no se cuestiona la larga permanencia del fiscal federal, severamente cuestionado desde que lo ratificó AMLO, por los compromisos que había tejido con los gobiernos del prian y por omisiones, corruptelas, tortuguismo y complicidades que le fueron públicamente imputadas?

Para Alejandro Gertz Manero, la brutalidad y la crueldad encontradas en el rancho Izaguirre en Teuchitlán, son pecatta minuta, nada graves, ¡para qué alarmarse, hombre! Porque se había propuesto darse su tiempo para atraer la investigación, pero tal vez desde arriba le tronaron los dedos, por eso no es garantía de nada, por lo que no cabe esperar resultados inmediatos ni espectaculares, porque se va a tomar el tiempo necesario, que podría durar hasta los estertores del sexenio que corre, porque sabemos que usa una lupa de realidad aumentada que le impide ver las pistas en su total dimensión a la primera oteada.

¿Qué favores le debía AMLO o qué compromisos inconfesables lo mantienen en el cargo? ¿Qué es más importante para el gobierno federal: la seguridad de las y los mexicanos o los compromisos personales o con grupos de poder? Estas preguntas exigen respuestas inmediatas, porque la espiral de violencia escala a nivelas críticos y urge, por lo menos, contenerla.

¿Cuántos funcionarios y qué autoridades municipales, estatales y federales sabían lo que ocurría y voltearon para otro lado? Porque el campo de trabajo forzado y exterminio, funcionó desde el 2012, según versión de un sobreviviente.

¿Cuántas y cuántos titulares de derechos humanos son tapadera del funcionario que los impuso? ¿Qué utilidad tiene invertir nuestros impuestos en instituciones estériles y que ni de florero sirven?

¿Cuántos gobernadores, cuántos presidentes municipales, cuántos funcionarios federales, cuántos fiscales, cuántos jueces, cuántos policías, cuántos militares, cuántos empresarios están al servicio de alguna organización criminal?

¿Por qué los colectivos de familiares de desaparecidos son los que ubican predios, encuentran cadáveres, fosas clandestinas, indicios de desaparecidos, o sea, realizan el trabajo que las instancias gubernamentales están obligadas a realizar, y encima corren el riesgo de ser agredidos,  asesinados, acusados e insultados, no pocas veces por la misma autoridad?

¿No les parece a las autoridades que bastante dolor y daño físico, psicológico y económico le causa a los dolientes, para encima abandonarlos a su suerte, y sólo concederles el derecho de esperar al o la ausente hasta el fin de los tiempos, enterrar los fragmentos que lograron recuperar, recibir restos de desconocidos, y recibir un trato denigrante y agresivo de las autoridades a las que les pagamos por hacer un trabajo que no realizan?

Sí las autoridades saben cómo reaccionarán los criminales cuando realizan operativos en su contra, ¿por qué no organizan, equipan y capacitan unidades de reacción inmediata para minimizar los daños que causan a los particulares en sus libertades, bienes, familia y persona? ¿Por qué no incorporan tecnologías de punta en estos operativos?

¿Hasta cuándo las autoridades van a aceptar que son incapaces de cumplir una de sus obligaciones básicas: brindarnos paz y seguridad, y consentir alternativas de auto protección que permitan a los ciudadanos portar con qué defenderse, porque la desesperación, la impotencia y la ira, de todos modos, obligarán a muchos a tomar decisiones extremas?

¿Hemos perdido los mexicanos la capacidad de asombro? ¿La violencia extrema es tan cotidiana y extendida que las y los mexicanos nos encapsulamos en la indolencia y la indiferencia?

¿Cuántos campos de trabajo forzado y exterminio más son necesarios para poner fin a esta matanza cruel y despiadada? ¿Cuántos desaparecidos más son suficientes para que las autoridades pongan coto a esta macabra impunidad? ¿Cuántos secuestrados y levantados más son necesarios para poner atención a esta espantosa tragedia? ¿Cuántos ejecutados serán necesarios para terminar este funesto festín? ¿Cuántos descuartizados, colgados e incinerados se necesitan para poner coto a estos paisajes demenciales? ¿Cuántos expulsados de sus pueblos conmoverán a los gobiernos para que volteen hacia esta tragedia social? ¿Realmente combaten a los criminales sin fuero los criminales con fuero, o aplican la regla estándar: combatir a unos y proteger a otros? De aquí la guerra de todos contra todos que se libra en todo el territorio nacional y en la que los ciudadanos pacíficos y desarmados quedan en medio y son los que pagan la macabra factura.

¿Con la lámpara de Diógenes encontraremos autoridades en los tres niveles de gobierno, de todos los partidos, de todos subrayo, que no estén al servicio de criminales, que no lo sean o que no les teman, y que realmente combatan a todas, repito, a todas las organizaciones criminales?

Vuelvo a plantear que la estrategia que aplicó Bukele en el Salvador es eficaz y creo que debería intentarse en México, estoy seguro que China nos brindaría asesoría y hasta financiamiento, supongo.

¿Quién será capaz de limpiar la cloaca en que todos los gobiernos, todos reitero, han convertido a este, aún bello y rescatable, país?

Se han preguntado los gobiernos de la transformación y los de la oposición, ¿cuánto creen que podrá resistir el estoicismo azteca esta danza macabra de inenarrable salvajismo e indescriptible brutalidad? Porque no son hordas de las SS ni fanáticos nazis los protagonistas, son ex militares y ex policías mexicanos, mercenarios colombianos y de otras nacionalidades, seguramente, y Kaibiles guatemaltecos, “maquinas de matar”, carniceros entrenados por USA, y ciudadanos ordinarios reclutados por la fuerza o que no tuvieron otra opción para sobrevivir más que la violencia. Desde luego, estas escenas de violencia despiadada es oro molido para Trump y su alter ego, pero no debemos ocultar la realidad y voltear para otro lado, porque el problema no se resuelve de esta manera, por lo contrario, se agrava, y ni las mañaneras ni la confianza que mantienen algunos y algunas en el gobierno durará hasta la eternidad, ni lograrán apaciguar las embravecidas aguas del proceloso mar que amenaza arrastrarnos al abismo.

¿Porqué la espeluznante cifra de desaparecidos suma más de ciento veinte mil y contando, de los que en no pocos casos ni siquiera sabemos, por qué? Porque en su mayoría son jóvenes de a pie, de estratos sociales bajos, y a los gobernantes le importan un carajo, salvo cuando significan votos, mientras no sean sus hijos, hijas y familiares o miembros de familias pudientes, porque entonces movilizan todos los recursos del estado y encuentran a los ausentes, es duro decirlo, pero es la cruda realidad.

No encontré mejor manera de expresarme que plantear preguntas, esperando que haya oídos receptivos, y si las respuestas esperadas no se traducen en acciones concretas, las y los mexicanos vamos directo al despeñadero.

Cierro este texto con un exhorto respetuoso, a todas y todos:

SI NO PUEDEN, ¡RENUNCIEN!