Victor de Regil
Ciertamente, pareciera una innecesaria retahíla de advertencias, pero no está de más recordar que la pandemia de COVID no ha terminado, que las cifras rozan algunos días el repunte de contagios y que, a pesar de la vacunación masiva, no deben guardarse los cubrebocas ni archivarse los protocolos sanitarios.
Es una realidad que el virus y su tufo de muerte acechan todos los días y se fortalecen con la confianza desmedida y la irresponsabilidad social.
Ahí están los recientes casos de contagios masivos en estudiantes del Instituto Oriente y del Tec de Monterrey que viajaron a Cancún a celebrar sus respectivas fiestas de graduación. De igual forma sucedió con los jugadores del Club Puebla, quienes tuvieron que suspender su pretemporada ya que se detectó un contagio masivo entre jugadores, cuerpo técnico y se sabe que de algunos directivos.
Recordemos como en las últimas conferencias mañaneras, el gobernador Miguel Barbosa ha estado realizando nuevamente el llamado a mantener los cuidados, a no bajar la guardia frente a este mal.
Los decretos que rigen la vida económica y social del estado, en relación con el COVID, no han aventurado una reapertura total, masiva e indiscriminada, sino que se han venido haciendo de manera responsable.
Aunque hay un dato relevante y muy preocupante, que nos muestra que nuevamente el comportamiento social puede acarrear graves consecuencias.
De acuerdo con la Secretaría de Salud, del grupo de edad de 40 a 49 años de Puebla capital, un importante número desdeñó la vacuna en primera dosis, algunos por elección personal, otros por estar informados de pseudociencia.
Las autoridades esperaban, en la última semana de junio, cuando llegó a la capital poblana, vacunar a 195 mil poblanos y poblanas.
Era el cálculo, con base en los datos demográficos y el registro en línea; sin embargo, solamente acudieron 160 mil. Lo anterior quiere decir que alrededor de 35 mil poblanos desdeñaron la inoculación.
Una de las razones pudo haber sido la mala fama de la fórmula Astra Zeneca pudo generar el escaso entusiasmo. Sin embargo, es un número muy alto. Y todos ellos, mientras no accedan a una nueva posibilidad de vacunarse, son potencialmente nuevos contagiados y nuevos portadores del virus con las consecuencias que todos conocemos. Incluso quienes ya tienen el cuadro completo siguen siéndolo.
Algunos incluso en la posibilidad de engrosar las estadísticas de fallecimientos.
Finalmente, la vacunación es un tema de elección personal. A pesar de que también es un derecho universal. Sin duda hay un esfuerzo de las autoridades. De las federales y principalmente de las del estado de Puebla.
Sin embargo, aquí el freno a la pandemia sigue demandando de manera importante el ingrediente de la responsabilidad individual y colectiva.
Este fin de semana, se reportaron 112 nuevos casos.
El día más preocupante fue el viernes, con 58 registros, informó el titular de Salud estatal, José Antonio Martínez García. Cinco defunciones más: dos el viernes y tres el sábado.
A nivel nacional, los fallecimientos, sólo para poner una referencia, han rebasado nuevamente la barrera de los 100 al día. Todas, una tragedia familiar. Una irreparable pérdida.
Aunque están lejos de los más de 400 casos que, en el punto más alto de la pandemia, se registraron en el estado, las cifras son un recordatorio de que el virus está cerca y de que no nos ha dejado.
Es un error suponer que la enfermedad se ha ido. Sigue latente cada día. Con sus funestas consecuencias. Nos está todavía rondando.