Por Álvaro Cepeda Neri
I.- En su columna: La cuarta transformación, que publica de lunes a viernes en el periódico: El Financiero, el periodista Darío Celis titula la entrega del martes 23 de febrero pasado: Traidores a la patria, porque en una de sus cotidianas comparecencias matutinas, el tabasqueño solicitó que internacionalmente (aunque no sabe qué quiso decir), los abogados contratados por empresas extranjeras sean clasificados penalmente como traidores a la patria. Se trata de que esos profesionales de nuestro país no acepten litigar a favor de quienes los contraten, sobre todo si son extranjeros. Y es que en los tribunales han estado cumpliendo con su deber de defender jurídicamente los intereses de quienes se consideran víctimas de abusos del poder privado y el público. La amenaza del tabasqueño continúa con su muy particular estilo de atacar todo lo que le parece contrario a sus designios; o que simplemente se le antoja cumplir otros tantos de sus caprichos y ocurrencias.
II.- Pero ésta es una ocurrencia mayúscula, pues pretende que quienes hayan obtenido su licenciatura y hasta su doctorado en las diferentes ramas del derecho positivo, no acepten asuntos de esta naturaleza porque el inquilino de Palacio Nacional tiene sus prejuicios patrioteros y populistas, que lo hacen “ver moros con tranchetes”; y los combate con sus constantes acusaciones de ver en el libre ejercicio profesional, otra traición a la patria. Incluso cuando los abogados litigan problemas nacionales, también son tachados de traidores porque López Obrador no acepta que sus decisiones sean llevadas a los juzgados; y cuando con todo su derecho los afectados lo llevan a cabo, eso lo pone furioso e intolerante. Y siendo esta ocasión una de esas, el columnista Darío Celis ha salido con su crítica a exhibir esos excesos, ya que demuestran que AMLO insistirá en imponer sus ocurrencias como las únicas verdades; lo que pinta de cuerpo entero el autoritarismo presidencial.
III.- Es claro que esa intolerancia enseña que debemos estar alertas contra semejante actitud, ya que está llevando al país a enfrentamientos sociales que únicamente generan conflictos estériles. Condiciones que de todas maneras deben ser combatidas, pues de lo contrario pueden volverse “decretos” para querer a abolir los derechos humanos constitucionales. Y es que constantemente López Obrador ataca a la Constitución, la contrarreforma e insiste en irla adecuando para poder lograr sus fines antidemocráticos. Y según su muy particular punto de vista, traidores son los que no se ponen servilmente bajo las órdenes del autoritarismo presidencial. Todo aquello que no está cortado con la tijera morenista, es objeto de esas descalificaciones. Y supone el tabasqueño tener la facultad de un juez supremo que impone sentencias inapelables, al acusar a los profesionales especializados en la defensa de nuestras leyes de ser: “traidores a la patria”. Pero se equivoca, los abogados han de seguir aceptando los servicios de quienes los contraten para defender en los tribunales todo lo que les permita el derecho positivo.
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