Pedro Rendón/ICM
- Académicas dialogan sobre las ‘Pedagogías Freireanas’ en el ‘Coloquio en conmemoración por los 100 años de Freire’
- Estas actividades formaron parte del ‘Freiretón Interinstitucional’, organizado por la IBERO, La Salle y la BUAP
El Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) y el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) son dos ejemplos de proyectos alternativos de educación con pedagogías freireanas, porque intentan hablar del contexto sociocultural en el que el estudiantado está inmerso, elaborar materiales que sean pertinentes y relevantes para cada situación, y democratizar las relaciones entre quien aprende y quien enseña, dijo la Dra. Luz María Moreno Medrano, académica de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
Sin embargo, si se considera que en años recientes el Conafe y el INEA han sido muy castigados en sus presupuestos oficiales, se puede observar claramente que se han dejado de identificar contribuciones freireanas en el currículo educativo de México, al menos en esas dos instituciones, señaló Moreno, directora del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE), durante el diálogo Pedagogías Freireanas, que fue parte del Coloquio en conmemoración por los 100 años de Freire.
Sobre cómo aplica en su praxis las ideas de Paulo Freire (uno de los mejores y más destacados pedagogos del siglo XX), la doctora mencionó que, usando el diálogo para tratar de disolver las jerarquías entre docentes y estudiantado, para posicionarse más como colectivos que aprenden.
En su investigación adopta las ideas de Freire mirando la realidad desde lo complejo y desde puntos de vista transdisciplinares, sabedora de que necesita complementar su investigación con otras perspectivas, disciplinas y formas de acercarse a la realidad. “Lo que se busca con estos sistemas de complejidad, con estos análisis mucho más profundos, es lograr visibilizar las dinámicas de opresión y de privilegio”.
Hacer visibles esas dinámicas “nos pone en un punto muy freireano” si se logra que lo investigado sirva al avance de las demandas sociales por la equidad y la justicia. Sin embargo, aclaró, el impacto social de la academia se consigue cuando ésta se articula y colabora con otros colectivos y grupos para tener incidencia en ciertos temas.
En la investigación es fundamental, mencionó la Directora del INIDE, poner el conflicto en el centro y tener una actitud ética muy clara que muchas veces requiere que “también nos posicionemos como activistas”.
En América Latina se ha estado construyendo mucha reflexión para saber cómo tener ese pensamiento crítico, ahora encarnado en los cuerpos y en los territorios, donde las luchas sociales siguen estando presentes -al igual que en los tiempos de Freire-, pero ahora con la academia debiendo buscar maneras de unir fuerzas con los grupos que han estado silenciados durante muchos años, como las mujeres.
Respecto a ¿cómo incide la postura freireana en las políticas públicas sobre los programas de apoyo a la investigación en México?, dijo que no está presente. A su parecer, en los procesos de investigación más bien se están siguiendo modelos meritocráticos e individualistas, que no incentivan realmente el trabajo colectivo enraizado en prácticas sociales y comunitarias.
“Mientras sigamos incentivando la producción individualista, por ejemplo, de las tesis, estamos empezando a hacer todo ese sistema meritocrático desde esa etapa, que después es muy difícil de romper”. Además, en la vida real, las investigaciones no son ejercicios tan solitarios, de escritorio, por eso es importante cuestionar cómo se están modelando o acompañando esos procesos en que otros y otras están haciendo investigación.
No obstante, algo que dejó “un buen sabor de boca” a la académica de la IBERO fue la convocatoria del año 2020 del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Redes horizontales de conocimiento, en la que por primera vez el consejo abrió la posibilidad de hacer investigación en conjunto con colectivos.
“Tuve la oportunidad de participar en esa convocatoria y fue maravilloso, porque de verdad noté una apertura increíble de los colegas de Conacyt tratando de entender qué se necesitaba, cómo se podía realmente apoyar el trabajo desde las comunidades y cómo las universidades nada más éramos puente y de alguna forma traductoras de necesidades, para ponerlas en términos más académicos”.
Toda investigación es política
En torno a si, toda investigación es política, mencionó que “la educación en general es altamente política”, aunque una solicitud que se hace reiteradamente dentro de la academia es la de mantener la objetividad y neutralidad como investigadoras/es, lo que “me parece una farsa tremenda”.
“En realidad uno toma una posición, uno tiene una mirada que está cruzada por el cuerpo, por nuestra historia personal, por nuestra clase social, por las experiencias religiosas o no que hayamos tenido, y eso marca la manera en la que nos posicionamos”.
En ese sentido, las académicas/os deben hacer sus investigaciones con una mirada autocrítica y abierta a poder entender “de dónde venimos, quiénes somos y qué necesitamos deconstruir, para que tengamos claro a quién servimos”; porque si no se cuestionan estas cosas, podrían acabar haciendo investigaciones que beneficien a grupos ya privilegiados.
Esta parte de la política y de saber claramente si se trabaja o no por la justicia social es un tema que hay que plantearse seriamente. “A quién protegemos, del lado de quién estamos, cómo hacemos realmente que la investigación sea política y beneficie a las personas que han estado históricamente excluidas, creo que es un tema bien importante que nos tenemos que plantear y que es altamente político”.
Y sobre ¿cómo se podría, en la postpandemia, repensar, retomar y replantear la educación para las infancias desde una óptica freireana crítica y emancipatoria?, argumentó que un aprendizaje que le ha dejado la pandemia de COVID-19 es la necesidad de visibilizar la poca voz que se les ha dado a las niños, niñas y adolescentes (NNA) en sus procesos de aprendizaje.
Eso permitirá replantear completamente los modelos educativos; de qué manera se ponen en el centro los intereses y circunstancias en los que están creciendo los NNA, para entonces poderles proveer recursos para que desarrollen las competencias que les permitan enfrentar sus contextos.
Mas si se sigue pensando en una educación bancaria (que tanto criticaba Freire), en la que en los educandos los educadores únicamente “vacían” el contenido curricular para lograr los aprendizajes de los planes y programas de estudio, pero se ignoran las voces y experiencias de las y los estudiantes, se mantendrá la opresión y exclusión que viven las infancias, sobre todo de las diversidades étnicas y de las clases sociales menos favorecidas.
La postpandemia, consideró la Dra. Moreno Medrano, debiera invitar a las y los educadores a preguntarse qué tanto conocen la situación sociocultural de las niñas y los niños con los que trabajan, cómo se encuentra su estado socioemocional, qué tanto saben cómo afectó la pandemia la salud de sus familiares, cuántos de sus papás y mamás se quedaron sin trabajo. A partir de esto, podrán proveer a las y los infantes materiales que realmente les resulten relevantes.
Y, como equipos de reflexión profunda de la práctica educativa, los consejos técnicos escolares y los consejos de participación en donde están las familias, tienen que ir tomando las riendas de la educación, “hacia dónde queremos llevarla, y ahí, como académicas y académicos, nos toca acompañar y fortalecer esos procesos. Ahora, más que nunca, tenemos que ir construyendo estos procesos de autonomía y de autogestión en la educación”.
Freiretón
Pedagogías Freireanas se llevó a cabo en el marco del Coloquio en conmemoración por los 100 años de Freire, que a su vez forma parte del Freiretón Interinstitucional, organizado por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, la Universidad La Salle y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).
En el diálogo Pedagogías Freireanas, además de la directora del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE) de la Iberoamericana, universidad jesuita de la Ciudad de México, también participaron la Dra. Lourdes López, la Dra. Dulce Cabrera y la Dra. Ximena González, académicas de La Salle, la BUAP y la IBERO, respectivamente.