Comienza el camino hacia la sucesión papal

-Muere el Papa Francisco: el mundo despide a un reformador de la Iglesia. Su papado sembró la semilla de una Iglesia más abierta, compasiva y valiente frente a los retos de nuestro siglo.

Este lunes 21 de abril, el mundo amanece con una noticia que enluta a millones de personas: el fallecimiento del Papa Francisco, a los 88 años, en la residencia de Santa Marta en el Vaticano. La Santa Sede confirmó que el deceso ocurrió a las 7:35 a.m. (hora de Roma), producto de un paro cardiorrespiratorio, tras 38 días de convalecencia por complicaciones respiratorias.

Andrés Beltramo Álvarez, Director General de Promoción y Comunicación Estratégica de la UPAEP y reconocido especialista en temas vaticanos, en conferencia de prensa, destacó la profunda huella que deja el pontífice argentino, tanto en la Iglesia como en el mundo.

“Hoy es un día triste para la humanidad, para los católicos y también para nuestra comunidad universitaria. El Papa Francisco fue un hombre auténtico, un reformador, alguien que puso en el centro la misericordia y la cercanía con los más olvidados”, expresó Andrés Beltramo.

Francisco, el primer Papa latinoamericano, será recordado por haber encarnado una forma de liderar la Iglesia profundamente humana y pastoral. Desde sus primeros días, optó por vivir en la residencia de Santa Marta en lugar del tradicional Palacio Apostólico, y adoptó un estilo de vida austero que transmitía cercanía con la gente común.

“Desde los gestos más simples, como los zapatos que usaba, hasta las decisiones de gobierno, Francisco nos enseñó que el poder en la Iglesia debe ser servicio. Esa fue la esencia de su liderazgo”, afirmó Beltramo Álvarez.

Entre los logros más importantes de su pontificado se encuentran:

La reforma de la Curia Romana, con una nueva Constitución Apostólica que limitó los cargos vaticanos a periodos de cinco años y promovió una estructura más eficiente y descentralizada.

La inclusión de la mujer en puestos directivos dentro del Vaticano, reconociendo el valor de lo femenino en la vida eclesial.

La institucionalización de jornadas dedicadas a los pobres, ancianos, niños y otras poblaciones vulnerables.

Un constante llamado a la paz y al diálogo en medio de conflictos globales.

“Su papado sembró la semilla de una Iglesia más abierta, compasiva y valiente frente a los retos de nuestro siglo”, recalcó el especialista.

Con la muerte del Papa, se activa un protocolo que ya ha comenzado. Según detalló Beltramo Álvarez, el Camarlengo, cardenal Kevin Farrell, anunció oficialmente el fallecimiento, y se procedió a romper el anillo del Pescador, uno de los símbolos del poder pontificio.

El cuerpo de Francisco será velado en la capilla de Santa Marta, donde permanecerá hasta su traslado a la Basílica de San Pedro. Ahí se organizarán las exequias, a las que asistirán líderes mundiales y fieles de todo el orbe.

“Probablemente entre sábado y domingo se realice la ceremonia solemne. Luego, se convocará al cónclave para elegir al nuevo pontífice”, señaló Andrés Beltramo.

Ante la pregunta sobre el perfil deseado para el sucesor de Francisco, Beltramo Álvarez respondió que los cardenales deberán considerar los desafíos actuales de la Iglesia y del mundo.

“El nuevo Papa deberá seguir la senda de cercanía con los pobres, la paz, y el combate contra los grandes males de la humanidad como la violencia, la corrupción o la trata de personas. Lo más probable es que se elija a una figura con un perfil pastoral, más que teológico, alguien que conecte con la gente”.

Aunque el carisma y los gestos personales del Papa Francisco se irán con él, el impacto de su visión pastoral y su valentía reformadora seguirá marcando el rumbo de la Iglesia Católica.

“Su legado no será sólo para quien crea en la fe católica, sino para todo aquel que busque humanidad, paz y justicia en un mundo cada vez más dividido. Hoy nos deja un líder que supo mirar a todos con misericordia, y cuya voz seguirá resonando en los corazones de millones”, concluyó Andrés Beltramo.

El Papa Francisco, explica Andrés Beltramo, no solo gobernó con documentos o decisiones formales, sino también con gestos que marcaron profundamente su pontificado. “El Papa Francisco supo hacer de su cercanía un estilo pastoral”, señala. Esa capacidad de estar cerca del pueblo, de escuchar y de abrir caminos de encuentro, es una de las cualidades más valoradas en su ministerio, y seguramente será un criterio importante para los 137 cardenales que participarán en el próximo cónclave.

“Uno de los elementos que va a estar de manera importante en estas discusiones es la pastoralidad, es decir, que el nuevo Papa sea una persona cercana a la gente, muy volcada a la vida de la Iglesia”, puntualiza Beltramo Álvarez.

Con un Colegio Cardenalicio renovado por Francisco, hoy el perfil de los electores ha cambiado radicalmente. “Este será el cónclave más internacional de toda la historia de la Iglesia”, afirma el académico. En contraste con el cónclave que eligió a Francisco en 2013, donde la mayoría de cardenales eran europeos, ahora de los 137 electores, 84 son de fuera de Europa y sólo 53 son europeos. Hay cardenales de lugares como Bangladesh, Vietnam, Madagascar o la isla de Tonga.

Esto significa que la voz de los pueblos tradicionalmente marginados en la Iglesia hoy está representada. “No necesariamente elegirán un Papa de sus regiones, pero sin duda influirán en el perfil del próximo pontífice”, explica el académico.

El Papa Francisco ha impulsado una Iglesia que se interroga a sí misma y busca vivir el Evangelio en clave de encuentro, de inclusión y de misión. “Puso sobre la mesa un proyecto de Iglesia más cercana a la gente, que se cuestiona cuán cercana es a los que sufren, a los que han sido dejados de lado”, señala Beltramo.

Entre los principales retos que deja Francisco está el Jubileo de la Esperanza, una celebración eclesial de gran magnitud que comenzó en 2025 y que busca renovar el entusiasmo y la esperanza en la Iglesia. El nuevo Papa deberá continuar con este proyecto, marcar el rumbo y añadir su propio sello a una agenda ya en marcha.

Otro gran pendiente es el Sínodo de la Sinodalidad, un proceso que busca transformar la estructura interna de la Iglesia hacia una mayor participación y corresponsabilidad de todos los fieles. Aunque el Papa lo impulsó fuertemente, algunos de los valores promovidos aún no han “cuajado” del todo en las comunidades eclesiales. Por eso fue extendido hasta 2028. “Este proceso tiene que aterrizar en la vida concreta de las comunidades, en cómo se relacionan los sacerdotes con los fieles, y el papel de las mujeres dentro de la Iglesia”, explica Andrés Beltramo.

Si bien es imposible predecir el pensamiento de los 137 cardenales electores, Beltramo Álvarez considera que es altamente probable que el nuevo Papa dé continuidad a la esencia del pontificado de Francisco: una Iglesia en salida, que escucha, dialoga, se acerca al sufrimiento humano y promueve la fraternidad.

Aunque cada Papa tiene su estilo, su manera de comunicar y sus énfasis particulares, la base que deja Francisco es sólida y abre puertas para seguir construyendo una Iglesia más abierta, dinámica y cercana al corazón del mundo.

Con un cónclave inminente, el horizonte que se abre es de esperanza, de discernimiento y de renovación para una Iglesia universal que, como señala Andrés Beltramo, ya no es eurocéntrica, sino realmente global.

Con su partida, el Papa Francisco entra en la historia como uno de los líderes espirituales más influyentes del siglo XXI. La Iglesia y el mundo inician ahora una nueva etapa.