Por Teodoro Rentería Arróyave
INTERLOMAS, ESTADO DE MÉXICO. No es tarde para referirnos a un acontecimiento impensable apenas hace cuatro años, abrir a los sobrevivientes y familiares la cárcel donde fueron confinados todos los arrestados en forma extralegal durante el periodo sórdido de la llamada “Guerra Sucia”
Esta represión en nuestro México fue llevada a cabo por militares, paramilitares y cuerpos policíacos para disolver movimientos de oposición política; remito con el respeto debido a los lectores, radioescuchas, televidentes y cibernautas para conocer en toda su tragedia esta etapa cruel que algunos autores la ubican de 1964 a 1987 y otros estudiosos de 1960 al 2000, al libro del siempre recordado y distinguido colega, Carlos Borbolla Miranda: “ La Guerra Sucia en México, Hechos y Testimonios”.
El portal ANIMAL POLÍTICO, el pasado domingo 3, nos obsequió una magnífica crónica titulada: “El día que se abrió el gran cuartel: el encuentro y la experiencia de los sobrevivientes y familiares de víctimas, que firman las compañeras, Celia Guerrero Acosta y Angélica Jocelyn Soto Espinosa, mismo que se convierte en un documento más para ir acomodando todas las piezas en la aspiración legítima de conocer la verdad.
Tomamos partes de este estupendo trabajo periodístico: “En un acto considerado histórico, las Fuerzas Armadas mexicanas y víctimas de la llamada “guerra sucia” se encontraron el pasado 22 de junio en el Campo Militar Número 1, la base militar más grande de México y en la que se ha documentado la existencia de cárceles clandestinas para integrantes del movimiento contrainsurgente en este país.
Pero desde la perspectiva de las sobrevivientes y familiares de víctimas, se trató de un acto revictimizante en el que se exculpó a los perpetradores de crímenes de lesa humanidad y que puso en duda su confianza en la recién creada Comisión para el Acceso a la Verdad, el esclarecimiento y el impulso a la justicia de las violaciones graves a los derechos humanos cometidas entre 1965 y 1990.
Esta crónica reconstruye los detalles del encuentro, la preparación, las motivaciones y la experiencia de las sobrevivientes y familiares de víctimas que decidieron asistir al lugar donde, 50 años atrás, ellas o sus familiares fueron encarceladas ilegalmente, torturadas o vistas por última vez antes de desaparecer, así como las impresiones sobre el futuro de la comisión.
El Campo Militar Número 1 es la base militar más grande de todo el país. Ahí están las oficinas centrales de las Fuerzas Armadas y su cárcel principal; también hay unidades habitacionales para los soldados y sus familias. Se trata de un terreno de 1 millón 522 mil 140 metros cuadrados, totalmente enrejados y custodiados por grupos de uniformados que todo el tiempo se mantienen vigilantes detrás de las puertas cerradas”.
No se trata de reproducirlo en su totalidad, se trata también de invitarlos a que lean esta estupenda crónica y responde a la invitación de Animal Político de difundirlo, en el anhelo de que no vuelvan a repetirse en nuestro territorio nacional crímenes tan atroces y que continúan prácticamente en la más vergonzante y vergonzosa impunidad.
Periodista y escritor; presidente del Colegio Nacional de Licenciados en Periodismo, CONALIPE; secretario de Desarrollo Social de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP; presidente fundador y vitalicio honorario de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, FAPERMEX, miembro del Consejo Consultivo permanente del Club Primera Plana, Doctor Honoris Causa por la Universidad Internacional y Académico de Número de la Academia Nacional de Historia y Geografía, ANHG. Agradeceré sus comentarios y críticas en teodororenteriaa@gmail.com Nos escuchamos en las frecuencias en toda la República de Libertas Radio. Le invitamos a visitar: www.felap.info, www.ciap-felap.org, www.fapermex.org, y www.clubprimeraplana.org, y el portal irradia noticias.com