Aunque la nueva presidenta del INE, Guadalupe Taddei Zavala, llega con una sólida experiencia como ex titular del Instituto Electoral de Sonora, su designación por sorteo y la cercanía de su familia al lopezobradorismo empañan la llegada de la primera mujer en la historia que encabeza el máximo órgano electoral del país. Puebla y sus 16 Juntas Ejecutivas Electorales están hoy en incertidumbre por esta dualidad en la cabeza del instituto.
Y es que, con sobrada razón, los actores y partidos políticos han criticado la llegada de Guadalupe Taddei.
En su familia abundan, de las ramas paterna y materna, personajes que están en las nóminas de la Cuarta Transformación (4T). Algunos en puestos clave. Otros en la burocracia del montón, pero ahí están.
Uno de los principales malestares es que el presidente Andrés Manuel López Obrador haya dicho en su “mañanera” de hace unos días, del viernes, que no la conoce.
Aunque dijo que a su familia sí (faltaba más).
Pero luego el fin de semana apareció una foto de él con esa familia y ella ahí.
Eso, sin lugar a dudas, empaña que se considere una profesional capacitada y con experiencia. Acuñó fama de árbitro de mano dura en Sonora. Sin duda la designación de Guadalupe Taddei fue legal.
Incluso el sorteo que prevé el artículo 49 constitucional, cuando no hay acuerdos. Lo que finalmente sucedió.
Es un punto que debe llamar la atención, pues es la primera vez desde que existe el IFE, y ahora INE, que los partidos políticos no se ponen de acuerdo en la designación del Consejero Presidente. La cordialidad se aplastó y, en su lugar, llegó la aplanadora mayoría que tien Morena en la Cámara de Diputados.
El último recurso, al que no se hubiera llegado, y menos en este momento del enfrentamiento entre poderes, era la designación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que hubiera sido la última vía.
Junto con la crítica a su relación con López Obrador y la 4T, este episodio debería llevar una reflexión sobre la falta de acuerdos.
El INE renovado nace con una tácita impugnación de los partidos opositores.
El árbitro de la “Madre de Todas las Elecciones”, que definirá al próximo presidente o presidenta de la República, nace sin la confianza de una minoría abundante, que junta representa a casi a la mitad de los ciudadanos.
Otra vez falló el cabildeo de la 4T.
Es la tercera falla grave al hilo: Reforma Eléctrica, Reforma Electoral Constitucional y Plan B Electoral, que está congelada por la Corte.
El oficio que tanto se presume del secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, no funcionó.
Del coordinador de los diputados federales de Morena, el poblano Ignacio Mier Velazco, ya mejor ni hablamos.
Puebla, en el próximo Proceso Electoral Federal 2023-2024, elegirá 16 diputados o diputadas federales. Suma un nuevo distrito. Lo recupera en realidad, porque por la disminución demográfica lo perdió en 2012.
Como en todo el país, seguramente en los funcionarios electorales federales poblanos habrá incertidumbre.
En las 16 Juntas Ejecutivas del mismo número de distritos, que tendrán que arbitrar elecciones a diputados y diputadas federales que llegarán a la LXVI Legislatura (2024-2027).
¿Cuál es ahora la línea? ¿Imparcialidad? ¿Favoritismo? ¿Rigurosidad? ¿U ojos bien cerrados? ¿INE firme?
Parece más bien un INE carnal.