Carlos Ravelo Galindo, afirma.

EN LAS NUBES

Del escritor Jorge Ibargüengoitia

 

Con alegría recordamos a compañeros de Excélsior. Grandes escritores. Entre ellos a nuestro hermano publicista, Héctor Humberto Ravelo y Galindo –ya jubilado—que hoy cumple 89 años. Dos menos del que escribe.

Pero antes una recomendación del periodista don Jorge Herrera Valenzuela, que también compartimos:

“Vivimos el peor momento de la pandemia, por lo tanto, convenzamos a la gente que use el cubrebocas y guarde la sana distancia.

“Dolorosa y grismente, no habrá reuniones familiares de Nochebuena ni de Año Nuevo, por supuesto ni posadas ni las tradicionales comidas y cenas decembrina”.

Nos dice, siempre resiliente.

Hablemos de otro que fue colega en el Periódico de la Vida Nacional.

Jorge Ibargüengoitia nació en Guanajuato, Guanajuato, el 22 de enero de 1928.

Murió en Madrid, España, el 26 de noviembre de 1983.

Recordamos que el avión en que llegaba al aeropuerto de Barajas, chocó en la pista con otra nave.

Joy Laville fue su esposa

María de la Luz Antillón su madre y Alejandro Ibargüengoitia Cumming, su padre

La presencia de las mujeres en su vida, marcaron los primeros años de Jorge Ibargüengoitia, lo formaron para escribir a los siete años su primer libro.

Este 27 de noviembre se cumplen 37 años de la muerte de Ibargüengoitia, quien falleció en un accidente aéreo en España.

Nació el 22 de enero de 1928, en la ciudad Guanajuato, Guanajuato.

Un par de meses después murió su padre, por lo que su madre se mudó con su familia. Tres años después, la madre y el niño Ibargüengoitia se mudaron a la Ciudad de México.

Jorge Ibargüengoitia fue educado por mujeres, que tácitamente veían en él la esperanza de recuperar el modo de vida económico que antes llevaban. Querían que Jorge fuera un “buen ingeniero”.

Tenía siete años cuando redactó su primer texto, de sólo tres cuartillas.

“Durante varios días, cuando alguien llegaba de visita a la casa y la conversación languidecía, mi madre ordenaba:

– Enséñale a Fulanito tu periódico.

Yo obedecía y durante un momento Fulanito les daba vuelta a aquellas tres hojas y comentaba:

-Ah sí, mira, es un periódico”.

“El periódico duró hasta que llego mi tía Margó a la casa y yo se lo vendí a un centavo”, contaría el autor muchos años después.

Pese a su gusto por la literatura, Ibargüengoitia estudió tres años en la Facultad de Ingeniería de la UNAM, que abandonaría por considerar que “malgastaba” su tiempo.

Durante tres años trabajó en el rancho de su familia, y tal vez sea a esta experiencia que se delineó en él su sensibilidad por los espacios y predilección a los lugares abiertos y desiertos.

Tuvo un encuentro con Salvador Novo, dramaturgo, poeta y cronista, y por consejo de él, al poco tiempo ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

Así se inició la formación del autor.

Al tercer año dentro la carrera entregó su comedia Susana y los jóvenes, por la cual recibió la felicitación de su maestro, el dramaturgo Rodolfo Usigli, quien además hizo que la Unión de Autores la montara.

Comenzaron los éxitos, premios nacionales e internacionales, al igual que becas dentro y fuera de país. Ibargüengoitia inicio la docencia en la UNAM, donde impartió la cátedra de Usigli, al lado de su primera compañera, Luisa Josefina Hernández.

Entre 1954 y 1956 obtuvo la beca del Centro Mexicano de Escritores (CEM), en teatro.

En 1956 obtuvo una mención en el Concurso de Teatro Latinoamericano. Una de sus comedias infantiles fue aclamada y puesta en escena por la Compañía de Teatro Popular, en San Luis Potosí.

En 1956 obtuvo la Junior Artist in Residence, en la Universidad de Standford, EU.

En ese periodo escribió Llegó Margó.

También fue becario de la Fundación Fairfield, 1965; y de la Fundación Guggenheim.

Después vino un declive en su carrera: Usigli había desaprobado una obra de Jorge, lo que causó un desánimo, los productores no gustaban de su obra.

Económicamente pasó lo mismo, ya no tenía con qué mantenerse, y Luisa Josefina se quedó con sus clases en la Facultad. Ibargüengoitia había entrado en una crisis. Era 1960.

Sin embargo, como escritor Ibargüengoitia producía.

Fueron diez años los que entregó a la dramaturgia, 13 obras y cuatro piezas infantiles.

En ese lapso, sólo una obra y dos de las piezas fueron montadas en escena.

Ibargüengoitia comenzó a desencantarse de escribir teatro, e incursionó en la crítica teatral.

Escribía artículos mensuales para importantes revistas.

Fue una lenta transición, pero al renunciar al teatro ya escribía su primera novela.                                                                                                  Los relámpagos de agosto fue el parteaguas entre el dramaturgo y el novelista.

 

En 1965, conoció a la pintora inglesa Joy Laville, quien se convirtió en su pareja.

En 1967 se publicó la primera recopilación de relatos de Jorge Ibargüengoitia, 13 cuentos reunidos bajo el título La Ley de Herodes. Todos con un protagonista llamado Jorge o Ibargüengoitia.

Al siguiente año, la pareja se trasladó a Santa Cruz, California, donde impartió clases en la Universidad.

En 1969, el director del periódico Excélsior, Julio Scherer García, lo invitó a colaborar con el diario con artículos de opinión.

Tras escribir la novela Maten al león, en 1970, obtuvo la beca Guggenheim.

Con solvencia económica, se mudó a la Ciudad de México, viajó por la república y por Europa.

Uno de los viajes, rumbo a Argentina en 1974, fue con el entonces presidente Luis Echeverría y otros artistas.

Para ese entonces, Ibargüengoitia ya había obtenido los siguientes reconocimientos:

–Premio Ciudad de México de la VII Feria Mexicana del Libro, en1960, por su obra La conspiración vendida.

–Premio Casa de las Américas (1963) por la obra de teatro El atentado, y en 1964 por la novela Los relámpagos de agosto.

–Premio de Novela México (1975) por Estas ruinas que ves.

La tragedia de Avianca

Para 1980 Jorge y Joy Laville, su esposa, se establecieron en París.

A Jorge le encantaba pasear por las calles de esta ciudad sin un rumbo, dejándose llevar a cualquier dirección. Seguía escribiendo.

Tres años después, el 27 de noviembre de 1983, salió de viaje, tras una invitación para asistir al Primer Encuentro Hispanoamericano de Cultura, en Colombia, y quería aprovechar para despejarse un poco de su novela Isabel cantaba.

No pudo alcanzar su destino.

El avión 747, de la aerolínea colombiana Avianca, que tomó el escritor se accidentó en el aeropuerto de Barajas, en Madrid.

La mayoría de los pasajeros murieron, entre ellos, viajaban los escritores Ángel Rama, Manuel Scorza y Martha Traba. Y la actriz Fanny Cano.

Sus restos descansan en la Presa de La Olla, en una colina en los alrededores de la ciudad de Guanajuato.

El archivo personal del autor se encuentra en la Firestone Library de la Universidad de Princeton, EU.

 

Premio Ciudad de México de la VII Feria Mexicana del Libro, en 1960, por su obra La conspiración vendida.

Premio Casa de las Américas 1963 por la obra de teatro El atentado, y en 1964 por la novela Los relámpagos de agosto.

Premio de Novela México 1975 por Estas ruinas que ves. Su archivo personal se encuentra en la Firestone Library de la Universidad de Princeton.

Obra publicada de Jorge Ibargüengoitia

1. Un adulterio exquisito, originalmente Clotilde en su casa.1956

2. Teatro mexicano del siglo XX.1956

3. Teatro mexicano contemporáneo.1957

4. Susana y los jóvenes.1958

5. El atentado.1963

6. Milagro en el mercado viejo.1963

7. Clotilde, El viaje y El pájaro.1964

8. Los relámpagos de agosto.1964

9. La ley de Herodes y otros cuentos.1967

10. Los narradores ante el público, segunda serie.1967

11. Maten al león.1969

12. Viajes en la América ignota.1972

13. Sálvese quien pueda.1975

14. Estas ruinas que ves.1975

15. La conspiración vendida.1975

16. El cuento erótico en México.1975

17. Las muertas. 1977

18. Dos crímenes.1979

19. Los relámpagos de agosto. La ley de Herodes.1979

20. Los conspiradores. 1981

21. Los pasos de López1982

craveloygalindo@gmail.com