Para hacer trampa, en la Ciudad de México se puede encontrar todo tipo de dobles discursos en la industria restaurantera, bajo la mirada cómplice de CANIRAC que, calla frente a los abusos por parte de algunos de sus agremiados en plena pandemia.
Las cantinas y bares, donde el motor principal es la venta de bebidas alcohólicas, se han disfrazado de restaurantes para poder operar en el semáforo naranja de la contingencia sanitaria producto del SARS-CoV2 en la capital del país. Lo más que llegan a hacer es sugerirle al comensal que pida algo para «botanear», de tal suerte que la bebida alcohólica estará acompañada de alimentos, para así, según ellos, cumplir con la legislación vigente.
Es claro que la industria restaurantera ha padecido terriblemente en esta pandemia, pero también es un hecho que de no cumplirse los protocolos, los casos y contagios podrían seguir en aumento ante la mirada atónita de aquellos que, con tal de ganar un poco de dinero, no les interesa poner en riesgo a sus empleados y a sus clientes.
Ayer el periódico Reforma documentó la apertura del bar Apotheke el sábado en la colonia Roma norte de la Ciudad de México, sin problemas dio servicio a pesar de la restricción clara desde las autoridades capitalinas para ese giro de negocios.
La pregunta es ¿dónde está el INVEA?, ¿dónde están las autoridades de las alcaldías?, o no están haciendo su trabajo o hay hechos de corrupción que permitan que bares, cantinas y hasta antros, estén operando con normalidad en plena contingencia sanitaria.
El lema del partido en el poder en la Ciudad de México es acabar con la corrupción y, esta forma de operar de bares y cantinas es una forma de corrupción donde la corresponsabilidad de las autoridades es por omisión o complicidad.