Por: Atilio Alberto Peralta Merino
El vehículo del senador José Ángel Conchello Dávila fue envestido por un transporte pesado de carga en la autopista México-Querétaro el 4 de agosto de 1998, al traslado efectuado por motivos familiares fue truncado por el lamentable accidente que segó su vida.
A partir de haber asumido la representación política correspondiente, llevó pleno seguimiento de las negociaciones llevadas a cabo entre los gobiernos de México y Estados Unidos conducentes a la delimitación de las zonas marítimas de ambas naciones.
Conchello llamó la atención del país entero al señalar la ubicación en el Golfo de México de la “Isla Bermeja” en la antigua cartografía colonial, destacándose al respecto que, ante la existencia de tal porción de tierra, el país adquiría una posición privilegiada en el acceso a las reservas de hidrocarburos existentes en su jurisdicción, dado el señalamiento de la referida isla como “línea de base” para fijas las zonas marítimas correspondientes a México.
Semanas antes de su deceso, conversé con Cochello en su oficina del edificio de la “Torre del Caballito”, le pregunté, si dado que la ubicación de los referidos yacimiento se encontraba más allá de la zona económica exclusiva de 200 millas náuticas y dentro de las 350 que corresponden a la plataforma continental, Cuba tendría que estar incluida en las negociaciones, a lo que contestó que en efecto, y sugerí que el entonces deceso de Jorge Mas Canossa, aunado al acercamiento de Clinton a la isla con motivo de la repatriación del niño balsero Ilián González, resultaba por demás conveniente, a lo que asistió con no poca picardía, la misma con la que, al solicitarle que nos entrásemos en fechas próximas, me contestó que sería después de finalizado el mes dado que el “comandante Castro lo había invitado a la Habana”; nuestro siguiente encuentro jamás llegaría a realizarse.
Las negociaciones conducentes al acuerdo de delimitación de las zonas de plataforma continental entre México y los Estados Unidos, corrían en el momento a cargo del subsecretario de relación exteriores Juan Rebolledo Gout , así como del consejero jurídico de la cancillería Miguel Ángel González Félix.
El primero de ellos, había sido secretario particular de Carlos Salinas de Gortari y después de negociar el tratado en cuestión como subsecretario, se desempeñaría como encargado de asuntos internacionales del “Grupo México” encabezado con Germán Larrea; aun cuando , es de destacarse, que en los albores de la administración salinista, en los días en que el consorcio adquirió en remate judicial bajo la conducción del Juez Sergio Higuera Mota el yacimiento a cargo de la “Minera de Cananea”; quién figuraba al frente del consorcio en cuestión no era Germán sino Jorge Larrea, operándose de manera silenciosa un acomodamiento en medio de situaciones familiares , de composición accionaria de consorcios y de escaños en los consejos de administración que parce haber pasado del todo desapercibido para la opinión pública.
En los días del gobierno de Vicente Fox, en octubre de 2004, Rebolledo Gout se encargó de la ingrata tarea de reconocer el cadáver de su cuñado, Carlos Fernando Márquez Padilla quién se desplomó de la Torre de Pemex.
La noticia difundía la versión de un suicido, en la que personal médico de PEMEX había retirado documentos de la vestimenta del occiso que ,en vida , además de encontrarse casado con la actual responsable de la agrupación “Mexicanos contra la corrupción y la impunidad” María Amparo Cassar , laboraba en el área de la paraestatal a cargo del hermano del entonces vocero presidencial Rubén Aguilar y que al momento se encargaba de auditar a la empresa “Oceanografía”, estrechamente relacionada a presuntos actos delictivos a cargo de los hermanos Bribiesca Sahagún.
La viuda de Márquez Padilla declararía en la ocasión que el documento materia de la suspicacia se constreñía en exclusiva a un listado telefónico concerniente a 14 líneas , pese versiones de prensa que señalarían en la ocasión otro listado , de cuentas bancarías en lo específico , entre las que se llegó a filtrar las siguientes: 06084672385 de la institución de crédito HSBC y 00454191994 de BBV Bancomer .
El segundo de ellos, alguna vez casado con la asesora de la administración Clinton en el departamento de estado en el área de seguridad, Ana María Salazar , aseveró al comparecer ante el senado mientras se negociaba el tratado de límites en cuestión que:
“Respecto a la isla Bermeja […] quiero comentarles que la Semar y el Inegi estuvieron con Global Telecommunications System, donde podría haber estado la isla Bermeja, y en efecto se encontró el promontorio; pero éste se encontró, más o menos, abajo del mar, en esta altura, 40 o 50 metros.”
El 20 de marzo 2009, se llevó a bordo del buque oceanográfico Justo Sierra de la UNAM una primera expedición que confirmó la desaparición de la isla, expedición considerada la más intensa que se ha hecho para encontrar a la isla Bermeja, concluyendo que no “hay vestigios del área estudiada”.
Entre el 25 de mayo y el 1 de junio el buque Río Tuxpan de la Secretaría de Marina exploró la zona en donde, al decir de González Félix, se encontraría la isla; sin embargo, no hubo éxito en su localización; al respecto el Diario de Yucatán consignó en sus páginas : “la expedición no tenía margen de error, ya que el buque está equipado con tres sonares para profundidad, uno de barrido lateral y equipo de geoposicionador satelital”.
La conclusión que se arroja de tales expediciones al decir de Humberto Hernández Haddad es que la versión de González Félix resulta insostenible ya que no es posible que pueda haber un lugar a 50 metros de profundidad, si en la zona el promedio de profundidad es de 1 mil 500 metros. “Es obvio que alguien miente”, sentencia finalmente.
El 9 de junio de 2000, el Tratado Clinton-Zedillo fue signado por la excanciller de México, Rosario Green Macías, y la ex secretaria de Estado de Estados Unidos, Madeleine K Albright; el mismo que fue aprobado por el Senado el 28 de noviembre de ese año, y hasta el 17 de enero de 2001 entró en vigor.
En efecto, desde los días ya lejanos en los que desde su escaño senatorial José Ángel Conchello llamó la atención del país en relación a la ubicación de la “Isla Bermeja” en antiguas cartas de navegación colonial parece ser que alguien miente, en medio de un enmarañado entramado de intereses.
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