Barbosa y Sheinbaum, ¿habrá ya acuerdo?

Victor de regil

 

Hace unos días, se llevó a cabo la reunión del gobernador poblano Miguel Barbosa Huerta y la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, la semana pasada y apenas cuatro días antes del arranque del III Congreso Nacional de Morena, debe leerse con cuidado y con lupa analítica. Requiere rigurosidad y prospectiva, tanto como la observación de los resultados de la integración del Consejo Nacional, en donde el barbosismo arrasó, para quedarse con 14 de 18 lugares que había para Puebla, en el máximo órgano de definiciones del partido del Presidente de la República.

Y es que, como nunca antes, los poblanos tienen participación directa, sin intermediarios y sin imposiciones, en el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena). Ocurre muy a tiempo, para preparar la elección de 2024.

Desde los consejos Estatal y Nacional, los de casa ahora tienen voces y votos para defender las candidaturas. En 2021 no pasó así y relegaron de las decisiones al gobernador poblano, por eso los números tan malos que entregaron.

La pasada elección fue una cúpula, un grupo rapaz, el de los Nacho Mier, las Vivanco, los Evangelista y compañía, quienes se quedaron con muchas postulaciones. Pero, ahora, las cosas han cambiado diametralmente.

Lo que será una realidad es que las decisiones que se tomen en Puebla para tener candidatos en los 217 municipios, el congreso del Estado, diputaciones federales, el Senado y, la perla de la corona, el candidato a gobernador de Puebla, tendrán que tener el visto bueno de Casa Aguayo, no será de otra manera, pues el gobernador se ha impuesto y ya tiene el control de las decisiones de su partido en Puebla.

El pasado 17 de septiembre fue la sesión inaugural del Congreso de Morena en la Ciudad de México.

La presidenciable, evidentemente favorita de López Obrador, fue ovacionada.

Claudia Sheinbaum estuvo de pie, con los brazos abiertos completamente, recibiendo varios segundos el grito multitudinario de “presidenta, presidenta”. La unción popular de los morenistas fue indiscutible.

No hay duda de que, si hoy se debiera tomar la definición, ella sería la candidata de Morena, para Palacio Nacional.

Caminaría solamente de su actual oficina en el viejo Palacio del Ayuntamiento, a través de la Plaza de la Constitución (zócalo), al otro lado.

Por cierto, en esa oficina, el 13 de septiembre se reunió Miguel Barbosa con ella. Los dos han expresado públicamente sus respetos y han dejado ver sus buenas relaciones. Habrá que agregar que desde hace mucho tiempo.

Incluso, en varias oportunidades, Claudia Sheinbaum ha reconocido que su relación con Barbosa es “muy buena”.

Ese 13 de septiembre, también asistió otro gobernador amigo de los dos, el veracruzano Cuitláhuac García Jiménez.

De paso hay que decir que ella es la presidenciable que con más profesionalismo y cortesía política se ha dirigió al gobernador y a los morenistas de Puebla. No ha venido, pero tampoco ha mandado mensajes imprudentes.

En el caso del canciller Marcelo Ebrard Casaubón ha estado en Puebla unas tres ocasiones y, en una de ellas, se reunió con el equipo de Ignacio Mier y con empresarios que son adversarios del régimen, lo que no fue una buena señal.

Adán Augusto López Hernández, secretario de Gobernación, ha sido el más descarado e incluso más imprudente, pues ha venido en aparente respaldo a las pretensiones de Mier y ha quedado mal con todos.

Lo dijo muy bien el gobernador en días pasados, en su conferencia de prensa: nadie conseguirá la candidatura de Morena siendo “cola” del habitante de Bucareli.

Es con apoyo real. Con los consejeros y las consejeras. Con los poblanos y las poblanas. Están pasando muchas cosas. Hay hilos que son invisibles pero su movimiento se alcanza a ver.