Por: Atilio Alberto Peralta Merino
En el monumento ecuestre de Simón Bolívar en la Ciudad México, el pasado miércoles 5 de julio extendí mis condolencias por el deceso del Coronel José Paulino Millán Sabino al embajador, el agregado militar y en general al personal de la misión diplomática de la República Bolivariana de Venezuela.
Un par de días antes, una aeronave se desplomó en la cercanía de la Ciudad de Valencia, al momento en el que el piloto realizaba operaciones en ensayo para el desfile patrio con motivo del aniversario 212 de la declaración de independencia.
Por principio de cuentas, llamó mi atención la trágica coincidencia de circunstancias entre el suceso referido, y el deceso del general Gonzalo Curiel sobrevenido 28 años atrás, al desplomarse el aeronave que pilotaba en pleno desfile del 16 de septiembre de 1995.
Nunca he constatado el hecho, pero dada la homonimia y la oriundez coincidente en la Ciudad de Guadalajara, siempre he tenido la idea de que el general habría sido hijo del célebre compositor, aun cuando, claro está, el ascenso truncado al estado mayor en el área de aviación, no habría transitado por supuesto, por la senda de una “vereda tropical, ni en una noche plena de quietud con su perfume de humedad”.
Otra circunstancia que llamó mi atención, fue que el trágico incidente de reciente data, se verificó en momentos inmediatos previos a que ,en Washington D.C., la Cámara de Representantes empezara a discutir en el Capitolio la readscripción de México para pasar de la esfera de competencia del Comando-Norte, al sur.
Las “flotas” del “Army” de los Estados Unidos encuentra sus raíces en los lineamientos esbozados por el general William J. Donovan al frente de la OSS durante los años de la guerra, tanto la cuarta flota a cargo de la América del Sur, estrechamente entrelazada a la concepción del sistema interamericano de asistencia recíproca contemplada en el Tratado de Rio de 1947, como, asimismo, la “quinta flota” a cargo del Mediterráneo y la región del Oriente Medio.
Los “comandos” por su parte, se conformaron tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, y , por ende, no existían al momento en el que el avión del general Curiel se desplomó en pleno desfile conmemorativo del día de la independencia de México; no obstante, las coincidencias no dejan de resultar sugerentes por decir lo menos.
La similitud en el despliegue de los acontecimientos me hizo pensar desde un primer momento en que el célebre “culiacanazo”, bien podrían ser considerado como el ensayo de los sucesos que semanas después se suscitaron en Santa Cruz de la Sierra y que desembocaron en la caída del gobierno de Evo Morales, el hecho de que México formara parte del “Comando Norte”, bien puede solventarse teniendo en cuenta que, en esos momentos, el general Michel Flynn acababa de dejar la jefatura del “Comando-Sur” para incorporarse como jefe del Consejo Nacional de Seguridad de la Casa Blanca.
La actual jefa del referido comando, la general Laura Richardson, por su parte, abiertamente ha manifestado que el control de los recursos naturales de la región resulta prioritario, y ha sido clara su actuación en la destitución del presidente Pedro Castillo.
La readscripción de México ¿abre acaso el camino a posibles acciones de desestabilización en nuestro país?. No pareciera sensato que los Estados Unidos propicien crear escenarios de inestabilidad en su frontera sur, lo hicieron en 1910, cuando no mediaba la complejidad de interrelación que hoy se vive y restaurar la estabilidad se llevó prácticamente dos décadas.
La presencia rusa en México , por su parte, ha tenido episodio memorables en la diplomacia, empezando por la estancia en nuestro país de Aleksandra Kollintai, el activismo durante la guerra de Constantin Alexandrovich Ousmansky que culminó con el atentado con explosivos a su avión que segó su vida- otro incidente trágico de aeronáutica, atribuido por la conseja popular a Maximino Ávila Camacho-, y finalmente con la expulsión decretada por el presidente Echeverría a Oleg Netchiporenko.
La readscripción de México fuera del Comando-Norte que cubre al propio territorio de los Estados Unidos, no exorciza la “amenaza de la presencia rusa en México” hoy esgrimida en los debates de “El Capitolio”, muy por el contrario, bien podría invocarla, según sugerirían los más elementales manuales militares, incluidos, por supuestos, aquellos que previenen respecto de los incidentes aeronáuticos.
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