Antonio Augusto González Cruz. Todo por una nica

 

Antonio Augusto González Cruz. Sus cuentos esconden implícitamente el humor jarocho y reflejan la cotidianidad del mexicano. Con certera exposición y sin rodeos, convierte en historia lo común y en personaje al menos interesante de los mortales. Dentro del Taller de Narrativa Creativa, dirigido por Miguel Barroso Hernández, en Veracruz; Tony consolida las técnicas necesarias para adentrarse en el mundo de la profunda ficción. Su sueño es crear nuevos villanos y demostrarle al lector contemporáneo cuán equivocado estaba frente a los supuestos héroes: sin duda, un punto de vista interesante. Disfrutemos, hoy, de uno de sus textos divertidos:

 

Todo por una Nica

 

-¡Hija de la chingada!

El grito, despertó a Toño; ni el ladrido de los perros, ni el fuerte retortijón que sintió en sus tripas. La mañana era fresca y el aire que entraba por la ventana ventilaba el cuarto.

Satisfecho, se paró del escusado y bajó las escaleras, preguntándose el origen de esa mentada de madre. Llegó a la cocina y ahogó la sed, mientras buscaba en su viejo frigorífico algo para desayunar.

Huevos, chile y un poco de frijoles, comenzaron a chisporrotear en el sartén. Se relamía los labios, oliendo cómo la manteca se derretía. En otra hornilla comenzaba a hervir el café, cuando tocaron fuertemente la puerta. Bajó la flama y, presuroso, fue a abrir.

-¡Por los bigotes de Zapata! –exclamó–. ¡Qué pinta tienes!

¡Era una niña! Traía el pelo enmarañado y profundas bolsas en los ojos. Se mordía las uñas y, con recelo, observaba a los lados. Las mejillas, sonrojadas, mostraban la desesperación de su comportamiento.

-¡Necesito que me escondas…! –gimió, ya llorando, mientras se sobaba uno de los cachetes.

-¡Pasa! –dijo Toño– ¿Qué sucedió? ¿Quieres desayunar conmigo?

-¡No! ¡Quiero que me escondas! –repitió la niña.

-¿Esconderte de quién?

-De la abuela –susurró cautelosa–. Sin querer, le vacié la bacinica encima ¡Me va a matar!