Ana Navone. Tercera Antología Internacional de Poesía (Sabersinfin)

Tercera Antología Internacional de Poesía (Sabersinfin)

ANA NAVONE. Nació en Mar del Plata, Buenos Aires, Argentina, el 12 de octubre de 1949. Poeta desde sus comienzos, participó en diversos concursos y jornadas literarias. Estudios: maestra, profesora de Relaciones Públicas, Comunicación y Ceremonial. Editó varios libros, entre ellos: Letras y Pinceles (2009), Manual de Relaciones Públicas, Comunicación y Ceremonial (2010), El Silencio y las Palabras (2011), Quimeras Encontradas (20013), Poemas en Fa (2014), Remolinos (2016). Participó con otros autores en antologías varias. Premios y reconocimientos: Mención por su poema gauchesco: La yegua madrina y el gaucho. En 2013, distinción “Alfonsina” otorgada por el Foro Femenino Latinoamericano. 2015, en el marco de Mujeres en las letras Marplatenses, le otorgan un reconocimiento a su trayectoria literaria. 2020, Premio Literario Internacional Universum Donna con diploma y medalla: Tema, Poema Paz.

 

Paz te necesito

 

Silencio de mañanas sin gente.

Silencio de niños en escuelas sin escuelas.

Silencio de pájaros, en los árboles no hay cantos.

Silencio de vientos, no acaricia mi rostro,

Encuentro las calles vacías y se me vacía el corazón.

Por las ausencias, por los recuerdos, por el olvido.

La nostalgia se desliza en minúscula, se va de mis manos.

Cuando sube al canal rojizo de mi cauce, siento miedo.

También hay silencio dentro de mí, no escucho el tic-tac

en mi pecho, no me queda nada, ni el fluir de la sangre.

En mis venas, silencio y más silencio.

No escucho el sonido de mis pensamientos.

Enloquecen mis sentidos, mi voluntad, mi hoguera.

Camino entre cadáveres, las casas han cerrado sus ojos.

Los pájaros se llevan sus nidos y los árboles lloran.

Solo el silencio acompaña mis pasos.

 

 

Estalla, acechan las águilas, el planeta ruge en alarido.

Mis pies descarnados, volátiles, caminan sobre el aire

marcando penumbras al atardecer.

El impostor nuevamente apostó a la masacre,

El hipócrita lo sigue.

Las hostilidades crean los conflictos e inventan una

razón para matar.

Viene el exterminio, la desolación, las diásporas

comienzan a brillar.

En los caminos, en las aguas, en la montaña,

y se llagan los pies de tanto buscar cobijo,

duele el estómago por hambre,

se queja el corazón:

Por el desamor, la discriminación, la ignominia.

 

¡Te llamo Paz para que abras tus brazos!, te conviertas

en canto, te conviertas en trinos, alegría de calles.

Quiero moradas con los ojos bien abiertos para ver

el juego de sus niños, la marcha de sus animales,

la mano amiga que acompaña.

 

¡Paz te llamo a gritos para que vengas! Para que reines.

¡Paz te grito a llamas para que acudas! y persistas,

a pesar del infortunio, para que des a los seres el sosiego

a sus mentes quemadas por el odio.

Paz te espero, Paz te quiero, ¡Paz te necesito!