¿Amenazan con una fuereña en el gobierno?

Xavier Gutiérrez
Recidiva es un término médico. Así le llaman a la repetición de una enfermedad poco después de terminada la convalecencia. Eso, aplicado a la política, le puede ocurrir a Puebla en el sexenio que está en puerta.

No bien salimos de padecimientos sociales y políticos con grado de pandemia estatal, cuando ya tocan amenazadoramente la puerta con un amago mayúsculo. Sí, hay barruntos de tormenta.

Mi compañero de espacio Ociel Mora expuso las razones técnico-democráticas de esa posibilidad, si Morena decide postular a una mujer para la gubernatura que viene. No quiere decir en automático que tal postulación la lleve a la gubernatura, pero la posibilidad cabe por la alta preferencia que tiene ese partido por encima de todos.

El escenario, por otra parte, tiene múltiples aristas. Y ya se sabe que si algo es impredecible es el comportamiento de las sociedades.

La dama en cuestión, María Luisa Albores, la actual secretaria del Medio Ambiente del gobierno federal, ha dicho que sí quiere. Ignoro si cubre todos los requisitos legales, pero es una verdad palmaria que aquí en Puebla ni la conocen ni ella conoce el terreno.

Con todo lo fatal que ello parece, puede no ser impedimento. Han llegado al gobierno ilustres desconocidos… ¡y así nos ha ido! Mariano Piña era guerrerense y el suyo fue un sexenio de barbaridades y frivolidades, incluido un penoso desaguisado en donde fue cacheteado en público por una dama.

Bartlett tuvo un gabinete de poblanos, pero encima de ellos, con el perfil prepotente implícito hasta la fecha (salvo cuando Javier Lozano -muy semejante a él- lo exhibió en un debate) nombró a puros forasteros y con ellos hizo y deshizo.

Moreno Valle nunca había vivido en Puebla. Y con él sufrió el estado una satrapía con pretensiones de dinastía en favor de su esposa. Los efectos de su horrendo gobierno aún se sufren y los boquetes económicos tardarán años en superarse. Le escuché decir a uno de sus colaboradores: “Con los cinco mil millones de pesos del Museo Barroco se hubiera logrado la electrificación de todas las colonias de la periferia de la capital poblana…”

Su abuelo, el doctor Moreno Valle, es también el claro  antecedente del dedazo en beneficio de otro fuereño. Jamás había estado en suelo poblano. Tan ajeno era que no se exagera si decimos que requería un guía para llegar a la Catedral partiendo de los portales del zócalo.

Yo presencié la siguiente anécdota: Tenía pocas semanas de haber asumido la gubernatura y presidió un acto sobre la Constitución en el zócalo. Al concluir la ceremonia, su jefe de ayudantes Manuel Olguín de la Llave le pregunta:

-Señor gobernador, ¿hacia dónde nos vamos?
-“Al palacio de gobierno, Manuel”, le responde (el palacio estaba en Reforma 711).
-“Muy bien señor, nos vamos caminando aquí por la 3 poniente”,  le dice Olguín.
-“Oye Manuel, ¿dónde queda la 3 poniente…?

Así se gobernaba… y se gobierna Puebla hasta la fecha.

Miguel Barbosa es una pieza de museo del anecdotario pintoresco, rudimentario y delictivo.  Otro fuereño sin conocer el quién es quién en Puebla. Y se rodeo igual de foráneos, delincuentes e ineptos en gran número. No todos, pero sí la mayoría.

Causó un socavón en la marcha de Puebla y los efectos del terrible cuatrienio tendrán aún resonancia sísmica un buen rato.

Con ese escenario como de hecatombe -nada casual este término, cuyo significado,  “matanza de cien bueyes”, con un poco de imaginación, nos remite a una descripción de la violencia que vive la entidad o, a un oculto deseo de muchos poblanos ante la incompetencia de la desvergonzada clase política-, aparece la amenaza de una eventual gobernante de otros lares ajenos al poblano vivir.

Y no es porque se trate de una dama. Y tampoco su capacidad se pone en duda. Se hace referencia a lo mínimo deseable para apostarle a un gobierno de calidad, de eficiencia, de buenos resultados. La burra no era arisca…todos estos sexenios juntos la han hecho así.

Una postulación o un gobierno con esa característica de origen, contraviene absoluta y rotundamente el sentido común.

Conocer la historia clínica y luego de estudios y análisis, sí le permite a un facultativo tratar y atender con éxito a un paciente.

Pero la vida y la marcha de un pueblo, de una sociedad, es otra cosa.

Pero un trasplante, ¡uno más!, como el que se augura para dirigir a más de 7 millones de poblanos, después de sexenios aciagos, sería francamente insoportable para Puebla, ya no digamos por las aspiraciones optimistas que toda sociedad tiene, sino… ¡por legítima defensa!

Retomando el punto inicial, sería la horrenda repetición de una enfermedad cuando el paciente está todavía muy lejos de su cabal recuperación.

La convalecencia es muy dura… y va para largo.

No amenacen…

xgt49@yahoo.com.mx