Pedro Rendón / ICM
· El Dr. Maximiliano García expuso la conferencia ‘Retos de la administración pública en México’
En Retos de la administración pública en México, sexta y última conferencia del ciclo Especialistas frente al contexto, organizado por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, el Dr. Maximiliano García Guzmán, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), expuso cuál es el perfil interno y externo que actualmente está articulando las acciones de la administración pública federal.
En lo interno, dijo que un primer elemento es, el retorno a la centralización, después de varias décadas en las que se ha intentado que el Ejecutivo Federal ceda ciertas funciones, que se reconozcan ámbitos de competencia en los otros poderes, que se constituyan órganos autónomos y que se reconozcan capacidades de los estados y los municipios.
Aunque la centralización no es negativa per se, con el retorno a la centralización del gobierno federal, encarnado en la idea de la 4T, “quizá sí se está generando un riesgo”, que tiene que ver con hacer cada vez más borrosas las fronteras entre un poder y otro, de lo que es ejemplo lo que está pasando con el Poder Judicial y con el Instituto Nacional Electoral (INE), que en alguna medida ya estaban saliendo de la esfera de control del Poder Ejecutivo.
Un segundo elemento, que es uno de los excesos de esa centralización, es la idea de lo unipersonal, en la que se observa una exposición permanente de una sola persona, el presidente de la República, al que se ve todos los días en su conferencia mañanera “haciendo declaraciones de todo lo que se le ocurre”. Y pese a que él no puede ser experto en todo, un día habla de salud, otro de energía y otro aborda temas que incluso ni siquiera le tocan, pero de los cuales opina.
“Insisto, el concepto de centralizar no es negativo per se, pero sí hay un riesgo cuando esa centralización se vuelve sinónimo de lo unipersonal, como si una sola persona fuera lo importante en toda una magna estructura o macroestructura como puede ser justamente la de la administración pública”.
Tercer elemento, lo vertical y lo jerárquico, que parte justamente de la idea de que lo importante es una sola persona, que es quien va a decidir, a dirigir y a marcar el ritmo. En esta visión vertical y jerárquica de la administración pública se tienen líneas de mando bien definidas, “donde no se mueven muchas cosas si el presidente no lo autoriza”.
Cuarto elemento, la austeridad, que ha permeado en muchos de los presupuestos de las ejecuciones públicas y que se ha convertido en una política pública, sobre todo a partir de ciertos marcos normativos, como la Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos o la Ley de Austeridad Republicana.
Sin embargo, esta austeridad ha sido selectiva, pues en distribución presupuestal ciertas instituciones están consentidas y otras están un poco más castigadas, y esto pone en tela de juicio este valor que ha sido una de las banderas fundamentales del Ejecutivo Federal para sustentar el manejo de los recursos públicos.
Este punto en particular preocupa al Dr. García, ya que en muchos países hay una especie de consenso de que a la larga la austeridad acaba afectando más a las finanzas públicas, por la inversión que ya no se realiza. Por ejemplo, ahorros en salarios de los servidores públicos a la larga impactan en la calidad del servicio, y también hay impacto por las políticas que se dejan de hacer, precisamente en aras de la austeridad.
La austeridad tendría que analizarse con lupa, para ver de manera precisa si en efecto los números del presupuesto “nos reflejan esa austeridad o no, o más bien es una reorientación del gasto, que a mí me parecería que más bien estamos frente a esa condición”.
Quinto elemento, privilegiar la lealtad sobre el mérito. Este elemento puede hacer más daño al funcionamiento interno de la administración pública, pues importa más que el servidor público sea leal a los valores que encarna el movimiento de la 4T, que el mérito del servidor público como un profesional capaz, que tiene los conocimientos necesarios para actuar.
El académico consideró que al mandarse señales claras de que pesa más comulgar con los valores de la 4T que reflejar capacidades, “cualquier servidor público se desanimaría de aspirar a mejores condiciones en su ámbito laboral, cuando lo que cuenta es si comulgamos o no con esos valores, y no tanto si soy capaz o no de resolver los problemas a los que tengo que enfrentarme en mi calidad de servidor público”.
Sexto elemento, la moral de la administración pública se ha convertido en una especie de conducta evangelizadora, más que promotora. Se han marcado un conjunto de valores, resumidos en la cartilla moral, donde se dice qué se tiene que hacer, “y si te sales de ahí pues estás en contra del proyecto, o ya eres corrupto o ya no formas parte de esta religión que denominamos 4T”.
Sobre este punto, el doctor mencionó que no se debe olvidar que la administración pública no es para un grupo, tiene que dar respuesta a todos los sectores de la sociedad, comulguen o no con los valores que la 4T expresa.
Elementos externos de la administración pública
En lo externo, igualmente hay una expresión de la administración pública, que condiciona en gran medida el diálogo que tiene con la ciudadanía en general, una relación que también ha adquirido un nuevo formato a partir de su condición interna.
Primer elemento, la administración pública está perdiendo la oportunidad histórica de transformarse de una manera más cercana a los valores globales de este siglo XXI. Respecto a este punto, García Guzmán comentó que se está queriendo construir instituciones en el siglo XXI que fueron diseñadas en el siglo XX y pensadas desde el siglo XIX.
Asimismo, dijo que la administración pública no puede ser la única responsable de atender todos los problemas, sino que debe apoyarse en otros actores, en otros esfuerzos que vienen del espacio público y, sobre todo, tiene que ser una estructura cada vez más flexible y no rígida.
Empero, la actitud de la administración pública hacia el exterior ha sido la de una institución cerrada, no cooperativa, a la que no le gusta trabajar con la ciudadanía, a la que ha llegado a descalificar. “Hablamos justamente de este enfrentamiento que se dio a principios del sexenio con algunas organizaciones de la sociedad civil, donde hubo esta discusión de por qué se retiraban ciertos apoyos de las instancias infantiles, este conjunto de políticas o de programas que estaban en manos de asociaciones civiles y que de repente se les retiran, por un tema de desconfianza”.
Segundo elemento, lo discrecional y alejarse del conocimiento. Si se ven las decisiones de carácter público de las autoridades se observa que se está frente a un escenario de discrecionalidad, “como si fuera una especie de ejercicio patrimonial de la administración pública”. Además, esas decisiones en muchas ocasiones están alejadas del conocimiento.
“Hay una especie de brecha entre lo que nos está diciendo la investigación científica y lo que ocurre con algunas decisiones públicas. Y me parece que el tema del manejo de la pandemia es el ejemplo más claro de este asunto, con esta controversia que hubo con el cubrebocas, con esta idea de que la pandemia estaba bajo control, cuando vemos que la realidad en los hospitales es diferente, es decir, hay una especie como de desprecio del conocimiento científico cuando éste no está apoyando o no se está orientando a estos valores del gobierno federal”.
En virtud de esto, el docente sostiene que se está regresando a esos tiempos donde “se decide por corazonada, donde se decide por intuición, donde se decide por adivinanza”, y en el mejor de los casos, donde se decide por compromisos políticos, más que por una decisión sustentada en la evidencia y el conocimiento científicos.
Tercer elemento, se está frente a una administración pública que no fomenta el diálogo, ni la deliberación, a la que le cuesta mucho trabajo sentarse a dialogar con otros actores, que ha limitado los foros de comunicación a la conferencia mañanera, el espacio donde se pueden abordar, más que discutir, ciertos temas. “Eso nos da cuenta justamente de esta reticencia que hay del diálogo por parte de las autoridades y de poder generar procesos deliberativos, que en una democracia serían lo más sano”.
Un golpe contundente contra la deliberación es esta frase de: yo tengo otros datos. “Con esos otros datos pues ya se me acaba la posibilidad de deliberar, porque no vamos a estar partiendo de discusiones objetivas a partir de elementos que puedan ser verificables y que puedan justamente orientar esa deliberación”.
Cuarto elemento, labor de la autoridad bajo esquemas de transparencia limitada y de rendición de cuentas también muy limitada. Aun cuando se cuenta con una estructura institucional que permitiría acceder a cierta información, la transparencia en este gobierno no está muy bien vista. “Podemos conocer lo que a la autoridad le interesa que conozcamos, pero hay ciertas áreas donde todavía el manejo de la información es muy opaco, donde todavía no hay claridad en lo que se está haciendo, se reserva información que uno diría, esto tendría que ser del conocimiento del público”.
Otras cosa que no le gusta al gobierno federal, “es que lo estemos evaluando, que lo estemos criticando, que le estemos pidiendo explicaciones y que lo sentemos precisamente a rendir cuentas”. Y tan no le gusta, que el principal órgano de rendición de cuentas, la Auditoría Superior de la Federación, ha tenido que corregir la plana de sus propios informes, y decir que tiene razón el Presidente, que la auditoría se equivocó en un informe.
Quinto y último elemento, falta de innovación y visión tecnológica. Se sigue apostando a políticas tradicionales, hoy en día muy limitadas y superadas por otros países, concretamente en el tema energético. “Seguimos centrados en producir petróleo y sus derivados, cuando tendríamos que estar pensando ya en energías limpias o en otro tipo de procesos que nos permitan mejores condiciones de desarrollo que no comprometan el medio ambiente”.
Y se continúa apostando a procesos económicos de principios del siglo XX, cuando habría más bien que pensar en el futuro de este siglo XXI en términos de innovación y de técnica. Por otro lado, “nos enfrentamos a que cada vez más, el sector científico está siendo golpeado, y basta ver lo que ocurre con Conacyt y todas las ocurrencias que han surgido en este espacio, y sobre todo pues con esta falta digamos de apuesta por la ciencia y la tecnología”.
Ciclo de conferencias
El ciclo de conferencias Especialistas frente al contexto fue coorganizado por el Departamento de Ciencias Sociales y Políticas (DCSP) de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, y formó parte del Diplomado Análisis Político de Coyuntura, impartido por la Dirección de Educación Continua de la IBERO y coordinado por el Dr. Enrique Gutiérrez Márquez, académico del DCSP.