Victor de Regil
Nos encontramos ya a la mitad de las campañas federales, y al inicio de las locales en Puebla, aquella que se promocionó como “la gran alianza opositora” y que bautizaron como “Va por México”, del PRI, PAN y PRD, no ha encontrado cómo hablarles a sus potenciales electores. En las proyecciones, esa coalición sigue sometida al lopezobradorismo, que se perfila para reeditar su mayoría calificada en la Cámara de Diputados.
Y es que de acuerdo con las mediciones realizadas al momento, no solamente la marca del MORENA y sus aliados sigue al frente, sino que incluso muestra una tendencia ascendente en gran parte del país.
De acuerdo con Oraculus (oraculus.mx), la firma que realiza la “encuesta de encuestas” (Poll of Polls), hasta 47 por ciento de las preferencias están con el morenismo.
Es importante mencionar que estas proyecciones se basan únicamente en preferencias por partidos y no por candidatos. Siguiendo muchas encuestas, se ha demostrado que esta tendencia de Morena baja cuando se pregunta por candidatos. Un ejemplo es lo que pasa en la capital poblana, donde Morena eestá arriba de la alianza PRI-PAN-PRD pero, al mencionar candidatos (Eduardo Rivera y Claudia Rivera), el PRI-PAN-PRD se despegan hasta por 10 puntos sobre la presidenta municipal con licencia.
En tanto, lo que respecta a los partidos de “Va por México”, en el caso de la competencia federal, ni siquiera juntos representan un riesgo para el actual régimen.
La suma de PAN, con un potencial de 17 por ciento, al igual que el PRI y el cuatro por ciento del PRD, apenas les dan 38 puntos, en el mejor de sus escenarios.
Aunado a esto, la aprobación del presidente Andrés Manuel López Obrador, aunque con algunas caídas, sigue firme. Alcanza casi a rozar 65 por ciento a su favor, esto a pesar de los pésimos resultados entregados a la mitad de su sexenio.
Los opositores han privilegiado la descalificación a secas, antes que el contraste y la agenda que interesa verdaderamente a los ciudadanos.
En lugar de hablar de empleo, economía y seguridad y cómo salir adelante de los estragos de la pandemia, los candidatos del PRI-PAN-PRD siguen con el discurso de denuesto a López Obrador, pero no les ha sido redituable.
Por supuesto ese funciona en el círculo rojo. Aquel que en buena medida es abiertamente AntiAMLO. Pero ese de sí ya era un voto cautivo a su favor o en sentido afirmativo a alguno de los partidos de esta coalición. Pero lo cierto es que la gran masa que representa los votos que definen en las urnas, no tiene identificación con esa estrategia. Está excluida en ese discurso.
En cambio, el Presidente de la República, a pesar de sus dislates, sigue teniendo el respaldo de la población y la mayoría popular.
Los próximos 30 días se supondría que deberían terminar por definir la elección. Sin embargo, hoy no se ve como el próximo mes la gente pudiera tener un cambio de opinión radical.
Un fenómeno que pudiera dar un vuelco tal, que terminara por hacer naufragar al lopezobradorismo, pero al momento no se ve cómo pueda eso suceder.
Un factor importante es que la vacunación contra la COVID avanza y en paralelo se consolida la fuerza de Morena y del actual régimen.
Pero enfrente, los candidatos de la coalición PRI, PAN y PRD parecen ausentes del verdadero debate y de los temas que le interesa a la mayoría silenciosa, pero que se espera asista a las urnas el 6 de junio.
De concretarse las proyecciones, como la que hace Oraculus, a partir del análisis de todas las encuestas y de la numeralia histórica, López Obrador rompería con el sino de sus antecesores. Al menos los que siguieron al salinato.
Todos ellos, Zedillo, Fox, Fox, Calderón y Peña) perdieron curules en su elección intermedia. La segunda mitad de su sexenio, desde Ernesto Zedillo Ponce de León, hasta Enrique Peña Nieto, el presidente tuvo bancadas menores en San Lázaro, a las que comenzaron en sus mandatos.