El tiempo es a la vez el más valioso y el más perecedero de nuestros recursos.
(John Randolph)
Por Tonatiuh Valenzuela Blanco
El tiempo
El tiempo sigue su marcha, jamás se detiene, las manecillas bailan al compás de cada segundo, son tan rápidos como proyectiles, sin embargo, las consecuencias impactan en el entorno y las personas de manera permanente.
La humanidad ha puesto en un pedestal el concepto del tiempo, sirve para valorar y organizar mejor su vida, gracias a él la naturaleza tiene un orden, el día y la noche, los seres vivos tienen un periodo de actividad y otro de reposo, estamos tan absortos en nuestras actividades cotidianas que a veces ni lo percibimos, simplemente existimos.
El tiempo es tan relativo, misterioso y valioso que no podríamos imaginar nuestra vida sin él. Hay más tiempo que vida y en efecto así es, nosotros nos vamos y él se queda. Antes de que existiéramos él ya era lo que siempre ha sido, lo hemos tratado de explicar de muchas formas.
Lo cierto es que el tiempo funge como un juez y verdugo, en él todo nace y se marchita, pone en su lugar al más soberbio y no da marcha atrás, aunque duela sigue avanzando, por eso aprovéchalo, no lo malgastes en cosas, situaciones y personas que no valen la pena, disfrútalo sólo es prestado, no te pertenece a ti ni a nadie, lo curioso es que pasa lento cuando sufres y volando cuando lo disfrutas.
Un sueño utópico de la raza humana es poder controlarlo a voluntad con máquinas del tiempo o algún otro invento, pero hasta ahora no se ha podido lograr. Algo tan grande y perfecto sólo pudo haber sido creado por un Ser Superior con el fin de que cada vida cuente y se lleve un aprendizaje antes de retornar a casa con DIOS, por eso cada día es un reinicio, tienes otra oportunidad para hacer lo que postergaste o desaprovechaste, mientras haya tiempo se puede concretar.