Victor de Regil
En Puebla, parece abrirse una ventana para el próximo regreso a clases. Y es que, si algunas variables, como la vacunación y la disminución en el ritmo de contagios de COVID, se completan satisfactoriamente, 1 millón 762 mil 482 alumnos de aproximadamente 12 mil escuelas, de los niveles preescolar a bachillerato, regresarán a las aulas en cuatro meses, en agosto próximo. Este solo hecho será el impulso definitivo y contundente para que la economía comience su plena recuperación en el estado, tanto como en el país.
Recordemos que hace poco más de un año, el 23 de marzo de 2020, las clases presenciales pararon en la entidad. Con ello, la economía registró una recesión inevitable.
Sectores como el del transporte público, por ejemplo, tiene en los estudiantes y sus padres de familia a sus principales usuarios. Los insumos escolares no se limitan a lápices y cuadernos. Es enorme la demanda de bienes y servicios con los estudiantes en clases.
Desde un simple pasador para el cabello, hasta la venta de electrónicos giran y tienen sus mercados en auge cuando las aulas están activas.
Ahora, el gobierno de Miguel Barbosa Huerta, sin embargo, no se ha apresurado desmedidamente.
No habría por qué hacerlo. Como en el resto del manejo de la pandemia, la mesura es el sello de la casa, incluso por encima de las decisiones que se tomen a nivel federal.
La fecha de agosto, como posibilidad de regreso, es una proyección, como anunció el Gobernador. Ciertamente, habrá etapas y metas que cumplir para ello, como la preparación de los planteles para recibir a los maestros y alumnos.
Si se concreta en agosto de este 2021, los estudiantes poblanos de preescolar, primaria, secundaria y bachillerato habrán completado casi un año y medio sin clases presenciales.
Habrá un enorme boquete en sus bases académicas. Una laguna que habrá que sortear y con la que se tendrá que lidiar y que puede arrastrarse, si no se resuelve, incluso generacionalmente.
En un principio, para que se pueda regresar a las aulas, la vacunación anti COVID de los más de 90 mil docentes de la entidad deberá haberse completado en segundas dosis. De otra forma sería imposible el regreso a clases.
Pareciera algo relativamente sencillo, luego de las experiencias locales en las que se ha logrado vacunar a casi cien mil adultos mayores en un solo fin de semana en Puebla capital, con el gobierno del estado al frente de la logística.
Sin embargo, estos más de 90 mil profesores y profesoras están, en una proporción importante, distribuidos por todo el territorio estatal, muchos de ellos incluso en comunidades alejadas. La mayoría, pero no todos, está en la capital y la zona conurbada, lo que implica una dificultad adicional.
Un punto importante que habrá que analizar, y en su momento resolver, es la forma de evitar que no se propague el virus en el transporte público, lugar en donde mas aglomeramiento se tiene y donde mas contagios se han registrado. la mayoría de los alumnos, junto con sus padres que los acompañen, utilizan este transporte para llegar a sus respectivos colegios. se trata de un tema por demás complejo.
El regreso a clases tendrá también un sabor amargo, porque las cosas ya no serán las mismas. Por supuesto, están los más de 11 mil fallecidos en el estado por coronavirus, muchos que eran padres de familia.
De ellos 43 eran menores de edad, esto hasta el corte de mediados de marzo, que no regresarán con sus compañeros a las clases. También 73 profesores perdieron la batalla, hasta el corte de febrero.
En la pandemia, por sus consecuencias económicas, han cerrado sus puertas 73 planteles. Se calcula que más de 22 mil estudiantes han migrado de las escuelas privadas a las públicas. Más de cinco mil estudiantes han desertado.
No será sencillo del todo, pero tampoco imposible, el regreso. Se ha trazado ya la ruta hacia las aulas.