Karen Paloma Núñez Acuña. Arica, mi tierra dorada

Karen Paloma Núñez Acuña. Poeta y educadora de párvulos de profesión. Nació el 10 de octubre de 1987 en la ciudad de Santiago, Chile. Creció y formó su vida en la ciudad de Arica, puerta norte del país. Su poesía sale a la luz pública en el año 2022, en la Tercera Antología Internacional de Poesía Sabersinfin, con el poema “Me sigo aferrando a ti”. En el año 2023, participa en la Cuarta Antología Internacional de Poesía Sabersinfin, con los poemas “Cierra los ojos” y “Fuimos”. Inspirada en el amor por la poesía, un gran compromiso con la educación y su deseo de fomentar el arte entre los jóvenes, en el año 2021 crea el Primer Festival de Poesía en Aymara para el Colegio Alta Cordillera de la ciudad de Arica, el cual se encuentra consolidado en el currículo cultural del establecimiento hasta la actualidad. Su principal objetivo fue crear un espacio donde la poesía fuese significativa para todos, especialmente para los niños y adolescentes, demostrando que la palabra escrita y hablada tiene el poder de transformar vidas y comunidades enteras.

 

Arica, mi tierra dorada

 

Bendecidos los nacidos en este lugar,

tanto nos entregas

sin nada que esperar.

Matizas tus arenas en cada despertar,

juegan en tus olas

los amantes del mar.

¡Ay, corazón palpitante!

Oculto entre tanto café oscuro desbordante,

colores de vida al atardecer son el contraste.

¿Quién podría olvidarte?

Eres la perfecta sinfonía de sol y calor,

bailes y algún grato amor,

frutos de maíz, tumbos y carnavalón.

Cuéntame una historia con fervor,

de esas que guardas enterradas con arcilla, adobe y carbón.

Deléitame

con el silencio matiz de tu desierto.

Sorpréndeme

con el oasis verde en el valle de tus vientos,

esos que traen consigo aves de paso hasta tu humedal,

la magia de la tierra dorada y su magnetismo sideral.

Tú y yo

somos uno cuando danzamos juntos en espiral.

Mira mi piel canela,

es el sabor de tu compás.

Vulnerabilidad

 

En el camino oscuro de la desigualdad,

encadenaron mi voz con frialdad;

humillada con intensidad,

cerré mis ojos a la realidad.

Perdí mi alma en el laberinto de la inseguridad

y me hundí en el silencio de la soledad.

De rodillas lloraba ante la adversidad,

implorando algún día volver a encontrar la felicidad.

El camino se volvía confuso con tanta inestabilidad

y mis pasos retrocedían con facilidad.

Carisma alegre,

¿dónde fuiste a pasear?

me preguntaba extrañando con total profundidad.

Intentaba sobrevivir buscando una nueva oportunidad,

algo que le diera un poco de serenidad

a todas esas emociones que se manifestaban con tanta intensidad.

Abrumada de tanta falsedad,

divagué en la profundidad de mi ansiedad;

mis alas ya no tenían vitalidad.

¡Rayos!

Ya no sabía cómo respirar,

lo hacía con fragilidad.

Alma,

te vestiste de vulnerabilidad.