José Luis Ernesto Saavedra Dollenz. Plantado

José Luis Ernesto Saavedra Dollenz. Abogado, profesor de Estado en Historia y Geografía, comunicador social, científico, escritor perteneciente a la Sociedad de Escritores de Chile y Magallanes, columnista permanente de La Prensa Austral y El Magallanes. Es académico de la Universidad de Magallanes. Investigador y escritor antártico.

 

Plantado

 

Viajé a Milán y me comí unas milanesas.

Viajé a Viena y me comí unas vienesas.

Viajé por el mundo con mi imaginación y por la red.

Viajé del lugar que me vio nacer y ahora con sed.

Viajé a un espacio fascinante,

digno de cualquier viajante.

Ojo de poeta: Mis maletas son mi deseo y estar sin dinero.

Mi equipaje es mi imagen mental a un paraíso ideal:

helechos, cactus, hidra, bonsái.

El hecho es que sigo viajando y tú no lo estás mirando.

Lavanda, y recorro más que una banda de rock,

acelerado como un reloj, tic tac, tic tac,

para ser viralizado en TikTok.

Mi pasaporte es mi conciencia:

rosa, margarita, petunia.

Cada vez llego más lejos, hasta la estratósfera.

¡Hasta Saturno se llega!

Árbol en medio de una cascada de problemas,

ahora bajo al corazón de la tierra.

Sigo viajando en mi conciencia:

potus, ipomea, mala hierba.

Viajo a Noruega y no existe quien me mueva.

Viajo a Japón, una verdadera emoción.

Viajo aquí inmóvil.

¡Lo sorprendente sin automóvil!

 

 

 

 

 

¡Minona!

 

 

Tu Roma está sobornada,

tu Roma es aritmética.

Eres una eximia en Roma, oh Emperatriz.

¿Qué puedo hacer más sino tenerte en lo místico?

Minona, mi amor hacia ti es incondicional,

pero para ti Roma es esmirriada y casi ausente.

Minona, no te olvides, no te alejes,

vuelve a mí, vivamos eternamente en Roma.

Minona, me conformo con escuchar solo tu silencio,

me hablas más que con palabras.

Minona, escríbeme, háblame, juntémonos.

La Roma de los coliseos, de los leones, de los mártires,

del juego y de las bestias.

De mármol, caminos, columnas y frialdad.

Como tú, Roma es diminuta en esta época.

Que tu mente se concentre en mi imagen,

en tu pensamiento, emociones y sentimientos.

¡Minona! Despierta, acércate y hagamos de Roma

nuestro hogar y nuestro espacio vital.

Te quiero profundamente, como un clásico prusiano, a ti Minona.

Toda mi música clásica culmina en ti.

Hablando tanto de Roma, la burra se asoma.

Hola, Minona, léeme mi mente al revés,

te darás cuenta de mi interés.

Cada piedra que pises es mi amor por ti,

cada estrella que mires es mi amor por ti,

cada minuto que pase es mi amor por ti.

Deseo estar solo contigo en la Roma eterna.

¡Minona!