
Por: Mario Alberto Gálvez
El día 15 de septiembre de 2025, por la noche, una custodia de seis mujeres cadetes del Glorioso Colegio Militar, portando la bandera mexicana, marchó hasta entrar al Salón de los Presidentes del Palacio Nacional, hicieron parada frente al retrato al óleo de Josefa Ortiz Tellez-Girón (antes de Claudia Sheinbaum a esa mujer se le conoció como Doña Josefa Ortiz de Domínguez), apareció, por una puerta contraria a la que usó el grupo de custodia del Lábaro Patrio para llegar hasta allí, la Presidenta de México acompañada por su esposo, el cónyuge se desprendió de la Presidenta para que ésta se presentara ante las mujeres que custodiaban el símbolo patrio, asumiera la posición de firmes, colocara de canto su mano derecha sobre un costado de su frente y saludara a la bandera.
Las cadetes presentaron el lábaro patrio y lo entregaron a la Presidenta que lo llevó con ella hasta el balcón de palacio que da hacia la plancha del Zócalo. El espacio estaba colmado de mexicanos y extranjeros, lo mismo que las calles que desembocan en la principal plaza capitalina. Se calculó medio millón de asistentes.
No todos eran patriotas, unos estaban allí para disfrutar la música de la Banda Limón, otras bandas musicales y algunos cantantes, el espectáculo era gratis y no quisieron desaprovechar la oportunidad; los extranjeros tenían curiosidad, deseaban conocer el motivo de tanto fervor por esa ceremonia y por esa mujer que asomó en el balcón portando la bandera mexicana.
Fue una noche llena de simbolismos, Claudia Sheinbaum vistió un elegante vestido color púrpura (el color de las mujeres que pelearon y alcanzaron el derecho a votar) con blusa blanca plagada de motivos mexicanos en negro (motivos mexicanos originarios). su pecho estaba cruzado por La Banda Presidencial a la que manos de mujeres mexicanas le bordaron con hilos dorados, blancos y verdes, el escudo nacional.
Claudia Sheinbaum asomó al balcón y lanzó sus arengas patrias en las que incluyó a las heroínas y a los héroes anónimos, el nombre de cuatro mujeres independentistas y a los migrantes. Cerró su arenga con el grito ¡Viva México libre, soberano e independiente! que tuvo una clara dedicatoria para Donald Trump y para los opositores mexicanos que pugnan por la invasión armada norteamericana.
Dos datos para el anecdotario cultural político: En la breve caminata que realizó la Presidenta no hubo oligarcas, políticos, dueños de medios de información e invitados mexicanos y extranjeros creando dos barreras para formar un pasillo por donde caminaban los presidentes del PRIAN, tampoco en una larga mesa esperaba una opípara cena formada por platillos típicamente mexicanos, en aquellos años todos sonreían al presidente en turno, todos suplicaban con la mirada y la sonrisa babeante, una sola mirada del Primer Mandatario.
El otro hecho que se queda grabado para la historia se vio en la plancha del zócalo, entre la concurrencia, algunas mujeres de diversas edades, extranjeras, unas de USA y otras de Francia, lloraban víctimas de una dicha inconmensurable al comparar esta ceremonia mexicana con los festejos de libertad de Estados Unidos o de Francia y apenas podían creer el amor y el respeto que el Pueblo siente por su Presidenta.
Las gringas decían que en su país en estos momentos hay mucho odio contra todo y contra todos, las francesas gemían que a Emmanuel Macron la gente lo desprecia porque ayuda para que continue el genocidio en Gaza.
Arriba, en el Balcón Presidencial, La presidenta Claudia Sheinbaum tiraba del cordón para agitar el badajo y que éste golpeara las paredes interiores de la campana de la parroquia de Dolores, Guanajuato y que plañó sus sonidos de bronce la madrugada del 16 de septiembre de 1810 para dar inició a la gesta que daría independencia a los mexicanos, como en aquella madrugada cuando el Cura Miguel Hidalgo y Costilla tiró de ese cordón e hizo plañir la campana para que acudieran los pobladores y tomaran las armas contra los gachupines abusadores, de esa manera, lo hizo la Presidenta de México para convocar a los mexicanos a que defiendan la libertad, la soberanía y la independencia de su patria contra los deseos perversos de los gringos y de las miserias humanas de los mexicanos entreguistas que traicionan a la patria.
Al mismo tiempo que esta fastuosa ceremonia (que se lleva a cabo cada 15 de septiembre desde 215 años atrás), se realizaba en Palacio Nacional ante casi medio millón de asistentes al Zócalo, en la cuenta de la red social X del señor Ricardo Benjamín Salinas Pliego, apodado el Tío Richi, se proyectaba un vídeo en el que se podía mirar al empresario dueño de una compañía que agrupa a varias empresas y que es llamada Grupo Salinas acompañado por una mujer de nombre María Laura Medina de Salinas-Pliego.
Ella tenía en ese vodevil el papel de Primera Rama (porque en ella se meció el simio llamado Salinas Pliego cuando llamó perras a tres mujeres periodistas que se atreven a pensar sin su permiso e hizo que su esposa hiciera un vídeo en el que ella decía que Richi es un esposo y padre ejemplar, cariñoso, atento y respetuoso) y Ricardo Benjamín Salinas Pliego asumió en ese vídeo el rol del Cura Hidalgo, atrás estaba la bandera mexicana y el estandarte de la Virgen de Guadalupe.
El vídeo tenía como fin que el empresario lanzara también su grito de independencia para igualarse a Claudia Sheinbaum.
Ahora se entiende por qué en la carta abierta que Salinas Pliego escribió a la Presidenta de México comenzó la misiva con la frase: «De presidente a presidente…» El señor Salinas Pliego se cree presidente de México.
Salinas Pliego habló contra el régimen criminal que está destruyendo México, convocó a los buenos mexicanos a detener a los dictadores y su única arenga fue: «¡Vida, Propiedad y Libertad!» Lo mismo que gritó Javier Milei para apendejar a los jóvenes argentinos.
Las arengas ¡Muera el pago de impuestos! ¡Que paguen mis impuestos mis esclavos! Las guardó para cuando de verdad sea presidente del país.