Victor de Regil
Nacho Mier quiere ser sí o sí el sucesor en la gubernatura de Alejandro Armenta. Y es que, es tal interés por parte del senador por dejar en claro que no cometería nepotismo en caso de buscar la candidatura de Morena a la gubernatura en 2030, que su entorno incluso mandó a realizar un profundo estudio histórico y legal que, según se entiende, en su momento será la base del litigio que, en su caso, pudiera llegar a presentarse ante el máximo tribunal electoral del país.
Armenta Mier, su primo, le mandó a decir con claridad que “ningún familiar Mier y ningún familiar Armenta puede participar en procesos electorales en 2027 ni en 2030”, luego de que Ignacio Mier negó ser primo directo del gobernador de Puebla, quien incluso ironizó y le sugirió ir al Registro Civil “a cambiarse los apellidos”.
Por su parte, el coordinador de los diputados federales de Morena, Ricardo Monreal, en su visita a Puebla, secundó a Alejandro Armenta y defendió la prohibición al nepotismo electoral, como lo marca la ley.
Ya el diputado federal Ignacio Mier Bañuelos, hijo de Nacho Mier, insistió en que su padre es “pariente lejano” del mandatario estatal, por lo que no incurriría en la figura del nepotismo. Pero lo que no se sabía es que el tema se ha tomado tan, pero tan en serio, que el entorno del senador Mier Velazco ya realizó una investigación profunda de los verdaderos lazos consanguíneos que, según él, lo unen con Alejandro Armenta. Lo que no deja de tener, claro, cierto aire de desafío.
¿Qué dice dicho estudio, que incluye gráficas y árboles genealógicos y el cual es finalmente la razón por la cual los Mier lucen tan seguros con el asunto? Básicamente que, según el espíritu de la reforma en materia de nepotismo electoral, lo que la ley prohíbe es el parentesco por consanguinidad en línea recta, el parentesco por consanguinidad en línea colateral o transversal y el parentesco por afinidad.
Señala, asimismo, que el nepotismo electoral es: 1) heredar el cargo a la pareja sentimental (últimos 3 años), 2) heredar el cargo a familiares hasta 4o grado y 3) heredar el cargo a un familiar de la pareja sentimental (hasta 2o grado).
Apunta que la línea colateral o transversal se compone de la serie de grados entre personas que, sin descender unas de otras, proceden de un mismo progenitor. (art. 482 Código Civil de Puebla). Y que los grados se cuentan de dos formas: 1) por el número de generaciones, subiendo por una de las líneas y descendiendo por la otra, o 2) por el número de personas en los dos extremos exceptuando al progenitor. (art. 484 Código).
El estudio termina diciendo que Armenta Mier e Ignacio Mier Velasco son “primos”, sí, pero “primos terceros”, es decir, en 8o grado, y que por lo tanto, este no incurriría en el nepotismo electoral que prohíbe la ley.
En esencia, se quiere encontrar tres pies al gato, pero finalmente es el sustento de los últimos exabruptos nachistas al respecto y que revelan sobre todo una obsesión por convertirse en gobernador del estado.
Lo grave, sin embargo, no es el estudio y ni siquiera que Ignacio Mier elasco ya muestre desde ahora sus cartas y su enorme interés por lograr la candidatura de Morena, aquella que se le escapó en 2023 tras creerse a sí mismo el cuento ese de “el legislador más cercano a AMLO”.
Lo verdaderamente delicado es que, faltando tan largo camino para 2030, el asunto de la sucesión ya esté en la agenda política y mediática, algo que seguramente no debe encantar a Alejandro Armenta, quien apenas en diciembre próximo estará por cumplir un año al frente del gobierno de Puebla.
¿Hay algo positivo en adelantarse con tanto tiempo de anticipación, o los costos de hacerlo son enormes y hasta mortales políticamente hablando? ¿Quién será el siguiente o la siguiente valiente en salir a apresurar la sucesión gubernamental?
¿Sigue siendo cierto aquello de que quien se mueve, no sale en la foto? ¿O es totalmente al revés?