Gustavo Monterrubio Alfaro
Mucho ruido provocó el que tres prominentes morenistas se dieran vida de sultán en sus “merecidas” vacaciones, pero todo terminó, como siempre, como el parto de los montes; gobierne quien gobierne, la corrupción, la simulación y los excesos, continúan.
“Que todo cambie para que todo permanezca”, el Gatopardo (AMLO), dixit.
Para empezar, ningún político, funcionario, representante popular y dirigente partidista goza de calidad moral y autoridad política para censurar estas conductas insultantes, cínicas y abominables, ¿por qué?, por la sencilla e incontrovertible razón que en TODOS, subrayo en TODOS los partidos políticos abusan del dinero público, el boato y dispendio son la regla, no la excepción, dándose aires de califa, ya sea en viajes de placer y oficiales, que indistintamente paga Juan Pueblo; cultura, profundamente arraigada, que se ha definido como turismo político.
No obstante, la presidenta nacional de Morena, Luisa María Alcalde Luján, abrió la puerta para que cualquiera que tenga interés jurídico presente las denuncias correspondientes, ¿quién será la o el valiente que le ponga el cascabel al tigre? Además, no hay garantía que el procedimiento, de instaurarse, concluya en sanciones, porque como es sabido, los procedimientos judiciales transitan por vericuetos, nodos intrincados y laberintos kafkianos, que no pocos desembocan en la cáustica y obscena sentencia: NO HAY ELEMENTOS SUFICIENTES PARA PROCEDER.
Ahora bien, el Partido Morena es un caso especial, está moralmente obligado, más que el resto, porque su fundador hizo del discurso de la austeridad un mantra sagrado, casi a nivel de política de Estado y su sucesora lo extiende a su mandato, no obstante, no han vivido ni él ni ella, en la justa medianía republicana; el único caso de congruencia, de un presidente auténticamente austero y hasta asceta, diría yo, fue José Alberto Mújica Cordano, alias Pepe Mújica, no conozco otro, exceptuando a Gandhi, que no gobernó, aunque sí fue dirigente político y guía espiritual: si existe otro, ¡preséntenmelo!
En virtud de lo anterior, a los morenistas aplican máximas antiguas y contemporáneas, como las siguientes:
La mujer del César no sólo debe parecerlo, sino también serlo”. Se le atribuye a Julio César.
“Lo que las leyes no prohíben, debe prohibirlo la honestidad”. Lucio Anneo Séneca.
“En un espíritu corrompido no cabe el honor.” Publio Cornelio Tácito.
“Cuanto más corrupto es el estado, más leyes tiene”. Publio Cornelio Tácito.
“La honestidad es incompatible con amasar una fortuna“. Mohandas Karamchad Gandhi.
“Cuida de los pequeños gastos; un pequeño agujero hunde un barco.” Benjamin Franklin.
“La verdadera independencia estriba en las tres palabras siguientes: vivir con poco”. William Cobbett.
Después de este breviario aforístico, comencemos por plantear preguntas e intentar darles respuesta, que aplican a TODOS, subrayo a TODOS: guindas, tricolores, albiazules, verdes, rojos, naranjas y tatemados.
¿Los morenistas tienen derecho a vivir como ricos? ¡Claro que tienen derecho a vivir como tales! La libertad de acumular riqueza no está escrita en los astros, la suspicacia y la controversia se suscitan porque depende cómo se financian los excesos, el boato y dispendio, si con recursos propios o con recursos públicos, si el manirroto sólo ha tenido una fuente de ingresos en el sector público o privado, si inventa comisiones y eventos, si se hace acompañar de la o el amante y la o lo presenta como su asistente personal o valet, si carga con toda la familia y hasta con el perro y la chacha, y se justifica con la fábula de que nadie sabe quién la invitó y porqué viajaba con la comitiva oficial, etc.
¿Los morenistas están obligados a vivir en la pobreza? ¡Desde luego que no! Hasta donde sé, no toman votos de indigencia ni eligen una vida monástica. Tienen todo el derecho de tener acceso a los satisfactores que su actividad les provea, incluso, la inveterada utopía de la distribución equitativa de la riqueza, sigue siendo eso, utopía, y los morenistas, igual que el resto, esperan ser redimidos.
¿Los morenistas están forzados a vivir y acumular bienes muebles e inmuebles, conforme a sus ingresos? Moral y éticamente imperativo.
¿Los morenistas están obligados a respetar las normas internas que los rigen? Absolutamente afirmativo.
¿Los morenistas están obligados a respetar y hacer cumplir las leyes que gobiernan en el país? Absolutamente obligatorio.
Pues bien, es aquí precisamente donde arranca la controversia, porque una es la prédica, y otra, opuesta, es la práctica.
Todo partido político, por ley debe entregar a la autoridad electoral un documento llamado declaración de principios, que contiene los postulados éticos y morales que esa organización asume como guía en la función pública, política y social, y justamente es aquí, como decía mi Santa Madre, donde la puerca torció el rabo. ¿Por qué? Porque este documento es el más violentado e ignorado, incluso, si se examinara a dirigentes partidistas, funcionarios, representantes populares, militantes y simpatizantes, ¿cuántos los conocen, los han leído, reflexionado, comprendido, debatido y aplicado? Les aseguro que es una proporción tan insignificante que no tiene valor estadístico, porque el verdadero principio que aplican todos, no está impreso a fuego en las normas, sino en la praxis política: acuerdo mata estatuto.
Este es el problema de Morena en particular y de todos los partidos en general.
Sí en el Partido Morena fueran mínimamente congruentes y algo democráticos, habrían sancionado de inmediato a los infractores, no obstante, no existan, o tal vez sí, sanciones estipuladas en sus documentos básicos, para el caso que nos ocupa (aclaro que no me tomé la molestia de revisar el choro de la declaración de principios morenista), luego entonces, en virtud que es una organización que no somete la vida interinstitucional y el ejercicio público a los principios que pregona, no aplica el aforismo: “Lo que las leyes no prohíben, debe prohibirlo la honestidad”, en consecuencia, se hace necesario sancionar al infractor, de lo contrario, es una descarada invitación para que todos se comporten de manera libertina, obscena y execrable, y les importe un soberano pepino esa entidad etérea y extraña, llamada principios.
Así que Claudia Sheinbaum debió despedir, de inmediato, a Mario Delgado, sin importar los compromisos y padrinazgos que impusieron al susodicho en el cargo equivocado, porque esos tibios exhortos sobre austeridad de Claudia Sheinbaum, son tanto como llamadas a misa.
De pasada se corregiría el disparate de haber impuesto a un mercenario de la política, corrupto y demagogo, confiándole la educación de niños, infantes y jóvenes, a menos que el verdadero propósito de la 4T sea degradar aún más la ya de por sí mediocre calidad educativa, con garbanzos de a libra como excepción, en virtud que según confesiones cristianas el conocimiento y la ciencia desafían la omnisciencia divina, además, los estamentos educativos, en todos los niveles, son caóticos, corruptos y presa de mafias que los manipulan para su beneficio particular; no existen sistemas educativos nacionales reales, más allá de la denominación formal, porque la fragmentación educativa se ha parcelizado en feudos administrados por mafias sindicales y mafias universitarias; en tanto estas podridas estructuras sigan vigentes, México tiene garantizado el éxito para oscilar entre el atraso científico y tecnológico y la decadente calidad educativa.
Sí Claudia es congruente, no le temblará la mano y tomará la decisión correcta, de lo contrario, nada pasará, pero la metástasis morenista seguirá gangrenando al aparato partidista y al tejido social.
En el caso de Ricardo Monreal, los diputados morenistas y aliados debieron instruirle juicio político, destituirlo de la coordinación parlamentaria de la fracción y de la Junta de Coordinación Política, aquí debió sumarse la oposición, sólo que, ¿serán congruentes los diputados y sancionarán al infractor, cuando son hijos de la misma loba? Está bien, invoquen cualquier excusa por absurda que sea, no obstante, Morena continuará inexorablemente hacia la senda de la auto destrucción.
En el caso del junior Andrés Manuel López Beltrán, Secretario de Organización de Morena, instancia creada a su medida, ¿quién se atreverá a sancionar al hijo del cacique moral y fundador del Partido? ¿Luisa María Alcalde Luján? ¿Alfonso Durazo Montaño? ¿Dirigentes menores y militantes de base? ¿Quién…? Está bien, invistan de impunidad al junior, lo único que lograrán es que Morena siga ahogándose en sus propios detritus.
Última actualización, el junior manda una carta a la prensa, explicando su viaje a Japón: se tomó unas “merecidas” vacaciones, informó a su superiora, pagó de su bolsillo los gastos y repite el discurso de su padre; palabra de político, de la que hay que dudar, “la burra no era arisca”, pero, ¿por qué?, habiendo “Tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio y coincidir” con el diputado morenista Daniel Asaf Manjarrez, cercano a su padre, en tan lejanas tierras, pudiendo haberse relajado en las prístinas aguas y coloridas trajineras de Xochimilco, para ser congruente con ese choro de la austeridad republicana, esto parecería una exageración de mi parte, pero mi intención es alertar sobre NO HACER COSAS BUENAS QUE PAREZCAN MALAS, máxime cuando se es objeto de minucioso escrutinio público, aunque no creo que hayan enviado espías, paparazzis, especialmente para cazar a Andrés Manuel López Beltrán en suntuosos hoteles y manjares de emir de las mil y una noches, prohibidos para decenas de millones de mexicanos y mexicanas.
Los que tienen la facultad y la obligación de imponer la disciplina basada en valores y principios y no lo hacen, y simplemente esgrimen argumentos estúpidos, pueriles y repetitivos, le están infligiendo un severo e irreparable daño a su organización partidista y por extensión a la sociedad en general, porque seguirán reciclando e incorporando a sus huestes impresentables, indefendibles e inelegibles, en suma, tipos y tipas que sólo buscan servirse, no servir, y de los valores y principios de Morena, saben tanto como yo de los confines del universo.
Reflexionen sobre lo siguiente: pueden ver de frente a los ojos de los ciudadanos y no sentir vergüenza al espetarles en el rostro, uno de los mantras predilectos de AMLO: no puede haber pueblo pobre y burocracia rica y dispendiosa, frase que el trío de farsantes eclipsa, ¡pero que uno de éstos sea hijo del predicador! Es de temer.
No los atormentan escrúpulos ni remordimientos de conciencia, porque millones de mexicanos y mexicanas medio comen una vez al día y tal vez productos chatarra, que viven en condiciones infrahumanas, que salen la quincena a duras penas, o a diario hurgan en los recipientes de basura en busca de algo comible, vendible y usable, cuando señoritos morenistas se hospedan en “modestos” hoteles cinco estrellas y desayunan “frugales” bufetes obscenos e insolentes estofados en restaurantes con estrellas Michelin.
Sí esta es la hipócrita austeridad que predican los de la 4T, ignoro si supera al cinismo de los tricolores.
¿Cuáles son peores: los sepulcros blanqueados morenistas o los descarados priístas.?
Pero hay algo más importante, si el hijo del austero embaucador no practica lo que el padre predica, es porque tal vez fue lo que su progenitor le enseñó, en todo caso, ¿QUÉ VALOR TIENE EL DISCURSO DE AMLO Y SU SUCESORA, SI NI SU HIJO CREE EN LA FARSA DE LA AUSTERIDAD? ¿Cuánta ingenuidad y ceguera se necesitan para creer en ese choro de la austeridad? ¿Con qué calidad moral y autoridad política el gobierno federal la predica, si no la practica? ¿O será que la familia López Beltrán nunca ha sabido lo que es la austeridad y por ende ignora qué diablos sea eso, y obviamente, el junior menos?
En todo caso, si los principios van a seguir siendo lo que han sido hasta la fecha, letra muerta, y si aún conservan algo de decencia, absténganse de invocarlos y por ende de incurrir en la payasada de predicar sin ser ejemplar, PORQUE LA ÚNICA MANERA DE SER CONGRUENTES, HONRADOS(AS) Y RESPETABLES, ES PREDICAR CON EL EJEMPLO.
Desde luego que seguramente hay otros casos de miembros de Morena y de otros partidos políticos que disfrutan de excesos, lujos, privilegios y riqueza mal habida, pagados por el pueblo, pero no han sido captados en cámara, o sí, pero alguien los conserva para chantajear o usarlos en el momento oportuno