Victor de Regil
Las acciones de los últimos días del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, podrían generar fatales consecuencias al motor de la economía de Puebla, pues es la industria automotriz la que está en la mira del presidente estadounidense con la reciente aplicación de aranceles del 25 por ciento, siendo afectadas directamente las plantas en Puebla de AUDI y VW, así como toda la red de distribuidores que se ha construido en los últimos 50 años.
Para nadie es un secreto que la industria automotriz ha definido el desarrollo industrial y la vocación manufacturera de la entidad siendo, junto con las remesas y el turismo, quienes mueven nuestra economía.
La llegada de Volkswagen a Puebla trajo consigo empleos directos detonó la instalación de una red de proveedores que en conjunto con la armadora representa el 43.4% del Producto Interno Bruto de la entidad.
No es cosa menor, pues hoy en día la planta de Volkswagen en Puebla es la más grande de la firma en América y la segunda más grande fuera de Alemania, solo detrás de la de China. Su impacto es tal que el ecosistema de proveeduría, infraestructura y servicios creados a su alrededor ha justificado inversiones adicionales, como la llegada de Audi en 2012. Ambas plantas generan en conjunto 20,000 empleos directos, además de decenas de miles de puestos indirectos en la cadena de suministro y servicios asociados.
Pero, desde la llegada de Trump, más la creciente llegada de automóviles chinos, la situación actual de la empresa es crítica. En el tercer trimestre de 2024, Volkswagen reportó una caída del 64% en su beneficio neto en comparación con el mismo periodo del año anterior. Ante esto, la dirección de la compañía rápidamente dejó entrever planes para cerrar al menos tres de sus diez plantas en Alemania, reducir operaciones en otras, eliminar miles de puestos de trabajo y recortar salarios en al menos un 10%.
VW nunca ha cerrado una planta en su país de origen. Esta noticia encendió las alarmas en la mayor economía de Europa y puso en evidencia los riesgos de que una ciudad, un estado o incluso un país dependan excesivamente de una sola industria o empresa.
En México, Volkswagen enfrenta un mercado cada vez más competitivo con la llegada de nuevas marcas, principalmente asiáticas. A cierre de 2024, el Volkswagen se consolidó como el tercer mayor fabricante de vehículos en México, con una producción total de 526,535 unidades. De esta cifra, 382,312 fueron ensambladas en la planta de Cuautlancingo, mientras que 144,223 correspondieron a la planta de Audi en San José Chiapa.
Además de ser el principal empleador del estado, Volkswagen es la empresa que más impuestos municipales paga en Cuautlancingo, donde operan aproximadamente 400 compañías ligadas a la industria. En 2024, la automotriz contribuyó con poco más de 16 millones de pesos en impuestos locales, según compartió con medios locales Filomeno Sarmiento Torres, presidente municipal de Cuautlancingo.
Actualmente, la planta ensambla tres modelos clave para la región: Jetta, Taos y Tiguan. Son modelos muy importantes para México y Norteamérica, pues se comercializan en nuestro país, Estados Unidos, Canadá y algunos mercados de Latinoamérica. Volkswagen se mantiene como la segunda marca con mayor participación en el segmento de SUV en México.
Respecto a la competencia en el sector, el dinamismo del mercado mexicano representa un reto y una oportunidad. Cada vez más marcas llegan al país, lo que nos exige ser más rápidos y mantenernos en nuestros pilares: una imagen de marca fuerte, un portafolio amplio, una red de concesionarios sólida y una posventa de calidad.
Volkswagen se mantiene en el tercer lugar del mercado automotriz en México, una posición que ha sabido defender pese al crecimiento de nuevos competidores.