Lizbeth Edaly Arciniega Martínez Estudió administración en la UNAM. Durante el 2021, en la Secretaría de Difusión Cultural de la Facultad de Contaduría y Administración participando en diferentes grupos culturales destacando como una de las principales colaboradoras que impulsaron la creación de Amoxtli, cuyo objetivo era acercar a la comunidad a la literatura. Impartió la conferencia “Criterios para la elaboración de actividades culturales” dentro del programa de capacitación de promotores culturales de la FCA y el café literario “De mis sueños escribí…minificciones” en colaboración con Universo de Letras UNAM, participó en la creación de la “Mega ofrenda virtual de la FCA”.
Con la finalidad de expandir su conocimiento ha realizado diversos cursos y diplomados entre ellos el “Dip. en Educación financiera” ante la SHCP, “Ética en la APF”, “Gobierno eficaz y probidad” y “Políticas Anticorrupción” ante el convenio de UNAM y SFP, estos entre los 28 cursos realizados entre los últimos 2 años.
En 2023 realizó prácticas profesionales en la Secretaría de la Función Pública en recursos humanos. Para el 2024 presto su servicio ante el Centro de Estudios para prevenir la corrupción e impunidad realizando manuales y seguimiento de la capacitación para las personas servidoras públicas a nivel nacional.
Dos soles desnudos
Por Edaly Arciniega
Terciopelo
A las almas jóvenes y a los amantes
…mientras más pienses en ella, más tuya la
harás, no sólo porque piensas en su belleza y
la deseas, sino porque ahora la deseas
para liberarla: habrás encontrado una
razón moral para tu deseo; te sentirás
inocente y satisfecho…
Carlos Fuentes
La posesión no era un acto de dominio; era un profundo entendimiento, un pacto silente que surgía en la penumbra.
El sol se despedía con sus voces doradas y teñía el horizonte de un resplandor cálido, el aire se cargaba con lirios. Entonces, el deseo brotó irresistiblemente, se transformó en un baile luciérnaga, donde las manos buscaban el terciopelo, cada roce era una promesa por cumplir.
Se realizaron juramentos y, en el fondo del salón, se escuchaba “Reminiscencias” de Julio Jaramillo, incitando al derrame sanguíneo.
La desesperación cómplice, presente, sólo era cuestión de esperar la nueva luna…