Rosa Isela Reyes Navarro. Activista y gestora cultural originaria de Tehuacán, Puebla. Expositora de pulque y maguey a nivel nacional y con reconocimientos de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Es directora y fundadora del Colectivo Cultural Noyolotzin Tehuacán. Practicante de danza azteca chichimeca. Ha participado y apoyado movimientos en defensa de la tierra y el medio ambiente. Diferentes universidades e instancias gubernamentales han reconocido su labor y aporte cultural a Tehuacán y su región. Es coordinadora de Sabersinfin Tehuacán.
Te encuentro en la luna
Te encuentro en el sol,
te miro en el universo y te escucho en la música que toca mis sentidos,
quiero estar en tu canto infinito,
volver a escuchar tus sonidos que se transforman en pasado.
Amo tu canto a la vida, amo tu resistencia y el poder que te acompaña,
pienso que el Gran Espíritu quiso que nos encontráramos sin ninguna explicación,
de pronto, ya estabas frente a mí, compartiéndome todo tu ser.
Nos volvimos locos, locos por vivir lo jamás vivido…
tu encanto me hipnotizó, vida en su máxima plenitud.
Cómo olvidarte a pesar del tiempo, porque todo sigue igual.
Tú nunca te fuiste, te quedaste para siempre,
para seguirme enseñando ese mundo maravilloso en el que me sumergiste
y que sé jamás saldré hasta el día en que ya no exista.
Cuando muera me acompañará tu canto,
el universo será testigo que allá en el infinito te esperaré,
danzaremos con tu música ancestral.
Querido corazón
Eres luz en mi camino,
pienso en ti cada día
eres mi soporte,
me contienes cuando estoy contigo
¡bendito el que me enseñó cómo llegar a ti!
¡bendito seas por siempre!,
cumpliste una misión conmigo y yo expandí mi mente y mi corazón.
Extendí las manos para recibir todas tus bendiciones
que sin darte cuenta ponías en mi camino y andar,
a ti te debo lo que soy,
por ti se reconforta mi corazón siempre que me distraigo,
tú aplacas mi tristeza, mis miedos y soledad.
Cada día estás presente
por ti me levanto de la cama,
aquella que siento me quiere devorar,
en esos momentos tu presencia viene a mi mente
y me impulsas,
como si tuvieras manos me tomas,
me empujas para que vuelva a cumplir la misión de cada día.
Eres mi gran dinamo,
mi gran motor,
eres la vida misma…
mi querido corazón.