Hilda Maza Ugalde. Todo es actitud

 

Hilda Maza Ugalde. Por más de 20 años se desempeñó como Analista de Negocios y asistente ejecutiva en Oracle de México. Fue especialista en Ventas. Es aficionada a la danza folclórica (huapango) y miembro del Taller de Danza Árabe de la maestra brasileña Roberta Perraro. También es graduada y practicante del método Silva, en el área de Desarrollo Humano. Actualmente, Hilda participa en el Taller de Arte y Escritura Creativa Miró, dirigido por el profesor Miguel Barroso Hernández, en Veracruz. Incursiona en el mundo de la pintura y la literatura, descubriendo sus talentos.

Todo es actitud

Roberto iba en su motocicleta, aquella mañana de otoño, en la ciudad de Puerto Montt, al sur de Chile, sin imaginar el accidente que le cambiaría la vida. Al despertar en el hospital, después de estar en estado de coma inducido durante un mes completo, lo primero que vio fue la cara del doctor Coriat, junto a la cama y supo de inmediato que las cosas no estarían bien:

—¿Qué tan grave estoy? —preguntó con voz débil.

—¡Está terrible! —gritó Marina molesta—. No tengo tiempo para estos estúpidos desaciertos. ¿Podrán hacer bien su trabajo? —reclamó a los albañiles que remodelaban la boutique de ropa de novias de su hija. Realmente, estaba quedando hermoso, pero para ella nada era suficiente. Le importaba demasiado “el qué dirán”.

El local estaba ubicado en una de las colonias más adineradas de la Ciudad de México y debía exigir lo óptimo. La inauguración era en tres días y ya había enviado las invitaciones a la crema y nata de la sociedad capitalina.

—¡No acepto ningún error! —insistió.

—¿No habrá algún error en el diagnóstico? —. Angustiado, Roberto, esperaba escuchar la posibilidad de un milagro en la respuesta del doctor Coriat.

—¡No, amigo mío! Desgraciadamente, tendremos que amputar de inmediato tu pierna izquierda.

Roberto respiró, profundamente, para controlar sus emociones. Siempre había sido una persona super práctica y realista. A pesar de la triste noticia, dijo rotundo:

—¡Haga lo que tenga que hacer, voy a estar bien!

­—¡Todo va a estar bien, señora Marina, confíe en nuestros muchachos! —admitió, tranquilo, Esteban: arquitecto que supervisaba la obra—- Todos realizan su trabajo con mucha dedicación: ¡créame! Todos son buenas personas y trabajan con esmero porque necesitan llevarle comida a sus familias.

Marina reflexionó al escuchar las palabras de Esteban y comprendió lo que su terapeuta le insinuaba constantemente. ¡Debía ser más humana! Miró a su alrededor y, la verdad, era muy buen trabajo. Minutos después, recibiría una triste noticia:

—¡Señora…! —dijo la empleada—. Don Roberto no podrá llegar, para la inauguración de la tienda, con los vestidos. ¡Tuvo un accidente!