Roberto Guillermo Cuspinera Durán. Ni que tuvieras tanta suerte

Roberto Guillermo Cuspinera Durán. Licenciatura en Ciencias y Técnicas de la Comunicación. Licenciatura en Publicidad y Relaciones Públicas. Postgrado en Orientación y Desarrollo Humano. Postgrado en Psicoterapia Gestalt. Graduado de la Escuela de Teatro de Manolo Fábregas. Participó como actor en telenovelas, series (Tú a alguien le importas, El derecho de nacer, El ángel caído, entre otras) y obras de teatro mexicanas (Hoy invita la Güera, 12 hombres en pugna). Trabajó como conductor del programa Hoy de mañana y en la teletienda El Kanguro, de Antena 3, en Madrid, España. También fue vocalista de la agrupación musical La Década Prodigiosa.

Actualmente se desempeña como psicoterapeuta en Veracruz y explora el mundo de la literatura, de la mano del maestro Miguel Barroso Hernández, en el Taller de Escritura Creativa Miró.

 

Ni que tuvieras tanta suerte

 

Manuel escucha cómo palpita su corazón, en consonancia con el pitido armónico del monitor cardíaco al que le tienen conectado. Yace en la cama y, a ratos, monologa: ¡estoy tranquilo y voy a estar mejor! Si la cirugía resultaba exitosa, continuaría con los proyectos; y si no salía bien, iría a reunirse con todos sus muertos. De todas todas: ¿ganaba? Y lo más importante era la gran muestra de amor que había recibido. ¿Quién era capaz de deshacerse de uno de sus órganos hoy en día?

—¡Es hora, Don Manuel! —indica la enfermera interrumpiéndole los pensamientos—. El doctor y su equipo están listos —agrega y dos camilleros se encargan de trasladarlo al quirófano.

En la famosa plancha, el anestesiólogo lo nota como listo para una fiesta y asegura que nunca ha visto a un paciente tan relajado. Manuel solo le mira a los ojos, sonríe y, siguiendo las indicaciones, comienza a contar: “uno, dos, tres, cuatro…” Nunca imaginó vivir una experiencia extracorporal.

Asistiendo a su propio trasplante de riñón, de pronto, escucha gritos en el quirófano de junto. Reconoce la voz de su esposa y traspasa la pared. ¿Conservaría este poder, para siempre?

Una mujer con la misma bata que la suya, es arrastrada a la fuerza por un ser extraño vestido de negro.

—¿Y tú? ¿Qué haces aquí? —lo regaña, el abusivo—. Regresa a tu plancha que por ti no he venido. Aún te falta mucho por sufrir en esta vida. ¡Ni que tuvieras tanta suerte!

El tiempo se vuelve confuso y un oscuro silencio lo devuelve a su cuerpo.

—¿Don Manuel, me escucha? —pregunta el doctor, 12 horas después—. La cirugía fue exitosa, la donante…