Gustavo Monterrubio Alfaro
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo insistió en que las instituciones de educación superior públicas deben aplicar la austeridad republicana y se pronunció en contra de que cobren cuotas. Una vez más, planteó que, con respeto a las autonomías universitarias, es importante que se haga una revisión sobre en qué se gasta el dinero, porque ha habi;o un crecimiento muy grande de las burocracias universitarias.
Y no se requieren “grandes aparatos”, consideró, pero el presupuesto “tiene que dedicarse a la educación y todas las instituciones tenemos la responsabilidad de utilizarlo para lo que estamos destinadas (sic). El recurso del pueblo es del pueblo, no de ningún privilegio (sic).”, (La Jornada, 30/XI/2024)
En la Universidad de Guadalajara hay cuatro formas de ahorrar miles de millones de pesos anuales: desmontando la obesa, inútil y burocrática red universitaria, desarticulando la profunda y extendida red de corruptelas y complicidades entre las mafias que la tienen secuestrada y la saquean, liquidando los negocios personales del ex cacique fugado, previa auditoría, financiados con recursos públicos, las mal llamadas empresas para universitarias y llevando a cabo una limpieza profunda, que pasa por reformar la ley orgánica de la Universidad de Guadalajara, la cual podría articularse en los siguientes ejes: elección por voto universal, libre y secreto de las autoridades universitarias -Si los jueces y magistrados los elegiremos por voto popular, ¿porqué a los funcionarios de la UdeG, no?-; paridad de género en todos los ámbitos universitarios; asegurar la estabilidad laboral, remuneración decorosa y plenos derechos a los profesores de asignatura que rondan el 80 por ciento de la plantilla magisterial; elegir por el método propuesto un contralor, con autonomía, dotado de plenos poderes para sancionar o presentar denuncias ante las autoridades competentes por actos de corrupción, abuso de poder y cualquier ilícito punible; que en la selección y elección participe toda la comunidad universitaria, entendida como el conjunto de los estudiantes, docentes, trabajadores administrativos y funcionarios activos, los egresados y jubilados y pensionados; piso parejo para todos los aspirantes a dirigir los sindicatos y la organización estudiantil, y establecer severas sanciones para los funcionarios que intervengan en el proceso electoral; llevar a cabo una profunda revisión de los planes y programas de estudio, establecer una dirección general que coordine los trabajos del plan general, para terminar con la improvisación y la simulación en el tema; establecer una política institucional de investigación científica y tecnológica y asignarle fondos suficientes, pero con un estricto reglamento y control de su funcionamiento, para que sólo apoye proyectos viables y de utilidad social, y evitar que se desvíen fondos para apoyar proyectos de amigos, recomendados o subordinados; imponer filtros para garantizar que sean los probadamente mejor preparados, los más destacados profesionistas, honorables y honestos, quienes ocupen los cargos directivos; definir claramente qué es cultura para promoverla y acercarla a todos los estratos sociales, poniendo fin a la absurda confusión deliberada de la cultura como show bussines.
Desde que se planteó, en la primera mitad de los noventa, del siglo pasado, el modelo en red de la UdeG, denuncié que tal modelo no tenía fines académicos, científicos, culturales ni democratizar la educación, sino, fines estrictamente políticos, porque el difunto Raúl Padilla López la pensó en función de su proyecto político personal, que era ser reptor, gobernador, presidente de la República y Secretario General de la ONU, no es broma, eso decía el tipo. Lo único que logró fue lo primero, porque el resto se quedó en proyecto, merced a la sistemática exhibición, que el suscrito y otros más, hicimos pública, es decir, lo que realmente era: analfabeta funcional, corrupto, prevaricador, manipulador, sin escrúpulos, presidente de una feria libresca, sin haber leído un solo libro en su vida, entre otros “méritos” y “diplomas”.
Los centros temáticos y regionales, las preparatorias metropolitanas y regionales y los módulos de éstas, fueron pensados y distribuidos por la geografía jalisciense, como oficinas electoreras y así funcionan hasta la fecha, para apoyar con recursos humanos y materiales al cacique fugado en su proyecto truncado, a los candidatos salidos de las mafias universitarias y a los que éstas y el cacique fugado apoyaran; en apoyo a lo anterior, cortejar intelectuales y políticos profesionales, exhibiéndolos en la vitrina mediática de la FIL Guadalajara e incorporándolos en la nómina de DICSA y otras dependencias, y canalizando sumas millonarias a apoyar políticos, los Chuchos fueron uno de los destinatarios, para que fungieran como lobbistas en el mundillo intelectual, en oficinas gubernamentales y con partidos políticos.
El explosivo crecimiento de la burocracia udegeísta, en su momento lo denuncié también, sólo tuvo la finalidad de fortalecer el control caciquil del factótum, a tono con su megalomanía: al multiplicar los cargos en disputa, se incrementó exponencialmente el número de abyectos y abyectas, dispuest@s a venderle su alma, por un cargo, incluso menor.
El proyecto que vendió Padilla a Salinas, era más radical que el que promovía éste: proponía privatizar la educación imponiendo cuotas graduales; evitar la organización estudiantil con un sistema de créditos que mantendría sólo en algunos cursos a los estudiantes en la misma aula y con el mismo profesor; dispersar las unidades académicas por todo el territorio jalisciense; estandarizar los exámenes de admisión y evaluación; eliminar las materias humanísticas y dar prioridad a las técnicas, o sea, formar mano de obra para trabajar, no ciudadanos para pensar.
Las cuotas se impusieron y elevaron en todos los grados y cursos; el sistema de créditos fue caótico y como siempre privó la improvisación y la simulación, por lo que no cumplió su cometido, el sistema departamental por créditos terminó funcionando como la antigua facultad, hasta la fecha; se contrataron empresas privadas, muy a tono con el espíritu “modernizador” del neoliberalismo, para elaborar y aplicar exámenes de admisión y la calidad académica se evaluó con los estándares neoliberales: eficiencia, pertinencia, calidad, etc., y esto fue, como todo en la UdeG, simulación.
En las preparatorias y facultades se eliminaron materias de humanidades y marxistas, en las primeras se instituyó el sistema por competencias y en las segundas fue el caos total, en algunas facultades había tres programas simultáneos de ocho, nueve y diez semestres; un amigo que estudió contaduría ingresó en el programa de diez semestres, se ausentó un año por razones laborales, reingresó y terminó la carrera en ocho semestre, recuperó el año que creía perdido.
Pero este juego de espejos, de simulación e improvisación le rindió frutos al cacique fugado, porque Carlos Salinas lo recompensó largamente -con el dinero de los contribuyentes se suele ser conmovedoramente generoso-, en virtud de quedar tan deslumbrado y fascinado con la audacia y la empatía programática con RPL, que el presupuesto udegeísta subió considerablemente.
La perversión alcanzó también al concepto cultura, al grado que intelectuales orgánicos al servicio de la mafia universitaria, trataron de convencernos que el concepto cultura es tan laxo, que puede meterse en el mismo saco a Julissa y Mirella Fregni, la Banda del Recodo y Ennio Morricone, los Ricos También Lloran y Hamlet, etc.,etc., etc., sólo para tratar de justificar los negocios de RPL en la farándula y para justificar el gasto institucional y la inversión en teatros y auditorios.
Por lo anteriormente expuesto, es impostergable, ineludible y urgente una reforma profunda en la UdeG.
¿Por qué el congreso local no ejerce sus funciones legislativas y reforma la ley orgánica de la UdeG? ¿Por qué no convoca a la comunidad universitaria y a la sociedad en general a debatir la reforma universitaria? ¿A qué o a quién le teme? ¿Qué compromisos inconfesables se lo impiden? Esta es una excelente oportunidad para ponerle coto a la mafia universitaria que se ha convertido en una auténtica camisa de fuerza que impide el sano desarrollo de la institución; nuestra única aspiración es convertir a la Universidad de Guadalajara en una auténtica institución de educación superior, simplemente eso, que cumpla con lo que la ley y la sociedad le exigen: educar profesionales que compitan en un mercado laboral cada vez más contraído, complejo, competido y especializado; que aporte dispositivos tecnológicos y productos científicos que apoyen el desarrollo local y nacional; que irradie cultura a los cuatro puntos cardinales, en suma, concentrarse en las funciones sustantivas, nada más ni nada menos.
A los diputados no debe preocuparles ser acusados de violar la autonomía universitaria, por el contrario, sí son verdaderos representantes del pueblo, serán reconocidos por éste por cumplir con sus obligaciones al poner fin a la sistemática, continua y permanente violación a la autonomía universitaria, por parte de la camarilla universitaria que ha convertido a la UdeG en su feudo familiar, grupal e individual.
En la exposición de motivos de la reforma al artículo tercero constitucional en la que se elevó a rango constitucional la autonomía universitaria, publicada en el DOF el 09 de junio de 1980, el ejecutivo acotó:
“La autonomía universitaria es una institución que hoy es familiar a la nación mexicana. Es compromiso permanente del Estado respetar irrestrictamente la autonomía para que las instituciones de cultura superior se organicen, administren y funcionen libremente y sean sustento de las libertades, JAMÁS COMO FÓRMULA DE ENFEUDAMIENTO QUE IMPLIQUE UN DERECHO TERRITORIAL POR ENCIMA DE LAS FACULTADES PRIMIGENIAS DEL ESTADO.” (Subrayado del suscrito)
Así que ¿quién viola la autonomía universitaria?
En resumen, la Universidad de Guadalajara debe dedicarse completa y absolutamente a la docencia de calidad, a impulsar y apoyar la investigación científica y tecnológica seria y a irradiar cultura a la sociedad, porque actualmente las funciones sustantivas han sido sustituidas por la grilla barata, la compra o creación de partidos políticos, la promoción de candidatos a puestos de elección popular propios y ajenos de todos los partidos, a saquear, prostituir y promover la corrupción y la impunidad, fuente de los milagros que la santísima ubreg materializa en la nada misteriosa conversión de funcionarios pobres en millonarios.
Debe investigarse la fortuna de familiares, prestanombres y ex colaboradores del capo fugado, que habrían sido usados para lavar los millones que nos robó a los contribuyentes y reingresarlos a las arcas universitarias, para que sean canalizados a fortalecer el fondo pensionario, además, auditar dicho fondo en virtud que hay sospechas fundadas de desvíos para financiar los negocios personales de RPL, entre otros ilícitos.
La nueva reptora todavía no toma posesión del cargo, pero ya demuestra que sigue a pie juntillas la campechana costumbre, impuesta por el ex cacique fugado, de sólo estirar la mano y pedir más y más presupuesto, sin rendir cuentas del mismo, en el entendido que, la profunda y extendida corrupción que gangrena a la UdeG, la convierte, literalmente, en un barril sin fondo.
Un secretario de educación, si mal no recuerdo, Jesús Reyes Heroles, solía preguntar con sorna al tesorero udegeísta cuando acudía a gestionar más presupuesto: “Ustedes, además de mítines y marchas, ¿qué más saben hacer?”.
Para cerrar con broche de oro, en el colmo del cinismo, pronto quedó claro que la “histórica” y “democrática” elección de una fémina al frente de la rectoría general, en más de doscientos años, fue una grotesca parodia, un vulgar intercambio de favores: Trinidad Padilla López, delfín del ex cacique fugado, impuso a Karla Planter y ésta le regresa el favor, designándolo al frente de la FIL.
Como cualquier monarquía medieval, los derechos de sangre son privilegio divino, por encima de toda racionalidad y vergüenza, con lo que la tradición persiste en la titularidad de la FIL: otro analfabeta funcional, pero simpático cuenta chistes, aunque éste al parecer, sí ha leído algunos libros.