Lizbeth Edaly Arciniega Martínez Estudió administración en la UNAM. Durante el 2021, en la Secretaría de Difusión Cultural de la Facultad de Contaduría y Administración participando en diferentes grupos culturales destacando como una de las principales colaboradoras que impulsaron la creación de Amoxtli, cuyo objetivo era acercar a la comunidad a la literatura. Impartió la conferencia “Criterios para la elaboración de actividades culturales” dentro del programa de capacitación de promotores culturales de la FCA y el café literario “De mis sueños escribí…minificciones” en colaboración con Universo de Letras UNAM, participó en la creación de la “Mega ofrenda virtual de la FCA”.
Con la finalidad de expandir su conocimiento ha realizado diversos cursos y diplomados entre ellos el “Dip. en Educación financiera” ante la SHCP, “Ética en la APF”, “Gobierno eficaz y probidad” y “Políticas Anticorrupción” ante el convenio de UNAM y SFP, estos entre los 28 cursos realizados entre los últimos 2 años.
En 2023 realizó prácticas profesionales en la Secretaria de la Función Pública en recursos humanos. Para el 2024 presto su servicio ante el Centro de Estudios para prevenir la corrupción e impunidad realizando manuales y seguimiento de la capacitación para las personas servidoras públicas a nivel nacional.
Dos soles desnudos
Por Edaly Arciniega
A Jaime y Adriana, quienes apapacharon sin temor;
y los que han resurgido de la muerte.
Al final todas tus pasiones se convirtieron en virtudes
y todos tus demonios en ángeles
Nietzsche
El infierno en la fugacidad
En mi breve viaje he tropezado una y otra vez con la misma pregunta: ¿Es amor, cariño o deseo lo que late en nuestro pecho? Como un explorador en un bosque con musgo, he buscado respuestas en cada rincón de mi alma. En una conversación con un viejo amigo, la verdad se reveló como un rayo de sol entre las sombras: el deseo no es la llama apasionada, sino un frío abrazo de posesión, una jaula que busca atrapar y convertir en objeto lo que anhela. Pero ¿Qué es lo que realmente anhelamos?
Jamás pensé que el deseo me arrastraría a la penumbra, a la agonía de querer poseer aquello que creía mío. Fue como beber vino tinto envenenado, cada sorbo me acercaba a la amargura y a la muerte ¿Hasta dónde nos puede llevar el abismo del deseo? Tras perderme en su laberinto, solo puedo decir que uno puede elegir no volver, pero si lo hace, será un viaje a través del infierno personal, donde se confrontan los demonios más oscuros que habitan el ser.
El deseo es un torbellino fugaz, un fuego que consume sin piedad. ¿Qué es entonces el amor? Para algunos es un rosal que, sin importar que tan filosas sean las espinas, continúan cosechándolas. Pero, ¿cómo distinguir entre el fuego del deseo y la luz tenue del amor?
El deseo fue la perdición de los que están muertos en vida, aquellos que han experimentado el ardor infernal en sus entrañas. En su búsqueda obsesiva, perdieron el camino y se adentraron a un laberinto sin salida, donde la sed insaciable termina por devorar al propio deseador.