María de los Ángeles González Ruiz. Estudió Licenciatura en Derecho en la UCC (Universidad Cristóbal Colón), en Veracruz. Ha tomado diferentes cursos y diplomados de Historia de México e Historia Universal. También ha participado en clubes y círculos de lectura.
Desde pequeña disfruta el deporte, en especial la carrera y las actividades acuáticas. Obtuvo certificaciones en Buceo Avanzado por parte de FMAS (Federación Mexicana de Actividades Subacuáticas), PADI (Professional Association of Diving Instructors) y SSI (Scuba Schools International). La Generalitat de Cataluña le otorgó el título de Patrón de Embarcaciones de Recreo. Además, tomó un curso de Introducción a la Arqueología Submarina por NAS (Nautical Archaeology Society — México).
Actualmente se adentra al mundo de la literatura en el Taller de Escritura Creativa Miró, dirigido por el maestro Miguel Barroso Hernández.
La solución
Las cosas no tendrían que haber terminado en tragedia.
Durante muchos años intenté, inútilmente, por todos los medios, que Miguel buscara ayuda profesional. Solo yendo a terapia, dejaría de usarme como punching bag; porque eso era cada vez que tenía un mal día.
Lo amé profundamente y, al principio, me hizo sentir correspondida. Con el tiempo, sin embargo, se volvió violento y ultrajó mis emociones. Me sentí prisionera y aterrorizada, pero no me atrevía a abandonarlo.
Recuerdo que aquel día, en un arrebato de furia, escupió el trago de su cerveza y alzó por el cuello a nuestro hijo Mariano, que gritaba desesperado. Estaba dispuesto a golpearlo y, sin haberlo planeado, terminé con todo…
Me dirigí a la cocina y tomé el cuchillo más grande que saltó a mi vista. Corrí empuñando el arma y se lo enterré, una y otra vez, en la espalda. Solo así, soltó al niño y cayó al suelo: muerto. Mientras la sangre fresca teñía su ropa de un rojo brillante y el olor penetrante invadía la sala; yo, abrazaba a Mariano temblando, con la mirada extraviada en el horror de mi propia vida.
Hoy, a pesar de las frías rejas de esta celda, por primera vez, en mucho tiempo, me siento verdaderamente libre.