Por : Juan Carlos Rojas
CUANDO EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR HIZO EL PLANTEAMIENTO DE LA NECESARIA DESAPARICIÓN DE LOS ORGANISMOS AUTÓNOMOS, la respuesta de los medios de comunicación, de los opinólogos del viejo régimen y de los empresarios fue de repudio generalizado. Lo acusaron de dictador y han estado hablando de un “grave retroceso”, de que se está “pisoteando la democracia” al eliminar esos “contrapesos” creados a lo largo del período neoliberal que tanto daño ha causado a México y sobre todo a los más pobres de nuestro país, que suman más de 60 millones, que también tienen derechos y que no solamente han sido marginados del desarrollo, sino que en forma intencional, criminalmente, han sido la verdadera fuente de las grandes fortunas de la élite de los que, en solamente 30 años, se han vuelto multimillonarios de manera sumamente escandalosa.
CON MUCHA RAZÓN, EL PRESIDENTE CALIFICÓ A LOS ÓRGANISMOS AUTÓNOMOS COMO PALEROS Y ALCAHUETES, PORQUE EN REALIDAD FUERON CREADOS PARA MAL simular que había democracia, como es el caso del INE; aparentar que había control de la economía y que se impedía la creación de los monopolios, como es el caso de la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE); simular que había transparencia y que se garantizaba el derecho de los mexicanos a la información, como dicen que sería el caso del Instituto Nacional de Acceso a la Información Pública (INAI); que el Estado mexicano controlaba las telecomunicaciones e impedía los monopolios, como sería el caso del IFETEL. Pero nada de eso era cierto, solo mentiras, un engaño sumamente costoso para el erario público y que en realidad esconden prácticas de corrupción, con enormes presupuestos de los cuales no se rinden cuentas y que solamente sirvieron para generar nuevos millonarios entre los amigos de los presidentes en turno.
LOS ORGANIMOS AUTÓNOMOS SE DEFINEN COMO “ENTIDADES DE DERECHO PÚBLICO CON PERSONALIDAD JURÍDICA Y PATRIMONIO PROPIOS, ASÍ COMO autonomíade gestión de ciertas actividades del Estado”, definición que propiamente no nos dice nada. En realidad, los organismos autónomos son una gran vacilada, una idea traída por los gobiernos neoliberales mexicanos desde el derecho europeo, pero urdida desde las entrañas de las mafias de la corrupción y la simulación, por gobiernos empeñados en el ánimo demagógico de hacerle creer a la ciudadanía que “alguien ajeno” al Estado es el que vigila o aplica los reglamentos y otorga los contratos o concesiones; que es “alguien” que no puede ser manipulado por los gobernantes, porque ellos no lo eligieron; que cuenta con autoridad moral y capacidad técnica suficientes para hacer las cosas bien, lo cual representa igualmente una tácita aceptación de incapacidad y falta de honestidad. ¿A poco no?
SU NORMATIVIDAD DEJA MUCHO QUE DESEA. POR EJEMPLO, LA FRACCIÓN NOVENA DEL ARTÍCULO TERCERO DE LA LEY FEDERAL DE TRANSPARENCIA Y ACCESO A LA Información Gubernamental, ley que da origen al INAI, señala como órganos constitucionales autónomos, para efectos de transparencia, al Instituto Federal Electoral, a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, al Banco de México y a las instituciones de educación superior a las que la ley otorgue autonomía. Desde luego se cuenta entre tales “entes” a la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE), a la Comisión Federal de Telecomunicaciones (COFETEL), al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFETEL) y a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). Al sostenimiento de casi 200 organismos autónomos, se destinan anualmente miles de millones de pesos y sus “consejeros” o funcionarios ganan salarios verdaderamente extravagantes, superando en la mayoría de los casos, los 300 mil pesos mensuales, casi el triple de lo que gana el presidente y violando así nuestra Carta Magna, que lo prohíbe tajantemente.
ADEMÁS, DÁNDOSE LA GRAN VIDA CON DINERO DE LOS CIUDADANOS, CON VEHÍCULOS DE SUPER LUJO, GRANDES COMILONAS EN RESTAURANTES CARÍSIMOS Y muchomás. Pero no sirven para nada, solamente para simular, como es el caso del INAI, que fue la tapadera durante más de seis años del caso de corrupción de Odebrecht, que repartió millonarios sobornos entre senadores del PRI y del PAN y muchos recursos para la compra de votos en las elecciones de 2012, donde Lorenzo Córdova y el INE (otro organismo autónomo), hicieron como que no veían nada. El INAI también ocultó las multimillonarias condonaciones de impuestos a las grandes compañías nacionales y extranjeras, entre muchas otras sinvergüenzadas. ¿Cuándo protegió el INAI nuestros datos personales? Por eso el Congreso de la Unión decretó recientemente la desaparición de los también famosos y corruptos “fideicomisos” donde prevalecía la opacidad y la corrupción, lo que permitió disponer de 75 mil millones de pesos para hacer frente, por ejemplo, a la pandemia, sin adquirir más deuda externa, que con la del FOBAPROA todavía tenemos más que suficiente.
LA COMISIÓN REGULADORA DE ENERGÍA ES OTRO DE ESOS ADEFESIOS QUE DEBEN DESAPARECER, PORQUE ADEMÁS DE SUPLANTAR LAS FUNCIONES DE LA SECRETARÍA DE Energía, solamente ha servido para el otorgamiento de las concesiones de perforación y explotación petrolera, de co-generación eléctrica, de transporte y comercialización de hidrocarburos, que ilegalmente se expedían desde los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón, mismas que fueron legalizadas con la traidora, apátrida y antinacional “reforma energética” de Enrique Peña Nieto, perpetrada, como todos ustedes saben, con los votos cómplices de los diputados del PRI y del PAN. Dicha comisión solamente sirve para encubrir esa fraudulenta cesión de los negocios públicos a empresas transnacionales que bien supieron “agradecerles” a todos sus buenos oficios. El Gobierno estaba bien organizado, orientado a servir de instrumento, de facilitador del saqueo de los bienes del pueblo y de la Nación. ¿Cuántos secretarios de Estado e incluso presidentes son ahora prósperos empresarios dueños de plataformas petroleras, buques tanque y miles de pipas de gas?
EL BANCO DE MÉXICO TAMBIÉN HA SERVIDO SOLAMENTE PARA FACILITAR LOS MOVIMIENTOS ESPECULATIVOS DE LOS BANCOS, PROPORCIONÁNDOLES MUCHISIMA información privilegiada, semanalmente y por turnos a cada uno, para la compra de bonos de deuda del gobierno mexicano, a precios de ganga para, horas después, ofrecerlos al público ya con el precio y tasa de interés reales, obteniendo así enormes ganancias económicas ilícitas que ascienden a sumas estratosféricas. Por fortuna ya se están investigando estos hechos y se espera van a desembocar en todo un tremendo terremoto financiero. Por eso ahora, uno de los objetivos del presidente Andrés Manuel López Obrador, es desaparecer a la mayoría de los organismos autónomos para recuperar sus facultades y absorber a la totalidad de los trabajadores a las dependencias del gobierno federal, pero sin toda esa cáfila de funcionarios corruptos incrustados por el PRIANRD. Se calcula que el descomunal gasto de esos 200 organismos autónomos asciende a 500 mil millones de pesos. ¡Por eso el pueblo de México está tan pobre!
LOS VERDADEROS CONTRAPESOS SE ENCUENTRAN DENTRO DEL ESTADO MISMO, TAL Y COMO LOS CONCIBIERON LOS CLÁSICOS DE LA CIENCIA POLÍTICA, EN LA DIVISIÓN DE poderes, donde el poder ejecutivo tiene la función de aplicar solamente las leyes que elabora el poder legislativo, como representante de la soberanía popular; bajo la vigilancia de un poder judicial cuya encomienda es hacer que se respete la ley. Los organismos autónomos solamente han sido una forma de engrosar la administración pública, dando “empleo” a los amigos o cómplices, creando enormes estructuras burocráticas que solamente consumen el presupuesto federal porque no actúan conforme a lo que fue declarado en la ley, sino todo lo contrario, fueron creados cuando el Gobierno estaba organizado para el “saqueo” de los bienes del pueblo. Por eso, la desaparición de algunos organismos autónomos, también permitirá al gobierno disponer de miles de millones de pesos, al eliminar su alta burocracia y los sueldos fabulosos.
Y NO DEBEN DESAPARECER TODOS LOS ORGANISMOS AUTÓNOMOS. AUNQUE NOS TENGA TAN FASTIDIADOS EL INE, DEBE REESTRUCTURARSE Y ASUMIR verdaderamente sus funciones de árbitro y organizador de los procesos electorales, pero hay que reducirlo y reducir su presupuesto, desaparecer los Organismos Públicos Electorales Locales (OPLES), que en los Estados solamente han sido manipuladores de las elecciones locales en beneficio de los gobernadores. Tampoco desaparecer la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, pero también revisando su trabajo, para que no se convierta en cómplice del gobierno, sino que, aprovechando su autonomía, vele verdaderamente por que no se violen tan descarada y sistemáticamente los derechos ciudadanos, que esclarezca los crímenes cometidos durante todo el período neoliberal, no solamente la matanza del 68 o del 10 de junio de 1971, sino las decenas de miles de desaparecidos en todo el país, que se juzguen los crímenes cometidos por militares y paramilitares, lo mismo en Chiapas que en Oaxaca o Guerrero y Michoacán.