El reto de EU es una confrontación ideológica y cultural al más alto nivel en el alma de esa nación
Por: Dr. Abelardo Rodríguez Sumano
Este 20 de enero del 2021, la Unión Americana inaugura una nueva etapa en la historia del mundo y de su propio futuro. Un porvenir copado de interrogantes sobre su preminencia y sobre su capacidad para cerrar el paso a los movimientos supremacistas que vigorizó Donald Trump en estos últimos cuatro años. Legado que se cierne sobre su continuidad como el más grande peligro a su influencia global: el resquebrajamiento de la unidad.
Sacralidad herida
La inauguración del presidente en funciones y la transferencia del poder en Estados Unidos cuenta con un rito fundacional desde el 30 de abril de 1789 con la llegada al poder de George Washington. Sin embargo, esa sacralidad fue violentada abruptamente por Donald Trump el 6 de enero del año en curso. Por esas circunstancias, la Toma de Posesión el día de hoy por Joe Biden y Kamala Harris reviste un significado mayor: la vitalidad de la democracia y sus dilemas.
El antecedente de “la excepcionalidad” con la que buscaron dotar los Padres Fundadores de esa nación a lo que ellos denominaron “la más perfecta unión” que dio como base el proyecto de país y constituye la aspiración más sagrada: que es mantener la unidad a toda costa bajo la base de una República Constitucional es la clave del día de hoy.
Ciertamente, la transferencia e inauguración de la presidencia es el acto más elevado en el sistema político estadounidense, el cual fusiona el derecho romano y la tradición judeo-cristiana en un mismo acto. Y en el que se jura hacer valer la constitución bajo una biblia.
De esta manera, desde su fundación, los federalistas le dieron preminencia al poder Ejecutivo como la cabeza del Estado que deberá ser investigado a través de la Cámara de Representantes y el Senado y revisar las acciones de ambos poderes decretándolos constitucionales o inconstitucionales por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
En más de doscientos años ese poder ha sido una democracia que algunas veces es hegemónica y liberal y otras, imperial. En México sabemos de lo que hablamos cuando apuntamos lo anterior particularmente con los antecedentes de la guerra de 1846-48 y la pérdida de más de la mitad del territorio.
Lo cual ha permeado nuestra política interior y exterior, nuestro rol en el mundo, nuestra seguridad nacional y los dilemas en la cooperación y el desarrollo en el ámbito multilateral e interamericano. En suma, lo que ha dotado al país de una mirada crítica y a pesar de lo anterior en más de 150 años lo que ha buscado apuntar nuestros intereses en la vecindad y la soberanía.
Asalto al Capitolio
El 6 de enero de 2021, el presidente Donald Trump rompió con esa sacralidad al liderar un intento de golpe fallido que tuvo como objetivo evitar la certificación constitucional del triunfo electoral de Joe Biden y quebrantar el voto popular y el voto electoral emitido el 3 de noviembre del 2020.
Que en números simples queda así:
Votos populares[1]
- Joe Biden: 81,283,485 (51.4%)
- Donald Trump: 74,223,744 (46.9%)
Votos electorales:[2]
- Biden 306
- Trump 232
Cámara de Representantes[3]
- 222 Partido Demócrata
- 211 Partido Republicano
Senado[4]
- 46 Demócratas
- 51 Republicanos
- 2 Independientes
- 1 vacante
A pesar del triunfo indiscutible de Joe Biden en las elecciones del 2020, Estados Unidos está profundamente dividido con las cifras oficiales de la más reciente elección y composición en el Congreso en ese país.
Ahora bien, el asalto al Capitolio fue impulsado por el titular del Ejecutivo Federal sobre la base de una mentira: “que le robaron la presidencia” de una manera fraudalenta para continuar con su movimiento denominado, “America First.” La mentira fue auspiciada por una ola de odio contra el status quo (los demócratas y republicanos que gobernaron a Estados Unidos en los últimos 30 años) desde su aparición a escena en junio de 2015 lo que incluyó a México y a China; así como la política impulsada por Estados Unidos de los años previos a la llegada de Trump.
En efecto, el 6 de enero del 2021 se pasó de la retórica a la movilización que ha comprendido auspiciar, cobijar e impulsar lo que era un movimiento todavía marginal en los 1990’s del siglo pasado a una insurrección nacional en la tercera década del siglo XXI.[5]
Llama poderosamente la atención que la Toma del Capitolio se impulsó en el momento más crítico de la pandemia a nivel mundial y en Estados Unidos, así como en la llegada del invierno en contra de las medidas de distanciamiento social y de una movilidad esencial decretadas por la Organización Mundial de la Salud a la cual culpó también del manejo de la pandemia desde el 11 de marzo del 2020.
Lo anterior revela además que en el fondo a Donald Trump poco importó las advertencias de la comunidad científica de su propio país para evitar las aglomeraciones; desnudando de cuerpo entero la pérdida de brújula, liderazgo y preminencia para conducir a la nación y por lo tanto para liderar una amenaza global que combinada con el cambio climático configuran un peligro existencial a la especie humana y a los ecosistemas del planeta, por una parte. Por la otra, el Estados Unidos de Donald Trump demostró una política exterior que elevó la incertidumbre con Rusia y la confrontación con China, Irán, Corea del Norte y a veces con la India.
Trump llevó la retórica de odio a la diversidad racial y a la inmigración que han precipitado los crímenes de odio como en los peores momentos de los Estados Unidos, aquí menciono sólo un ejemplo, la Masacre de El Paso Texas, el 5 de agosto de 2019, conserva vasos comunicantes profundos con la retórica de Trump.[6]
En el plano externo, ese mismo gobierno debilitó el orden multilateral que existe en la Organización de Naciones Unidas o la Organización de Estados Americanos.
También debilitó la cooperación internacional, el desarrollo y las prácticas democráticas. De igual forma, erosionó las alianzas estratégicas con la Unión Europea y la Organización del Tratado del Atlántico Norte que la relación trasatlántica de Estados Unidos y aún golpeó la vecindad con Canadá y México.
En contraste, Trump se acercó a Vladimir Putin y no lo confrontó, levantando grandes dudas al interior del gobierno estadounidense en particular como detractor—Rusia– de la democracia en Estados Unidos y en Europa. Ciertamente, Trump debilitó a Estados Unidos y ha precipitado una revuelta social con alcances nacionales. De lo anterior se desprende que la influencia de Washington en la política mundial viene en descenso. No en vano la comunidad de inteligencia, el servicio exterior y aún más recientemente, las Fuerzas Armadas discreparon de su Comandante en Jefe hasta llegar a una ruptura tras la Toma del Capitolio.
El golpismo
La Casa Blanca de Donald Trump se dedicó a cincelar los bastiones de la democracia:
- Atacó al Congreso
- Atacó a los medios de comunicación
- Atacó a los adversarios
- Atacó a los grupos disidentes
- Atacó el proceso de rendición de cuentas
- La retórica fue el odio y la mentira.
La respuesta del Partido Demócrata en la Cámara de Representantes fue el impeachment, que para Trump fue como un ataque a su investidura y un:
- Ataque al voto
- Ataque a su juramento
- Ataque a su política del muro
- Ataque al derecho a portar armas
- Ataque al movimiento patriota
Esa incursión de la Cámara de Representantes terminó por envilecer a Donald Trump y él a su vez colocó a sus adversarios como sus enemigos políticos. En suma, Donald Trump amplificó el odio y la mentira en contra de los demócratas.
Recapitulemos
En octubre de 2016, en debate con Hillary Clinton, amenazó que no reconocería los resultados de no favorecerle. Al final no argumentó nada porque le dieron la victorial presidencial. Sin embargo, en junio del 2020, Trump aparecía 8-10% por debajo de Biden en las preferencias electorales y para septiembre se confirmó que Trump venía abajo en la mayoría de las encuestas nacionales y extranjeras. Ese fue el momento en el que se anunció que no se reconocería una transferencia pacífica del poder y que la votación sería un fraude.
Sin embargo, tras la elección presidencial, el 4 por la madrugada el presidente Trump aseguró sin haber terminado el conteo que había ganado la elección presidencial; un momento trágico en la historia de Estados Unidos. Incluso afirmó que iría a la Corte. No obstante, sus litigios no prosperaron en Michigan, Arizona, Georgia, Nevada, Wisconsin y Pensilvania.[7]
La ratificación de Biden
Ahora bien, el Colegio Electoral ratificó el 14 de diciembre finalmente a Biden, otorgándole 306 votos electorales mientras que el 6 de enero sería la certificación constitucional por el Capitolio.
Sin embargo, por cerca de dos meses Trump repitió sistemáticamente que había sido un fraude la elección presidencial. Al final, Donal Trump no pudo revertir los resultados y volvió a perder la Cámara de Representantes en el 2020.
De la retórica paso a la movilización incitando uno de los actos más reprobables en la historia reciente de ese país que resultó en un intento fallido de golpe de Estado. La movilización convocó a los diversos sectores del trumpismo y del conservadurismo, lo más polémico es que avivó el fascismo y el neonazismo además de las tendencias conspiracionistas que heredan el más serio desafío de seguridad nacional al nuevo presidente Joe Biden a pesar de que varios de ellos ya están siendo perseguidos por la justicia, el FBI y los servicios de inteligencia de aquel país.
Grupos supremacistas identificados[8]
Algunos de los grupos son:
- Three Percenters
Son parte del movimiento de milicias en Estados Unidos y son extremistas antigubernamentales. Al igual que otros miembros del movimiento de milicias, Three Percenters se ven a sí mismo defendiendo al pueblo estadounidense contra la tiranía del gobierno.
“El nombre del grupo proviene de una afirmación inexacta de que solo el tres por ciento de la gente en las colonias se armó y luchó contra los británicos durante la Guerra Revolucionaria. Algunos se adaptan a las consignas del libertarismo de derecha, el cual les permite justificar la libre portación de armas y el uso de estas en contra de las amenazas extranjeras.”[9]
- Los Proud Boys
Uno de los grupos supremacistas blancos más violentos en Estados Unidos, visten de gorra naranja y chaleco antibalas. Tienen presencia en Estados Unidos y Canadá. Militan en el abanico ideológico del neofascismo y nazismo en favor de un Estados Unidos Blanco, sin embargo, han logrado reconceptualizar o “teorizar” la práctica de sus ideales en el marco del “trumpismo.”
- 4chan
4chan es un movimiento digital, sus seguidores dicen representar un país inventado llamado “Kek” y a un dios ficticio que crearon. Ha estado presente de forma activa en los mítines de derecha y ultraderecha difundiendo teorías de conspiración.[10]
- Oath keepers
Los Oath Keepers, conformado por funcionarios policiales y veteranos militares en funciones y retirados, es uno de los grupos radicales antigubernamentales más grandes de los Estados Unidos en la actualidad. Si bien afirman solo defender la Constitución, toda la organización se basa en un conjunto de teorías de conspiración infundadas sobre el trabajo del gobierno federal para destruir las libertades de los estadounidenses.
- America First y Groyper Army
Es un grupo que se alinea a la ultraderecha supremacista blanca. Los groypers intentan normalizar su ideología a través de los valores ‘cristianismo’ y ‘tradicionales’, defendidos por la iglesia. Se defienden en contra de la globalización multicultural defendiendo un EEUU blanco.
- Camp Auschwitz
Es un grupo que cree que el trabajo trae libertad romantizando el sentido del genocidio contra los judíos en los campos de concentración nazis.[11]
- Nationalist Social Club
Los miembros del NSC se ven a sí mismos como soldados en guerra contra un sistema hostil controlado por judíos que deliberadamente trama la extinción de la raza blanca.
- MAGA Civil War
Es un grupo que aclama el inicio de una Guerra Civil para defender los valores fundacionales de los Estados Unidos, en el marco de la supremacía blanca. Es un grupo que remarca su apoyo hacia Donald Trump a través de la consigna “Make America Great Again” (MAGA).
- Boogaloo Movement
El movimiento boogaloo es un movimiento extremista antigubernamental que se formó en 2019 en redes sociales. En 2020, los boogalooers participaron cada vez más en actividades del mundo real apareciendo en protestas y mítines en torno a los derechos de armas, restricciones pandémicas y asesinatos relacionados con la policía.
- Tradicionalist Worker Party
Es un movimiento político de militancia neonazi.
Postulados de QAnon[12]
Sus seguidores actúan como un culto virtual bajo la idea de que las redes 5G propagan el coronavirus y que las vacunas contra el COVID-19 e implementarán un chip que controlará a la humanidad[13] o hará estériles a los hombres. En cierto sentido, para ellos es un plan promovido por Bill Gates, George Soros y la familia Rockefeller para dominar al mundo.
Sus postulados son contradictorios, ya que dentro de las facciones internas algunos son escépticos a la existencia del coronavirus, incluso, llaman “bozal” a
los cubrebocas con la finalidad de argumentar que los gobiernos del mundo nos quieren silenciar y oprimir. Otros denominan a la “Nueva Normalidad” cómo un plan global para instalar un control sobre la libertad personal.
La Respuesta
A pesar de la movilización de la extrema derecha, la Cámara de Representantes y el Senado de la República tuvieron la capacidad de reencauzar el espíritu democrático que fue envenenado por la administración Trump. El restablecimiento de la democracia se coloca como la moneda de uso corriente más importante y sagrado en la llegada de Biden al poder.
Es importante reconocer que el restablecimiento de la democracia fue posible gracias a la policía local, el servicio secreto y la Guardia Nacional. En este orden de ideas, figura el reconocimiento del Estado Mayor Conjunto al mandato popular, las leyes y las cortes que decretaron el triunfo de Joe Biden.
Más aún, el Estado Mayor Conjunto asegura que en más de 250 años que el pueblo ha conferido a las Fuerzas Armadas cuidar del futuro de esa nación de enemigos internos y externos, los miembros de los diversos componentes deben estar seguros qué la transición será pacífica y en orden este 20 de enero del 2021.
Conclusiones
El reto que Estados Unidos tiene por delante de la nueva administración es una confrontación ideológica y cultural al más alto nivel en el alma de esa nación debido a que avanza el movimiento supremacista neonazi, el trumpismo, la extrema derecha y el fascismo.
Es de reconocer ampliamente que la democracia se impuso y ello se refleja en las nuevas designaciones del gabinete de la nueva administración que será inaugurada el día de hoy. Sin embargo, el Partido Republicano a través de Trump demostró hasta donde es capaz de llegar por retener el poder y ahora se escribe una nueva historia en Estados Unidos con la llegada de Joe Biden y Kamala Harris que tendrá que demostrar la forma en qué le vuelva a introducir preminencia a los Estados Unidos en la política mundial pero más importante aún frente a sí.