Gustavo Monterrubio Alfaro
“TODO SE IRA ALV EL 11 OCT” Esta frase lapidaria y amenazante, de autor desconocido, fue distribuida en diversos puntos de la urbe ayer, 6 de octubre. Es obvio que el acrónimo ALV significa que todo se irá A LA VERGA. En el argot de las pandillas y las organizaciones criminales es una clara advertencia que todo se arruinará, que será el caos, que todo se perderá, se terminará, será destruido, morirá o se alterará.
Como nadie la suscribe, puede vincularse al ámbito criminal, político y religioso.
En el primer caso, grupos criminales que buscan continuar con la protección que no les ha sido ratificada, otros que no han sido favorecidos o nuevos grupos que recién se han asentado en la entidad, suelen presionar al gobierno entrante con una serie de actos vandálicos, los cuales, como recuerdan, en Jalisco no son novedad: asesinar indigentes, obstrucción de vialidades con automotores incendiados, ejecuciones, desapariciones y secuestros, circulación de convoyes con personas encapuchadas y ostensiblemente armadas, quema y saqueo de negocios. Por cierto, han sido muy sospechosos los no aclarados incendios en dos tiendas de autoservicio.
Respecto al tema político, en virtud de las fundadas sospechas de fraude respecto a la elección de gobernador que avalaron los tribunales electorales local, regional y federal, podría ser un mensaje que le envían al entrante, Pablo Lemus, a través del saliente, Enrique Alfaro, que no le dejarán gobernar, que debe pedir licencia, que ponga sus barbas a remojar.
De confirmarse esta hipótesis, se hace más urgente y necesario aplicar la reforma al poder judicial y acusar a los magistrados como corresponsables de los delitos que se cometan.
En lo que se refiere a la iglesia, llama la atención que haya sido elegido el viernes once de octubre, en vísperas de la romería a la Basílica de Zapopan, cuando hay una masiva concentración de fieles y el daño que se puede infringir con pocos recursos sería apocalíptico, el perjuicio psicológico amplio y la onda expansiva por el efecto mediático sería mundial, con epicentro en Palacio Nacional y efectos inmediatos en Palacio de Gobierno. Se estima que más de dos millones participaron en el 2023.
Aquí es más difícil especular cuál podría ser el vínculo, una hipótesis arriesgada es que a alguien pesado le fue negado un servicio o favor, por parte de un jerarca o sacerdote; pero lo que sí es evidente, es que la amenaza puede inhibir la participación este año y eso afecta las finanzas de muchas personas, y pone en duda el poder y la influencia de la iglesia católica.
Pues bien, esperemos el próximo viernes a ver qué pasa, porque no hay que soslayar que podría ser obra de un acomplejado, de un loco o un bromista o un grupo que no tiene los recursos para llevar a cabo semejante empresa o de ser cierta y realizable la amenaza, las partes hayan contactado y llegado a acuerdos.
En fin, que cada quien tome las debidas precauciones o ninguna.