Roberto Guillermo Cuspinera Durán. Licenciatura en Ciencias y Técnicas de la Comunicación. Licenciatura en Publicidad y Relaciones Públicas. Postgrado en Orientación y Desarrollo Humano. Postgrado en Psicoterapia Gestalt. Graduado de la Escuela de Teatro de Manolo Fábregas. Participó como actor en telenovelas, series (Tú a alguien le importas, El derecho de nacer, El ángel caído, entre otras) y obras de teatro mexicanas (Hoy invita la Güera, 12 hombres en pugna). Trabajó como conductor del programa Hoy de mañana y en la teletienda El Kanguro, de Antena 3, en Madrid, España. También fue vocalista de la agrupación musical La Década Prodigiosa.
Actualmente se desempeña como psicoterapeuta en Veracruz y explora el mundo de la literatura, de la mano del maestro Miguel Barroso Hernández, en el Taller de Escritura Creativa Miró.
Herencia
De conformidad con lo estipulado en los artículos 2332, 2338, 2341 y 2347 del Código Civil Federal, se define a la DONACIÓN como el contrato por el cual una persona transfiere a otra, gratuitamente, una parte o la totalidad de sus bienes presentes, reservándose los necesarios para vivir.
… El donatario: MANUEL EUSTAQUIO DE LA PARRA, manifiesta que es su voluntad la transferencia de LA FINCA “LOS ARLEQUINES” a su nueva propietaria: MARIA DE LAS MERCEDES RAMÓN Y CAJAL DE ATOCHA que, inmediatamente, podrá tomar posesión de este inmueble ubicado en: Camino Viejo al Coaxontle # 3, Paraje La Herradura, 14720, en Ciudad de México.
Nerviosa, firmas el contrato y sales de la Notaría 51 sin entender lo que ha sucedido. Cuando llamó la secretaria del licenciado, creíste que se trataba de una confusión. No sabes por qué ese hombre te heredó una finca. Piensas mil y una respuestas. “Manuel, aparentemente, solo era el carnicero de la colonia y ahora resulta que es millonario. ¿Será que se enamoró de mí? ¡No lo creo! Parecía un hombre respetable y a su edad no estará pensando en comportarse como un sugar daddy. O, acaso, es la bestia que se convertirá en príncipe, si lo beso. ¡No entiendo nada! Yo, siempre fui amable y nada más… ¿Será que no tiene familia?”
Consternada, llegas a su casa, tocas a la puerta y abre una enfermera que sonríe, como si ya te conociera.
—Don Manuel ha esperado, mucho tiempo, por ti —asegura.
Entras a la habitación del susodicho. Huele a hombre moribundo, pero la incertidumbre es muy poderosa y te acercas a la cama.
—Imagino lo desconcertada que estás. No busques respuestas porque yo te las voy a dar… ¡Acércate! —dice señalando el colchón.
Te sientas, sujeta tus manos y los ojos se le llenan de lágrimas. Intenta hablar, pero el último aliento lo ahoga. Las fuerzas se le escapan, poco a poco… y, con la vida, los porqués.