Hilda Maza Ugalde. Transracialidad

 

Hilda Maza Ugalde. Por más de 20 años se desempeñó como Analista de Negocios y asistente ejecutiva en Oracle de México. Fue especialista en Ventas. Es aficionada a la danza folclórica (huapango) y miembro del Taller de Danza Árabe de la maestra brasileña Roberta Perraro. También es graduada y practicante del método Silva, en el área de Desarrollo Humano.

Actualmente, Hilda participa en el Taller de Arte y Escritura Creativa Miró, dirigido por el profesor Miguel Barroso Hernández, en Veracruz. Incursiona en el mundo de la pintura y la literatura, descubriendo sus talentos.

 

Transracialidad

 

Voy, de un lado a otro, verificando mentalmente todos los pendientes. ¿Facturas?: pagadas. ¿El gas?: cerrado. ¿Aparatos eléctricos?: desconectados. Todo está okey. Las gotas de sudor en mi frente, no obstante, revelan que me siento un poco nerviosa. La decisión no fue fácil, pero estoy feliz e ilusionada. Me despido de cada rincón, tomo la maleta y camino por el pasillo que conduce a la salida. Casi llegando a la puerta hay un espejo de cuerpo entero y me detengo.

¡Esta soy yo!: pienso, luciendo el hermoso vestido de belly dance que me trajo mi hermano menor, de su último viaje a Turquía. ¡Es hermoso! La falda larga, de gasa semitransparente, color morado obispo, cubre ambas piernas. Tiene una fajilla o “caderín”, sobrepuesto, que entalla a la cadera y los detalles bordados, en color dorado, hacen juego con el corpiño. De pronto, mi cuerpo se mueve, inconsciente, al ritmo de la música pop de Amr Diab. Al cantante y compositor egipcio, lo escuché por primera vez en la clase de danza árabe que tomé a principios del año 2003 y ahora vino a mi mente. Bailo, moviendo rítmicamente: hombros, pecho y cadera. Mis brazos parecen serpientes zigzagueantes que alzan sus cabezas. ¡No puedo parar! El sonido del darbuka (tambor árabe), en consonancia con el de las monedas que cuelgan de la fajilla: me transforma.

¡Estoy extasiada! ¿Por qué nací en México? Es como si el reflejo en el espejo me revelara una ascendencia desconocida, pero la alarma del celular me regresa a la realidad. ¿Y acaso no es ese reflejo mi verdadera identidad? Debo apurarme para ir al aeropuerto. No compré boleto de retorno: ¡me voy a vivir a Estambul! ¡Soy turca!