David Orozco de Gortari. Herencias. Nacido en la Ciudad de México, hizo sus estudios de licenciatura en la Universidad La Salle y obtuvo el título de Ingeniero Mecánico Electricista por la Universidad Nacional Autónoma de México. Entre otras actividades extracurriculares, tomó un curso de metales en la Escuela de Artesanías del INBA.
Profesionalmente se desarrolló en la rama industrial. Participó, entre otros, en el programa OEA-92, para el fomento económico de comunidades indígenas en la Meseta Purépecha, en Michoacán. Participó en el Programa de Formación de Operadores de Maquinaria Agrícola para la preparación de tierras de cultivo y también en el Programa para el Rescate del Patrimonio Cultural y Artístico de los Ferrocarriles Nacionales (antes de su venta).
Actualmente explora el mundo de la literatura como vehículo para expresar inquietudes o reflexionar sobre la vida. Bajo la tutela del maestro Miguel Barroso Hernández, en el Taller de Escritura Creativa Miró; adquiere las herramientas necesarias para narrar sus propias historias.
Los nortes
Todos contuvimos el aliento al oír el estruendo de vidrios, cuando se rompió la ventana. La fuerza del viento azotaba la casa y mis compañeros de la universidad parecían temerosos.
—¡Tranquilos, no pasa nada! Vamos a levantar el tiradero, barrer los vidrios rotos, fijar las contraventanas y seguir disfrutando del fin de semana.
El tono sereno de mi voz los tranquilizó. La mayoría no habían oído hablar de los nortes, tan comunes en la costa de Veracruz; pero yo tenía dos poderosas razones para no perder la calma. Nací aquí y sabía que estas fuertes ráfagas inician el tres de octubre con el cordonazo de San Francisco. La segunda razón era Susana, de quien estaba enamorado desde segundo semestre. Acurrucada entre mis brazos, debía sentirse segura y yo solo deseaba alargar el tiempo para no soltarla. Si la furia del norte menguaba, tendría que buscar otra razón para seguir abrazándola.