Roberto Guillermo Cuspinera Durán. Licenciatura en Ciencias y Técnicas de la Comunicación. Licenciatura en Publicidad y Relaciones Públicas. Postgrado en Orientación y Desarrollo Humano. Postgrado en Psicoterapia Gestalt. Graduado de la Escuela de Teatro de Manolo Fábregas. Participó como actor en telenovelas, series (Tú a alguien le importas, El derecho de nacer, El ángel caído, entre otras) y obras de teatro mexicanas (Hoy invita la Güera, 12 hombres en pugna). Trabajó como conductor del programa Hoy de mañana y en la teletienda El Kanguro, de Antena 3, en Madrid, España. También fue vocalista de la agrupación musical La Década Prodigiosa.
Actualmente se desempeña como psicoterapeuta en Veracruz y explora el mundo de la literatura, de la mano del maestro Miguel Barroso Hernández, en el Taller de Escritura Creativa Miró.
Tener un mar
Por primera vez iría al condominio de Acapulco solo: sin la abuela, la tía o los primos. Solos: una maleta cargada con sueños y yo. Ya no era el chamaco rebelde, alocado o poco responsable. Me había ganado la confianza de la familia.
Salí emocionado de mi apartamento en la Ciudad de México. ¡Respiraba libertad! Frente al ascensor me creí un Agustín Lara y supuse que encontraría a mi María bonita frente al océano Pacífico.
De pronto, se abrieron las puertas automáticas y una ola me arrastró al interior de la cabina de acero inoxidable. Casi me ahogo antes de llegar a esa playa, de arena grisácea, donde jugaban algunos niños mientras los padres bebían, soltando risas, en la proa de sus yates.
—No entres al mar Carlitos. ¡No sabes nadar! –gritó mi hermana y papá se tiró al agua…
Me estaba ahogando cuando escuché el riiing del despertador. ¡Todo, absolutamente todo, había sido un sueño! ¿O quizás el recuerdo de una verdadera pesadilla? Lo bueno es que ya aprendí a nadar y hoy Acapulco, realmente, me espera.